El sanitarista Luis Scervino, desplazado de la Superintendencia de Servicios de Salud -el ente que controla las obras sociales- reveló este miércoles que el argumento para echarlo fue la “incomodidad” del Gobierno por su vínculo con la CGT, aunque negó ser “funcional” a la central obrera y sostuvo que su apartamiento fue “un poco incomprensible”.
Scervino fue uno de los dos funcionarios echados por el presidente Mauricio Macri como reacción a la marcha de este martes a Plaza de Mayo. Estaba ligado al dirigente sindical José Luis Lingeri, quien para disgusto de Macri tuvo una activa participación en la marcha de este martes e incluso tuvo un lugar en el escenario montado en Plaza de Mayo.
“Lamento que algunos pensaran que yo podía ser funcional a la CGT”, manifestó Scervino en diálogo con la agencia Telám, aunque reconoció que su desplazamiento se produjo “por culpa de la protesta sindical”, y confesó que la salida del cargo le cayó “muy de sorpresa”.
El sanitarista reveló que el argumento del ministro de Salud, Jorge Lemus, para apartarlo, fue que hubo “cierta incomodidad de un sector del Gobierno con la marcha de la CGT”, y consideró “un poco incomprensible” esa reacción.
“Realmente me resulta tal vez un poco incomprensible, porque ya hace 15 meses que asumí y desde el primer día mi rol es técnico. No soy dirigente político ni sindical. Tengo casi 40 años de médico”, expresó Scervino, quien negó ser “militante sindical” y remarcó que fue designado en ese puesto porque es “un técnico idóneo con la seguridad social”.
En declaraciones a las radios El Mundo y Millenium, el saliente funcionario dijo que “no es verdad” que haya llegado al cargo por su cercanía con el sindicalista Lingeri, aunque admitió que por el desempeño de ambos en Obras Sanitarias, “obviamente” mantiene “una relación” con él.
A principios de 2016, Scervino devolvió a las obras sociales parte de los casi 30 mil millones de pesos del Fondo Solidario de Redistribución (FSR), que el gobierno de Cristina Kirchner mantenía retenido por su enemistad con el ex secretario general de la CGT Hugo Moyano.
El otro funcionario desplazado tras la movilización de este martes fue el viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, segundo de Jorge Triaca. Sabor, quien se desempeñó también como subsecretario de Trabajo de la Ciudad, era el nexo entre el ministro del área y Moyano, con quien tenía una buena relación a partir de los contratos de recolección de residuos.
El apartamiento de ambos funcionarios fue una señal contundente del descontento de Macri por la protesta, donde la CGT anunció que el próximo 25 de septiembre se reunirá el comité confederal para analizar la posibilidad de un paro general en rechazo a la política económica del Gobierno. “Es una pérdida de tiempo, no nos lleva a ningún lugar”, aseveró el Presidente.