“Lo que quiere la Chola, lo que quiere es que la besen”, cantaba eufórico Cacho Deicas arriba del escenario. Abajo, en el vip, dirigentes y funcionarios socialistas se compartían azorados las placas de Crónica y el vivo de TN y C5N, más las notables estadísticas que provenían de las redes sociales.
El recital de Los Palmeras en el Obelisco fue un éxito. La famosa cumbia santafesina desató a 150 mil personas en el centro del país y, por un par de horas, la región que gobierna el Frente Progresista tuvo el prime time de la política y quien quedó en el centro de escena fue el gobernador Miguel Lifschitz.
La gestión que gobierna la provincia va incansable detrás del célebre grupo musical y el formidable show que hace junto a la Filarmónica Provincial. Es una vidriera de Santa Fe, rompe las barreras geográficas de la provincia y la pone en lo más alto. El espectáculo ya se hizo en Villa Carlos Paz en plena temporada veraniega, pasó por calle Corrientes y hay presentaciones planificadas en Mar del Plata y Mendoza.
Lifschitz se pone a la carga el evento. Para el recital del Obelisco habló en persona con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Consiguió el OK y lo invitó, aunque el mandatario capitalino no dio el presente. Con su par Juan Schiaretti (Córdoba) se movió de manera similar. Le quedan María Eugenia Vidal (Buenos Aires) y Alfredo Cornejo (Mendoza) en el horizonte más cercano.
“Hay una decisión institucional del Gobierno de instalar con mucha fuerza la marca Santa Fe”, admite el diputado provincial socialista Joaquín Blanco, en diálogo con Letra P. Todo estuvo fríamente calculado en función de esa idea. Se regaló cerveza Santa Fe, los conductores de la noche eran santafesinos, la empresa que hizo el montaje del escenario también lo era. El arquero campeón del mundo Nery Pumpido, una suerte de embajador provincial, acompañó casi como ladero al gobernador.
Los asesores del gobernador notaban exultantes como crecía el rating de Crónica, que trasmitió el recital en vivo, y como descendía el de los canales de noticias que no lo emitían. “TN y C5N lo tuvieron que poner sí o sí”, celebraban. El canal público provincial, 5RTV, lo pasó para toda la provincia.
CUMBIA TRAMPOLÍN. Lifschitz encontró en la cumbia la excusa perfecta para nacionalizar su provincia, pero también para nacionalizarse él mismo. Es su apetencia, lo dejó bien en claro. Mientras cuenta votos de legisladores para ver si obtiene su reforma constitucional, no pierde de vista el escenario nacional. Juega a dos puntas hasta donde dé.
Se entusiasman a su lado en forjar la alternativa progresista que le de pelea a Cambiemos y el peronismo. ”Lifschitz es una de las figuras indiscutidas del progresismo, tiene mucho para aportar, Miguel va a ser un actor de la política argentina en el 2019 y seguramente será candidato”, prometió Blanco ¿A qué? no se sabe aún, pero el socialista camina. “Muchos lo ven a él como una persona que tiene que ocupar un espacio a nivel nacional”, dice el diputado del PS.
Lifschitz se mueve cuidadoso en lo nacional. Se subió al escenario el domingo, con 150 mil personas por debajo y la atención de los medios nacionales y, lejos de desbocarse, se ajustó a libreto y no se corrió de los márgenes. Vendió su provincia, pero no habló de gestión ni de política.
“Fue un discurso muy institucional, es la cara visible de Santa Fe, fue sumamente cuidadoso y prolijo, dio un mensaje de unidad a los argentinos, muy correcto y no da para segundas interpretaciones”, dice Blanco.
Los sectores medios urbanos que votaron a Cambiemos y hoy tienen “mucha decepción”. Por esos votos van los progresistas. “Es necesario, hay un sector importante que votó a Cambiemos o al peronismo más por un acto reflejo anti al otro lado de la grieta que por un convencimiento”, aseguran. Suenan Los Palmeras de fondo.