A la espera de “que decante” la situación política y se defina la conducción del peronismo y con encuestas en la mano que lo siguen favoreciendo, Florencio Randazzo se reúne con dirigentes del PJ que le piden que se ponga al frente de un armado electoral para 2017 en la provincia de Buenos Aires.
“Por ahora no estoy pensando en ninguna candidatura”, responde el ex ministro del Interior cada vez que aún integrante de la liga de nuevos intendentes bonaerenses - como Gabriel Katopodis, Mariano Cascallares, Gustavo Menéndez o Juan Zabaleta, con quienes mantiene una estrecha relación – le pide definiciones sobre su futuro político.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en 2015, cuando Randazzo repitió hasta el cansancio que descartaba de plano la posibilidad de ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires y que solo aceptaba competir por la Presidencia, esta vez el ex ministro del Interior deja abierta la posibilidad. “Todavía no es tiempo de definiciones, no hay apuro. Falta mucho”, agrega.
Desde que el kirchnerismo dejó el poder, en diciembre de 2015, Randazzo hizo una sola aparición pública, en febrero, en un acto junto al presidente Mauricio Macri y a su sucesor en Transporte, Guillermo Dietrich. Invitado por el Gobierno a la inauguración de un tramo del ramal Roca, Randazzo aceptó participar pero aprovechó la ocasión para marcar "profundas diferencias” con la Rosada y cuestionó "los despidos sin sentido en el sector privado y en el sector público".
Desde entonces no volvió a hablar y tampoco participó de las reuniones del Partido Justicialista en las que se empezó a definir cómo será la futura conducción. “Florencio está afuera de todo eso porque no tiene decidido si va a volver a o no”, dicen cerca del ex ministro.
Sin embargo, en el randazzismo saben que el rol del ex ministro puede ser fundamental para el partido. “Para tener sobrevida, el PJ tiene que ganar la provincia de Buenos Aires. Para eso necesitamos un buen candidato”, repiten dirigentes que consideran que Randazzo sería el as en la manga que requiere el peronismo para pelear por dos bancas en el Senado por la provincia de Buenos Aires, en 2017.
Mientras mira cómo se acomoda el tablero peronista, el ex ministro mantiene reuniones con intendentes y también dialoga con dirigentes como José Luis Gioja, Jorge Capitanich, Julián Domínguez, Miguel Ángel Pichetto y Eduardo Fellner. Con el kirchnerismo la relación sigue tan cortada como el día en que Daniel Scioli anunció que sería el único candidato presidencial del Frente para la Victoria y llevaría como vice a Carlos Zannini. Lo mismo sucede con el ex gobernador bonaerense y con Juan Manuel Urtubey, con quien el vínculo se tornó distante cuando el salteño hizo público su apoyo a Scioli. Tampoco tiene diálogo con Sergio Massa.
Aunque en el peronismo hay quienes aseguran que, consciente de su potencial electoral, el ex ministro “pone demasiadas condiciones” – entre las que estarían no compartir la boleta con Cristina Fernández de Kirchner ni con Scioli – cerca del ex ministro aseguran que “no puso condiciones porque dijo que no está pensando en ninguna candidatura”. “Verá cómo decanta el proceso de elecciones del PJ y más adelante definirá. Tiene buena imagen. ¿Para qué apurarse?”, dicen.