PLANO CORTO. MIGUEL GALUCCIO

Miguel Galuccio, el nuevo rico del petróleo

El ex YPF avanza sobre activos poco atractivos con desembolsos que sorprenden al mercado. Le pagó U$S360 M a Mindlin y se llevó a su empresa al CEO del gigante Dow, un amigo que conoció en años K.

El perfil público bajo, ese tono pausado y la sonrisa moderada contrastan con el ser interior y privado de uno de los cuadros más reconocidos del negocio mundial de los hidrocarburos. Los que conocen a Miguel Galuccio en la intimidad aseguran que su ego es casi tan grande como su carrera y que fue eso -además de las diferencias económicas y políticas- lo que terminó eyectándolo del sillón en YPF. Ese mismo instinto es el que un año después lo puso detrás del lanzamiento de Vista Oil, una compañía con características particulares que el enterriano fundó en tierras mexicanas. La firma surgió vía un instrumento financiero aplicable al negocio de los hidrocarburos. En el rubro la describen como una firma golondrina de la energía, que ni siquiera tiene sede física en Argentina pero que empezó a comprar activos a valores muy superiores a lo esperable y a reclutar directivos de gigantes globales.

Sorprende a propios y extraños el comportamiento de nuevo rico que ostenta Galuccio, el ejecutivo que llegó a YPF de la mano del ex gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri, que se lo acercó a Cristina Fernández como el candidato indicado para sacar a la petrolera de bandera del letargo atribuido a los dirigentes del Ministerio de Planificación que comandaba Julio De Vido. “Anda con la billetera suelta”, contó una fuente que fue sondeada por Vista Oil.

Remy, de Dow, un amigo de Galuccio que abandonó un grande para una apuesta de riesgo.

Algunas de las obsesiones y preferencias del ex CEO de YPF explican por qué tomó la decisión de crear este tipo de empresas. La idea de Galuccio es recrear el inicio del boom del shale en los Estados Unidos, que se hizo con firmas de este estilo: Vista es una compañía soportada por fondos de inversión de peso, que se arman con poco capital humano, perforan pocos pozos, hacen dinero con ese negocio y no garantizan ni planes de largo plazo ni visiones estratégicas. Vista Oil tiene detrás al fondo Riverstone, que ya puso más de U$S40 millones en un centenar de empresas globales.

Con este esquema, logró movidas relevantes en la Argentina en muy poco tiempo. La primera fue la compra de los activos de la china Sinopec en Argentina. La segunda, la adquisición de la petrolera Entre Lomas, que estaba en manos de Marcelo Mindlin. Dentro de ese paquete, se incluyen áreas no convencionales en la cuenca neuquina. Para el sector, los U$S 360 millones que sacó del bolsillo fueron demasiado para el potencial de esos yacimientos. Es que no están en el corazón de Vaca Muerta, como los pozos que tienen YPF, Tecpetrol o Pampa Energía. “Lo que está en venta de Vaca Muerta es lo que nadie quiere; lo que está en las áreas con potencial no tiene cartel de venta”, detalló un especialista en shale. Sin embargo, con estas dos compañías, sobre todo la china, se transformó en el tercer productor de hidrocarburos del país, por detrás de YPF y Pan American Energy (PAE).

Galuccio, cuyo hermano supo presidir la Unión Industrial de Entre Ríos en los años del kirchnerismo, siempre fue un outsider de la política. Se llevó inicialmente bien con Cristina Fernández; hasta que el derrumbe en los precios internacionales del crudo terminó debilitando la potencialidad de sus planes estratégicos. Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia, pensó en conservarlo en un inicio. Pero chocó de frente con su carácter, su ego y su idea del hombre todopoderoso de la energía, ése que podía enseñarle a cualquiera que se le parara delante cómo sacar petróleo de las piedras. Ese perfil fue el que redundó en el apodo de “Mago”, que le fue dado cuando desembarcó en Argentina luego de años de recorrida en el mundo petrolero.

Sergio Urribarri, ex gobernador de Entre Ríos, le acercó a Galuccio a CFK.

El último capricho de Galuccio, que muestra una vez más el respaldo de los capitales financieros, fue la captación del CEO del gigante estadounidense Dow, Gastón Remy. Hasta el momento, había sumado a su equipo en Vista Oil a Juan Garoby, ex director de Operaciones de YPF, el creador del plan de perforaciones verticales, que se fue de la estatal enfrentado con el directivo Ricardo Darré, un enemigo de ese formato. Pero la apuesta con Remy desconcertó al mercado por varias razones. La primera, Dow es una de las empresas más grandes del mundo y la que mejores números está mostrando en la gestión de Macri. Con el Presidente, Remy había tejido un buen vínculo, le gustaba su estilo, que conoció más cuando lo entrevistó en el marco del último Coloquio de IDEA.

La historia de cómo Galuccio logró convencerlo de sumarse a su equipo viene de larga data. Dow tiene buena parte de sus actividades centradas en el Polo Petroquímico de Bahía Blanca. En los años del kirchnerismo, cuando ocurrían cortes de gas a industrias, se transformó en un problema para la producción de la firma Dow allí. En aquel tiempo, Galuccio empezó a dialogar con Remy para resolver el tema. El entrerriano le sugirió que lo mejor era que Dow se asociara con YPF en un proyecto gasífero que pudiera llevar el fluido casi en su totalidad a esa zona de Bahía. Así surgió la asociación de las dos empresas en El Orejano. Juntos convencieron a la gerencia máxima de Dow de las conveniencias de esa sociedad. Desde allí, Galuccio y Remy empezaron una amistad que continuó. Los describen como parecidos en carácter y objetivos, lo que en parte explica el deseo del CEO de Dow de emigrar a un proyecto nuevo. Tanta afinidad lograron, que fue Remy quien organizó y financió la despedida de Galuccio de YPF, celebración que se realizó en un exclusivo restó de Puerto Madero.

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