BOGOTÁ (enviado especial) - Por primera vez en la historia de Colombia, un candidato de izquierda o populista tiene este domingo chances ciertas de llegar al poder. La desmovilización de las FARC, producto del acuerdo de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos, el avance de la agenda de demandas subjetivas (feminismo, minorías, animalistas, etcétera) entre los jóvenes de clase media, el ejercicio del poder en algunos grandes centros urbanos y el fracaso de los partidos tradicionales en resolver los eternos problemas de desigualdad explican en parte este escenario.
La diferencia en la primera vuelta entre el derechista Iván Duque y el izquierdista Gustavo Petro fue importante -39% a 25% - y las encuestas coinciden en dar ganador al primero por mayor o menor diferencia. En la misma línea, Sergio Fajardo, candidato de centro que salió tercero, llamó a votar en blanco, lo que en teoría ayudaría indirectamente a Duque, lo mismo que Humberto de la Calle que salió quinto. Para colmo, los partidos del oficialismo, que apoyaron a Germán Vargas Llera, que salió tercero, también se volcaron en respaldo del candidato apadrinado por el ex presidente Álvaro Uribe.
Sin embargo, muchos dirigentes de los espacios de Fajardo y De la Calle se expresaron a favor de Petro y la esperanza de este radica en que la unión de toda la dirigencia política tradicional en su contra sirva como incentivo para que los colombianos vayan a votarlo, superando incluso los porcentajes de participación de la primera vuelta -53%- en un país donde el sufragio es voluntario.
En diálogo con Letra P, tras participar de un evento organizado por organizaciones de animalistas que respaldan a Petro, la candidata a vicepresidente de Colombia Humana, Ángela María Robledo, mostró su confianza en el triunfo y analizó el porqué de este ascenso de la izquierda en el país.
BIO. Nacida en Manizales, Ángela María Robledo es psicóloga egresada de la Pontificia Universidad Javeriana, donde además fue decana. Desde 2010 integra la Cámara de Representantes de Colombia por Bogotá. Se hizo especialmente conocida al lograr en 2014 la modificación del Código Penal para garantizar el acceso a la Justicia de las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado que afecta al país. Aunque ingresó al Congreso por el Partido Verde, se desprendió del mismo para respaldar a Petro e integrar la fórmula presidencial.
-¿Por qué cree que van a ganar este domingo?
-Porque el 27 de mayo este país votó por primera vez en siglos de manera libre. Casi 10 millones de votos les ganamos a las mafias, a la corrupción, a los partidos tradicionales que se han repartido el poder y la riqueza estatal desde hace mucho tiempo. Confiamos en que esos 10 millones salgan de nuevo a votar con esperanza y porque llevamos estas tres semanas recorriendo este país, recogiendo la indignación que hay de lo que significa haber vivido por décadas en guerra, ser el tercer país más desigual del mundo.
-¿Qué hace que, más allá del resultado, por primera vez la izquierda es una opción de poder en Colombia?
-Este es un país que ha tenido una democracia frágil, de apariencia. Quizás este asomo de haber hecho un acuerdo con una de las guerrillas más viejas del mundo permitió que afloraran otras voces, otras problemáticas. Permitió que se pudiera ver la Colombia profunda que estaba secuestrada en términos del "ejercicio de lo subversivo" o "fuerzas legales" que llegaban a estos territorios a apoderarse de esos espacios a los que no se podía llegar. Yo creo que este acuerdo nos devuelve una posibilidad. La emergencia de estos liderazgos de hace mucho tiempo, que hoy se nombran, que hoy tienen palabra y que nos nutren mucho en la magia, en cierta sincronicidad de fuerzas, quizás, con la voluntad de un voto libre, sereno y alegre, pueda generar, ojalá, el triunfo de Gustavo Petro.
-¿La decisión de Sergio Fajardo (candidato de centro, que salió tercero) de llamar a votar en blanco, ¿fue por convicción, por egoísmo o un poco y un poco?
-Yo creo que es egoísmo, realmente. Porque quizás es como el símil de dos niños que están peleándose por un juguete y si el otro no lo puede tener, lo que hace es romper el juguete y no permitir que se comparta. Esa es un poco una figura psicoanalítica de lo que pasa con el egoísmo, con la envidia. Yo creo que hay una cuestión de emociones con Fajardo que tiene que ver con su posición de haber sido un hombre que en un departamento como Antioquia que lo obligaba a tomar de alguna manera partido frente a declararse mucho más del lado de la vida, más resueltamente de ese lado, y me parece que Sergio nunca lo hizo. Entonces se puede sentir en lo más hondo de él, en una pura interpretación mía, más cerca de la propuesta de Iván Duque que de la nuestra.
- ¿A qué atribuye que haya margen para el crecimiento de demandas como la de este evento (de animalistas), así como de feministas, de género, etcétera, y que en lo económico no se puedan siquiera plantear cambios profundos en una campaña?
- Creo que en el mundo entero, los micropoderes, como los llama Michele Foucault, asoman, todavía muy tenuemente, porque cuando asomaban los exterminaban de distintas formas. La necropolítica es eso: evitar que todas las expresiones de nuevas formas de habitar el mundo en nuevas subjetividades, de un reconocimiento de que hay vida en todas las expresiones, que cuestionan las prácticas capitalistas, cuestionan prácticas de consumo, cuestionan prácticas de concentración. Por supuesto que los macropolíticos, los macropoderes son muy grandes, y siempre están pujando con estas perspectivas. Yo me he tomado de la mano de esos poderes, que están en nuestros cuerpos, que empiezan ahí y que nos permiten poco a poco ir deconstruyendo el patriarcado, el capitalismo, una globalización que permite que circulen las mercancías mas no los seres humanos. Entonces es un asunto de poder y vamos a ver si poco a poco, como decía el otro día Buenaventura de Souza, las buenas noticias de la democracia vienen de América del sur. Tenemos problemas, pero creería que si ganamos es una señal no solo para América sino para el mundo entero de lo que significa hacer una campaña en resistencia, enfrentarnos a los poderes económicos y políticos de los grandes medios de comunicación. Yo creo que esto queda con un buen simiente para lo que pueda pasar.
-En Argentina se acaba de aprobar en la Cámara de Diputados un proyecto de legalización del aborto. ¿Qué opinión le merece eso?
-Yo creo que las mujeres tenemos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Aquí tenemos una sentencia de la Corte que establece tres causales de interrupción del embarazo que no se cumplen. Para que las mujeres e incluso las niñas que han sido violadas puedan abortar, esta ley no existe. Es un avance importante, entiendo que en Argentina todavía le falta un largo camino. Pero lo ocurrido con este movimiento impresionante, por ejemplo, en las universidades de Chile, de las mujeres que dicen "no queremos que nos acosen nuestros compañeros o nuestros profesores en las universidades", fue más allá, como es enfrentar los símbolos del patriarcado en Chile. Y va a pasar en otros lugares del mundo, lo que muestra es que las mujeres estamos descubriendo no solo nuestro poder sino el poder colectivo de lo femenino. Hay que esperar que pase.