La ex presidenta pivotéo entre su departamento de la calle Juncal, en Recoleta, y el Instituto Patria, ubicado en Rodríguez Peña 80, a pocos metros del Congreso, siempre acompañada por su jefe de custodia, Diego Carbone – el mismo que tenía en la Rosada – y sus secretarios privados, Diego Bermúdez y Mariano Cabral. Se trasladó en un Chevrolet Prisma color blanco.
El ex jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli, tuvo a su cargo la organización de la parte operativa, que combinó con distintos actores, según el caso. Junto a Teresa Parodi – secretaria del Instituto Patria-, la actriz Rita Cortese y Tristán Bauer -ambos miembros del directorio-, coordinó el encuentro de Cristina con los artistas. También colaboraron Mariano Recalde, Liliana Mazure y Gabriela Cerruti. Parrilli y Parodi fueron los encargados de recibir formalmente a Cristina todos los días en la puerta del Instituto.
La reunión con los científicos fue armada en parte por Daniel Filmus, quien mantiene contactos con un grupo de elite del área, con quienes se reúne con frecuencia en la Universidad Metropolitana (Umet). Otra parte de la convocatoria quedó en manos de La Cámpora a través de la ex subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias, Laura Alonso. Para el mes de mayo, el ex ministro de Educación, Alberto Sileoni, ya prepara un encuentro con referentes del área que condujo hasta el 10 de diciembre.
En el caso de los intendentes, la operatoria fue más compleja. Los llamados partieron desde los referentes comunales más cercanos, como Jorge Ferraresi, de Avellaneda – también vicepresidente del Instituto Patria-, y Juan Patricio Mussi, de Berazategui, pero incluyó mensajes de otros actores, como el diputado Gustavo Arrieta, ex intendente de Cañuelas, dirigentes de La Cámpora y el mismo Parrilli, quien también tuvo a su cargo la convocatoria de los senadores, primero encarada por la santacruceña Virginia García.
La estrategia política estuvo diseñada por Cristina, que mantuvo siempre cerca a sus dirigentes de mayor confianza como Eduardo “Wado” de Pedro y Andrés “Cuervo” Larroque, con quienes mantuvo varias reuniones en su departamento. Desde Santa Cruz, monitoreó la situación Máximo Kirchner, quien desapareció de escena ni bien la ex presidenta llegó a Buenos Aires y volvió a hablar públicamente cuando Cristina se retiró. Casi como en una estrategia planificada que implica la no saturación de apellido en el mismo espacio. También en Río Gallegos quedó Carlos Zannini, quien bien durante el verano trabajó junto a Parrilli en el armado del Instituto, está abocado al trabajo en la gobernación que conduce Alicia Kirchner, desde su rol como director del banco provincial.
En el entorno cristinista reaparecieron, además, otros viejos conocidos, Jorge "Topo" Devoto - productor de la película sobre Néstor Kirchner - y José "Pepe" Albistur, dueño del ND Ateneo, que Cristina usó para el encuentro con organizaciones sociales.
Patear el hormiguero
La militancia kirchnerista vivió la vuelta de “la jefa” como una primavera. Pero la dirigencia del Frente para la Victoria, se dividió entre quienes esperaban desesperadamente señales, volvieron a encontrar el rumbo perdido y recibieron una inyección de entusiasmo - sin dudas, los 75 diputados que la escucharon el jueves 14 en el Instituto Patria y que forman parte de su bloque más fiel - y los que auguran que el retorno de Cristina traerá duros debates internos y rupturas.
“Al colocarse en un discurso tan duro, termina complicando las posiciones intermedias. Obliga a tomar deficiones a los que son más dialoguistas. Se va poner un poco más tenso todo”, analiza un senador que participó de la reunión con Cristina, en la que la ex mandataria pidió definiciones sobre cuál será a partir de ahora “la estrategia parlamentaria” y dejó en claro que rechaza la postulación de los candidatos a la Corte propuestos por Mauricio Macri y pidió mantener la unidad. “Fue bastante contundente en ese punto, dijo que va a hablar. Va a influir mucho”, relata otro legislador.
Así, el bloque de senadores del Frente para la Victoria-PJ - que hasta ahora mantiene una frágil unidad con diferencias- quedó expuesto al debate más profundo luego de la reunión del jueves a la que, a los 16 legisladores que votaron en contra del acuerdo entre el Gobierno y los fondos buitre, se sumaron otros seis, mientras que cinco ausentes enviaron un mensaje de apoyo. En el entorno de la ex presidenta sonrieron al hacer la cuenta final: entre presentes y no concurrentes “con aviso”, llegaban a los dos tercios del bloque que conduce Miguel Ángel Pichetto, el gran ausente de la convocatoria junto con Rodolfo Urtubey, Omar Perotti y José Alperovich.
“Le está disputando la autoridad”, definió un dirigente del riñón cristinista, pese al hecho de que, cara a cara, los senadores le remarcaron que “no hay ningún cuestionamiento” sobre la conducción de Pichetto. En esa reunión, Cristina también escuchó reclamos, esta vez de boca de Juan Manuel Abal Medina, quien se quejó en nombre del bloque por la modalidad de la convocatoria.
