El líder de Frente Renovador, Sergio Massa, empieza de a poco a sacarse el traje de aliado del presidente Mauricio Macri que viene usando desde el ballotage y que llegó a su máximo esplendor en el foro de Davos, a donde acompañó al jefe de Estado y fue presentado como candidato a conducir el peronismo. Mientras la presión económica empieza a mover el termómetro social, el ex candidato presidencial avanza en un plan de despegue del Gobierno nacional, mientras evalúa cómo sostener su caracterización como opositor amable sin ser absorbido por la maquinaria oficialista.
Su aventura por la ancha avenida del medio lo pone a Massa por estos días en la distancia máxima que marcó con Macri desde que el jefe de PRO llegó al poder. El ex jefe de Gabinete salió a marcarle la cancha con temas delicados, como los haberes jubilatorios, los salarios y la disparada de precios. En síntesis: salió a cuestionar el palazo al bolsillo que viene pegando el Gobierno antes de cumplir dos meses de gestión.
“Nosotros queremos que las cosas que ayudan a la gente se transformen en leyes, y que aquellas que generan dificultades encuentren su límite en el Parlamento”, ensayó Massa este miércoles, y anunció: “Ésa va a ser nuestra posición a lo largo de todo el año. Vamos a apoyar lo que está bien, señalar y frenar lo que está mal e imponer una agenda con lo que falta”.
En esta línea, el ex intendente de Tigre estrenó críticas al plan económico de Macri: “Hay que resolver la capacidad de compra de la gente, salario, asignaciones familiares, jubilaciones. Vamos a ir muy firme con la definición de 82% móvil. El tema del impuesto a las Ganancias. El salario no es ganancia, es remuneración. No se le puede robar al trabajador con el impuesto a las Ganancias”.
“Sobre todo –agregó- cuando tenés un ajuste de tarifas y una quita de subsidios que, en términos de la economía real, significa 150 mil millones de pesos menos en el mercado de consumo”. Massa también mencionó “el impacto de la devaluación en los precios”. “Entre el 70 y 80% del PBI es mercado interno, y nosotros tenemos que defender la capacidad de compra de la gente, porque cuando pierde la gente pierde el conjunto de la Argentina”, reveló, y, en la jornada de máxima distancia con la Casa Rosada, sumó a su paquete de cuestionamientos desde la designación de jueces de la Corte por decreto hasta la foto de un perro en el sillón de Rivadavia.
PLAN DAVOS. En el Frente Renovador creen que aún faltan algunos meses para tener una idea más certera sobre el efecto de la presencia de Massa en Davos. Hay quienes estiman que la estrategia del opositor amigable puede ser positiva, pero que el viaje a Suiza pudo haber cruzado esa línea invisible que puede hacer de esa jugada un boomerang. El riesgo, calculó un operador político del massismo, es quedar absorbido por la figura de Macri. “La foto con los dos sonrientes puede ser positiva como mensaje”, explicó la fuente consultada, pero admitió: “En esa foto no deja de haber un ganador y un perdedor”.
Un colaborador del entorno más íntimo de Massa aseguró que la decisión de viajar a Davos no tuvo nada de improvisación y que fue muy calculada. Y que su posición de dar una imagen de unidad frente al mundo financiero es honesta. “A Sergio le ofrecieron viajar con una comitiva, pero él decidió ir sólo”, afirmó.
“Pudimos haber ido con cámaras y conseguir todas las fotos que quisiéramos para Massa, armar off con los periodistas que viajaron para desmarcarnos, pero no hicimos nada de eso”, agregó el vocero.
Sin embargo, hay gestos de Macri que empiezan a molestar. Curiosamente, mencionan la reciente decisión de bajar los cuadros de Néstor Kirchner y Hugo Chávez que había en la Casa Rosada. “Es una provocación”, opinó un miembro del team Massa. “Están consiguiendo algo tan raro, como que coincidamos con (Elisa) Carrió”, afirmó en tono jocoso, luego de que la fundadora de la Coalición Cívica pidiera modificar el mínimo no imponible, algo con lo que el Gobierno viene amagando.
Otro aspecto de la gestión Macri que hace mella en el massismo es la decisión de gobernar por decreto. Y no solamente por los modos: si no interviene el Congreso, el Frente Renovador pierde poder de fuego, ya que su presencia en la Cámara de Diputados es la principal herramienta que tiene para desarrollarse como fuerza política.
Massa ya dijo que no está en su futuro un pacto político con Macri que piensa competir contra él tanto en las legislativas del año próximo como en las presidenciales de 2019. La mejor prueba que manejan en Tigre de qué pasa cuando una fuerza acuerda con la escudería PRO es la realidad de la UCR: el partido de Alem cedió a Macri toda su estructura para su plan presidencial y apenas si terminaron conformándose con un par de cargos en el Gabinete, sin participación en ninguna de las medidas de gobierno de mayor envergadura. La tarea será, para el ex jefe de Gabinete, poner límites más claros en ese coqueteo entre oficialismo crítico y oposición amigable.