Dijo el intendente de San Nicolás Ismael Passaglia en el reciente acto de lanzamiento de la próxima Expoagro: “vengo del peronismo y tengo una excelente relación con la gobernadora de nuestra provincia, a quien acompañamos para que su gestión sea exitosa".
Asimismo, el intendente de San Antonio de Areco “Paco” Durañona declaró a Política Argentina: “califico la gestión de Vidal como aceptable, buena, veo diferencias importantes entre la gestión nacional y la gestión provincial, mi experiencia personal ha sido muy interesante tanto con ella como con su equipo”.
Respecto a Passaglia, no llama la atención que un intendente de filiación peronista, pero antes que nada referenciado en la gestión pura y dura, sintonice con la gobernadora. Lo que sí sorprende es que coincida con ella un intendente como Durañona, quien en su propio perfil de Twitter manifiesta su adhesión a una Cristina Kirchner visiblemente enfrentada con el oficialismo nacional.
Por otra parte, al intendente massista de San Miguel Joaquín de la Torre no hace falta ni agregarle testimonio: su incorporación al gabinete provincial como ministro de Producción habla por sí sola.
De esta manera, diferentes líderes territoriales peronistas, sean peronistas a secas, peronistas K o peronistas M, identifican con claridad la puerta 12 que abre Vidal en provincia de Buenos Aires tras la mega explosión que sufrió el peronismo después de 30 años de continuidad en el poder. Y lo hacen con el olfato y timing necesario para no correr los riesgos de avalancha que sufrieron en carne propia los hinchas de Boca en la puerta 12 de la cancha de River en aquella fatídica tarde de junio de 1968.
En este sentido, los intendentes saben mejor que nadie que, a partir de su músculo político en sectores populares, el peronismo representa una opción real de poder en un contexto de crisis económica profunda con ruptura de los contratos básicos que hoy no está a la vista, al menos en los términos alcanzados durante los estallidos de 1989 y 2001-2003, no obstante las alarmas encendidas por una economía estancada desde 2012, sumado a la mala praxis del gobierno nacional en un tema sensible -la administración de tarifas- que tuvo el efecto de poner en guardia al peronismo especialmente en su bastión histórico del conurbano bonaerense.
Por ello, siendo el justicialismo un movimiento que logra organizarse únicamente en la turbulencia -la crisis está en su ADN-, es factible que la estrategia puerta 12 de Vidal continúe avanzando a partir de dos factores que operan en simultáneo: una recuperación económica en 2017 que la mayoría de los expertos presentes en el recién finalizado “mini Davos” estimaron en 3%-4% y, en el ámbito político, una profundización -exitosa- de la estrategia de dispersión del peronismo que hoy está aplicando la Casa Rosada.
Que florezcan cien flores
A tono con el color amarillo de su bandera partidaria, el gobierno nacional hoy administra con relación al peronismo aquella misma política que promovió Mao en China durante los años 1956/57, aunque en este caso las cien flores poco tienen que ver con la promoción del socialismo sino con asegurarle al gobierno un triunfo electoral en la estratégica provincia de Buenos Aires aún en un escenario atomizado donde la cosecha PRO no pase de 32/33 puntos en combinación con el impacto negativo de no poder reproducir en Córdoba en 2017 el resultado histórico obtenido en 2015, dada la presencia en cancha del incombustible “gallego” De la Sota con su boleta de Unión por Córdoba.
Por un lado, y como eje central de su política, el oficialismo nacional polariza con el kirchnerismo y, en particular con sus dos principales referentes, Cristina y Scioli, con el previsible efecto de galvanizar un andarivel político que en la próxima elección de provincia de Buenos Aires bien podría valer 20/23 puntos, aunque con un techo demasiado cercano a ese piso.
Por otro lado, a través del romance con Massa -que no excluye algunas peleítas pour la galerie donde nunca hay sangre, heridos ni magullones-, el gobierno no solo se asegura apoyo en la legislatura nacional y provincial, sino que llegado el momento de la elección, entre votar al original y a una copia que también habla de democracia, valores republicanos y transparencia, la gente se terminará inclinando en su mayoría por el original, al igual que lo hace con la Coca Cola versus cualquier otra bebida cola, quedando de esta forma reducida “la ancha avenida del medio”, o sea la 9 de julio, a Cerrito y Carlos Pellegrini. En fríos números, este corredor político podría valer en provincia 23/25 puntos.
En tercer lugar, mediante críticas a su pasada gestión ferroviaria, el gobierno nacional también aguijonea a Florencio Randazzo para que salga de boxes y abandone su postura misteriosa estilo “Lole” Reutemann. En caso de hacerlo, más aún empujado por los intendentes nucleados en el Grupo Esmeralda, el espacio timoneado por el “flaco” Randazzo bien podría llevarse -de entrada- una tajada de 16/18 puntos.
Y de no producirse tal bajada, aquella liga de intendentes peronistas especialmente cortejada por Vidal, está en perfectas condiciones de demostrar que “los chicos crecen” y presentar en 2017 su propia escudería apoyada sobre el innegable peso territorial de Lomas de Zamora, San Martín, Almirante Brown, Merlo y Hurlingham, apuntando en ese bautismo de fuego a obtener 12/15 puntos que los dejarían bien parados para aspirar en 2019 a una silla de Dardo Rocha que ya sueñan tanto Insaurralde como Katopodis.
@DanielMontoya_