El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción, debe entregarse este viernes a la Policía Federal en Curitiba, en el sur de Brasil, tras la orden de prisión que emitió el juez Sergio Moro. Tiene tiempo hasta las 17.
Tras conocerse la orden, el Partido de los Trabajadores (PT), del exmandatario (2003-2010), convocó de inmediato a una “movilización general” contra la detención de su líder. Una procesión de militantes se congregaron en la sede del Sindicato Metalúrgico en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial de Sao Paulo, para participar en un acto junto a Lula.
Moro, emblema de la operación anticorrupción Lava Jato, indicó en su decisión que le concede a Lula, “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente” ante la Policía Federal de Curitiba antes de las 17 horas (hora de Argentina).
Prohibió además “la utilización de esposas en cualquier hipótesis” e informó que Lula permanecerá en una “sala reservada” en la sede de la Policía Federal de Curitiba, “separado de los demás presos, sin ningún riesgo para su integridad moral o física”.
Lula se mostró por la noche para saludar a unos 2.000 manifestantes congregados frente a la sede del Sindicato Metalúrgico en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial de Sao Paulo. Una protesta mayor se convocó para el viernes por la tarde.
"Lula es inocente, y no hay crimen más grave que condenar a un inocente", dijo en el mitin de Sao Bernardo do Campo la expresidenta Dilma Rousseff, destituida en 2016 por el Congreso.
Imputado en otros seis procesos judiciales, el exmandatario niega todas las acusaciones y las considera parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder después de haber dejado el cargo en 2010 como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil.
El ex mandatario está "tranquilo" y con la seguridad de que "los justos" vencerán, dijo uno de sus asesores.
A primera hora de la mañana se registraron algunas peleas entre manifestantes, y un grupo de personas intentó entrar a la fuerza en el edificio donde se encuentra Lula, llegando a romper una de las puertas.
Algunos militantes llegaron incluso a amenazar a la prensa, a la que acusaron de "golpista", pero fueron frenados por otros simpatizantes, informó la agencia de noticias EFE.
Lula, quien lidera con amplia ventaja todas las encuestas de intención de voto en las próximas presidenciales, ha atribuido su prisión a una "persecución política" que busca apartarlo de la carrera electoral de cara a los comicios del próximo 7 de octubre. Y reiteró que Moro se ensaño con él y que no iba a parar hasta verlo "al menos un día en la cárcel".