Ocho jornadas consecutivas de alza y cerca de 60 centavos de suba en los últimos dos días hábiles. Inversores de la City dolarizando carteras y los minoristas, un poco afectados por cuestiones estacionales, comprando de a puchitos. La divisa estadounidense volvió a aparecer de un día para el otro en las pantallas de los canales de noticias, al lado de los números de la suerte. El $18,60 que alcanzó en la víspera generó inquietud en todos los sectores menos en el Gobierno, que busca que el año termine en $19 o cerca de esa barrera psicológica, para cumplir con algunos de los pronósticos 2018.
A los fines prácticos de jugar en el tema de manera quirúrgica, se echaron a correr algunos rumores desde ciertos ministerios vinculados a la Economía y las Finanzas de que existen núcleos de poder que le exigen al Banco Central acciones determinadas para ponerle un freno a la mini corrida. En ese escenario, desde la entidad que conduce Federico Sturzenegger aclararon a Letra P que “hay libre flotación y cuestiones estacionales pero no es un tema” la suba que tuvo el dólar en los últimos días. El organismo de control de la moneda no intervendrá por el momento. A sabiendas que el propio Mauricio Macri no ve mal que el tipo de cambio quede en las puertas de los $19. Los economistas a los que consulta le avisan y le recomiendan seguir la línea de la inflación. Si se considera esta receta, en el último año la divisa trepó entre 17 y 18%, con una inflación del 24 o 25%. Por eso, y para evitar un sacudón más fuerte, se decidió oficialmente dejar correr hasta los $19. “Después de eso, veremos”, contó una fuente cercana a uno de los más encumbrados jefes de Gabinete.
El Gobierno Nacional ha decidido, más allá del discurso de la flotación libre, hacer crecer al dólar paso a paso. Con la cautela de que no haya una corrida más importante que afecte directamente a la temporada estival. No sólo a los que viajan al exterior, sino a la remarcación de precios que se amenaza en las plazas turísticas locales si el dólar sigue su gira ascendente.
No sólo en el ámbito oficial no ven mal la suba. “Se corta un poco la especulación, se desalienta la bicicleta”, explicó un alto dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA). El polo industrial, muy enemistado con Sturzenegger, entiende que en medio de números fabriles que van y vienen, no es malo ganar algo de competitividad por tipo de cambio. Y, de paso, tener una especie de revancha con la tasa manía.