Pero el punto de inflexión del “Bonadío tour” - como llamaron al regreso de Cristina, en broma, algunos dirigentes del kirchnerismo- fue, sin dudas, la reunión con intendentes bonaerenses, que tuvo lugar el lunes 18. De 55, la ex primera mandataria, juntó 51. Y si bien no todos fueron al Instituto Patria de buena gana, lo cierto es que le regalaron a la ex presidenta la foto que la mostró con un poder intacto. De hecho, fue la concurrencia de los intendentes la que terminó empujando a algunos senadores a una reunión que terminó de definirse casi sobre la hora.
El encuentro con los líderes muncipales tuvo bemoles. Entre diagnósticos sobre la situación social, Cristina también recibió críticas por el armado político que derivó en la derrota de octubre tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Nación. “Es responsabilidad mía”, cortó cuando escuchó que las críticas se dirigían hacia La Cámpora. Para algunos, fue una novedad positiva en el estilo cristinista. Para otros, fue una muestra de que la falta de apertura que fastidió a los dirigentes peronistas en los últimos años del kirchnerismo, sigue vigente. “Intentó minimizar las críticas hacia la estrategia electoral. Eso no terminó de convencer, es lo de siempre”, relató un intendente. Otros valoraron especialmente un detalle: la ex presidenta los recibió sola y dejó a La Cámpora afuera de la reunión.
“Ven en sus distritos que la gente empieza a quejarse del Gobierno por las medidas económicas y que frente a eso la única figura que emerge es la de Cristina. Quedaron heridos en el último cierre de listas y bajo ninguna circunstancia van a volver a ceder la lapicera el año que viene. Solo aceptarán ir con Cristina en la boleta si ella es candidata, pero no quieren saber nada de su entorno”, resume un dirigente del conurbano. Aunque con fastidio por quedar sometidos nuevamente a sus deseos, varios intendentes ya están organizando visitas de Cristina a sus distritos en su segundo regreso a Buenos Aires.
Frente Ciudadano
Si durante su estancia de cuatro meses en El Calafate, parte de la dirigencia política y de la militancia habían interpretado que Cristina podía retirarse de la vida política, el discurso frente a una multitud que llegó desde distintos puntos del país para escucharla en las afueras de Comodoro Py, terminó de sepultar la idea. En lo que se suponía que debía ser un trago amargo como ex presidenta, con una citación a indagatoria por la causa de la venta del dólar a futuro y varias investigaciones judiciales en trámite – la que más preocupa al kirchnerismo es Hotesur- , la ex mandataria anunció la convocatoria al armado de un “frente ciudadano” no determinado por la división política en términos partidarios sino de posición frente a las políticas implementadas por el Gobierno nacional, en una propuesta que invita a la ciudadanía a reflexionar sobre “cómo estaba antes del 10 de diciembre y cómo está ahora”. Cristina retomó, así, al menos por varios días, el control de la agenda e instaló el "frente" como tema de debate.
En las reuniones que mantuvo con dirigentes, organizaciones y actores sociales en los días posteriores, volvió a insistir sobre la idea, aún no muy clara, pero que implicaría la apertura al diálogo con referentes de otros espacios políticos, críticos del kirchnerismo, no peronistas, sindicalistas, exiliados. “La idea es que incorporemos a todos, aún a aquellos con quienes estuvimos enfrentados y tuvimos diferencias”, pidió. Y mandó a la dirigencia a trabajar para armar un espacio de “composición abierta y plural”. Algo que choca de lleno con los últimos tiempos del gobierno kirchnerista y que lanza una bomba sobre la pretendida reconstrucción del PJ, al que Cristina también le dedicó un mensaje: “Los partidos políticos que conforman el espacio deben atener la humildad de aceptar que nadie es el todo. Todos son una parte. Basta con ese verso de la columna vertebral. Si no tenés cabeza, piernas, brazos y, sobre todo, corazón para sentir lo que está pasando, no vas a ningún lado”.
“Dijo que se dio cuenta de que una de las fallas que ha habido es que no hay una organización, un frente que cuide los derechos de todos”, reveló la autocrítica uno de los sacerdotes que la acompañó en su recorrida por la Isla Maciel, una de las zonas más castigadas y humildes del conurbano, donde Cristina volvió a mostrarse con los pies en el territorio, justo sobre el período que los encuestadores llaman “el fin de la luna de miel” del Gobierno con la sociedad.
El kichnerismo evaluó el regreso de Cristina como “mucho mejor” de lo esperado, aunque la dirigencia tampoco tiene seguridad de que la segunda vuelta pueda ser igual de positiva que la primera, tan cargada de expectativa tras la ausencia. El jueves por la noche, la ex mandataria regresó a Río Gallegos. Desde Santa Cruz se mantendrá activa y contacto permanente con dirigentes, mientras prepara el regreso a Buenos Aires que, sabe, esta vez tendrá distintos condimentos.
Para mayo, los intendentes prometen que la esperarán con una estrategia más clara, el bloque del Senado habrá definido si mantiene la unidad y los actores del PJ - en su mayoría, gobernadores - habrán recalculado su posición frente a una ex mandataria que volvió con energía renovada, poder e impulso político, dejando en claro que, lejos del retiro, pretende ejercer su liderazgo, mientras su entorno ya habla de una candidatura a senadora para 2017.