Chile, Uruguay y Costa Rica lideran el ranking de países con mayor desarrollo democrático en Latinoamérica, mientras que Argentina retrocede en la región aunque encabeza el indicador de PBI per cápita y tiene alto nivel de desarrollo social y humano.
De acuerdo con el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina 2016 (IDD-Lat), presentado por la Fundación Konrad Adenauer y la consultora PoliLat esta semana, nuestro país tiene un nivel de desarrollo medio y se ubica en el octavo lugar entre 18 países en el ranking de calidad institucional de la región, detrás de los líderes Chile, Uruguay y Costa Rica – de desarrollo alto – y de Perú, Panamá, Ecuador y Bolivia.
“Si bien en cuanto al clima de derechos y libertades Argentina es uno de los mejores países de América Latina, se observan factores que llamamos de anormalidad democrática, como ocurre cuando hay conflictos interpoderes”, explicó Jorge Arias, director de la consultora PoliLat.
Según el estudio – que se realizó en base a datos oficiales de los países correspondientes al año 2015 – América Latina demora los avances hacia un desarrollo democrático, por una multiplicidad de variables y factores, tales como “el autoritarismo en los liderazgos, la corrupción, la pobreza, la desigualdad, el narcotráfico y la violencia”. Los resultados de 2016 muestran una caída del 3 por ciento en la región y evidencia “la necesidad de reforzar derechos y libertades, mejorar la calidad de las instituciones y consolidar el sistema de representación política”.
El Índice de Desarrollo Democrático evalúa el comportamiento de los países en cuatro dimensiones: la democracia de los ciudadanos (mide el clima de respeto de derechos y libertades), la democracia de las instituciones (referente al comportamiento del sistema político en relación con los principios republicamos), la democracia social (analiza la gestión de gobierno en la generación de mejores condiciones para el desarrollo humano), y la democracia económica (sobre la gestión de la economía en beneficio de la sociedad de los individuos).
De acuerdo con el informe 2016, en un índice de 1 a 10, el promedio regional cae a 4,710, lejos del mejor valor alcanzado en 2009, de 5,238. “El mejor período para la región fue entre 2006 y 2009, como consecuencia del derrame económico que provocó el alto precio de los commodities - dijo Arias, durante la presentación, que se llevó a cabo en la sede porteña de la Fundación Adenauer, de la que participó el representante de la institución en Argentina, Olaf Jacob- Cuando hay mucha pobreza es difícil pensar que la democracia está funcionando bien”. Este dato determina la “vulnerabilidad de la región frente a la volatilidad externa”.
En cuanto a los comportamientos particulares, el informe revela que los países más importantes de la región en términos demográficos y económicos, Brasil y México, no se constituyen en “locomotoras del tren de desarrollo”. Por el contrario, mientras México está entre los estados considerados con bajo desarrollo (con 4,454 puntos), Brasil se ubica aún más abajo, con 2,776 puntos. En los últimos tres lugares están Venezuela, Honduras y Guatemala.
En tanto, Argentina suma 5,159 puntos y desciende un 12 por ciento respecto del índice de 2015 y de acuerdo con el informe “se ubica en valores cercanos a las salida de la crisis de 2001”. “Presenta descensos en las cuatro dimensiones, aunque la caída es más fuerte en los indicadores que evalúan la gestión de gobierno en lo social y en lo económico”, dice el estudio.
Nuestro país presenta un peor puntaje general, como consecuencia de la mejora de otros países de la región, además de la caída que registra el indicador de “condicionamiento de las libertades por inseguridad”. En cuanto a la democracia económica, si bien la calificación es menor a la de 2015, la variable que presenta el mejor rendimiento es el PIB per cápita, el mejor de la región.
Un nuevo riesgo en la región
La presentación del informe contó con la presencia de Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires, quien coincidió en que América Latina "generó hasta 2010 mejoras sociales significativas - relacionadas con el alto valor de los commodities - pero no cambios institucionales" pero advirtió que en la década actual "se corre el riesgo de ir en sentido inverso". "Es cierto que, por ejemplo ene Argentina, estamos en un período de gobierno no hegemónico, que debe recurrir necesariamente al diálogo, pero no soy optimista respecto de lo social, la distribución del ingreso y la creación de empleo", señaló.
Además, Arroyo remarcó que así como Argentina fue pionera en el pasado en democracia social, en cuanto a derechos laborales y el acceso a la educación (por ejemplo, con la reforma universitaria), "hoy está haciendo punta en la región claramente en temas de género".