En donde nos encontramos. Donde afirmamos nuestra identidad, recordamos lo que somos porque tenemos un lugar de dónde venimos, porque hay una historia que nos respalda y nos empuja a continuar con la lucha. En el mismo lugar donde nos reencontramos con aquellas personas que nos marcaron el rumbo y que entregaron todo, hasta la vida, por algo más grande que uno mismo. Es ahí, en la memoria, en el lugar donde nace todo lo bueno y se resiste todo lo malo. Nuestro espacio ganado y que no debemos negociar.
“La memoria es el único paraíso del que no nos pueden expulsar” Indio Solari
A 40 años del golpe cívico-militar que instauró la última dictadura y, por cierto, la más sangrienta de nuestra historia es imperioso sostener y levantar las banderas de memoria, verdad y justicia. A partir de la lucha de las Madres, las Abuelas y de los organismos de derechos humanos y con el coraje y la voluntad de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, los argentinos hemos logrado tener una política de Estado que nos permitió traer luz sobre tanta oscuridad en materia de derechos humanos. Nos enorgullece, porque es un logro colectivo, porque nos hace mejor como pueblo, nos hermana en la condición de sabernos iguales y nos convence día a día de lo necesario que es sostener todos y cada uno de los principios democráticos para que nunca más a través del terrorismo de Estado se detenga, torture y desaparezca a miles de compatriotas. Haber recuperado la memoria como ejercicio colectivo y espacio de encuentro es uno de los logros más destacados de los últimos 12 años, donde además nos volvimos a abrazar a la dignidad del trabajo, de la inclusión y del desarrollo.
En tiempos como los que vivimos, donde lo más urgente es sostener lo básico, es resistir en el trabajo, es pelear por el salario, es luchar por los compañeros despedidos y reprimidos; retomar y fortalecer el camino de la memoria debe ser una tarea imprescindible para todos aquellos que estamos convencidos que no hay futuro sin empleo ni crecimiento para el pueblo argentino. Porque fue con la herramienta de la violencia del Estado con que se instauró el peor régimen económico que hayamos vivido en la Argentina, basado en el entreguismo, generando la postergación de generaciones condenadas a la vulnerabilidad social y al peor escenario de exclusión. No debemos ser inocentes y señalar que sin la complicidad de empresarios, medios de comunicación y los grandes grupos concentrados aquella dictadura que desapareció a más de 30 mil compañeros, secuestró bebés y barrió violentamente con la base social y política de nuestro país no hubiese sido posible.
Hoy la Patria está resistiendo, pero de pie. Esto también es posible por la memoria, por los Juicios por la Verdad, que nos permitieron enjuiciar y encarcelar a cientos de represores responsables de las peores atrocidades durante la dictadura y nos han merecido el elogio de la comunidad internacional. Eso no puede detenerse ni por voluntad ni de Macri ni de Vidal, pero si es alarmante ver como se comienza a prescindir de las estructuras que fueron fundamentales para aportar datos a causas claves. El apoyo y el impulso para investigar y profundizar en esta tarea deben sostenerse y profundizarse. Porque lo hecho por Néstor y Cristina en 12 años vive en el corazón del pueblo argentino y no dejará de latir en el refugio de la memoria.