Decidido a posicionarse en la batalla electoral bonaerense, el ex ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, comenzó a tejer estrategias en diversos frentes para pisar terreno firme al momento de salir a la carga. Así, se inmiscuyó en la discusión para definir las nuevas autoridades de la Cámara baja bonaerense, buscando romper el enroque inicialmente consensuado entre el Frente Renovador y el oficialismo para el comando del Cuerpo (Jorge Sarghini en 2016, Manuel Mosca en 2017). Sin embargo, los soldados escogidos por el chivilcoyano para esta empresa no parecen contar con las cucardas suficientes para obtener el consenso de propios y ajenos.
Para la vicepresidencia de Diputados, a priori Randazzo promueve a Marcelo Feliú, quien actualmente ocupa la vicepresidencia primera de la Cámara. Próximo a arribar a su décimo segundo año consecutivo en el recinto, el bahiense es etiquetado por algunos de sus pares como un dirigente de escaso peso debido al bajo vuelo de sus iniciativas y la desapercibida incidencia dentro del esquema legislativo.
Asimismo, en la Sexta sección electoral destacan la aguachenta presencia territorial de quien fue candidato a intendente de Bahía Blanca por el FpV el pasado año. La aplastante derrota en ese terruño a manos de Héctor Gay (por más de 10 mil votos de diferencia) es, para algunas voces del peronismo, el reflejo de un dirigente con un bajo kilometraje de recorrida en el llano, algo que también avizoran en la incapacidad del hoy randazzista de avanzar en el armado de un grupo de concejales en la región.
Otra carta del chivilcoyano para alzar como autoridad de la Cámara baja es Andrés Quinteros. Aunque mejor posicionado que Feliú en la atmósfera legislativa, el avance del dirigente de San Nicolás en esta carrera no parece tener demasiado vuelo precisamente por su procedencia. Para cuidar al arribado intendente Ismael Passaglia, en la bancada de Cambiemos nada quieren saber con darle lugar de relevancia a Quinteros, algo que podría acarrear nubes a la despejada relación entre el oficialismo y el mandamás nicoleño.
Así dadas las cosas y sin el olfato afinado para advertir estas variables, atrás parecen haber quedado los años en los que Randazzo era el hombre fuerte en el armado territorial del peronismo bonaerense, donde tenía un punteo milimétrico de los distritos y de las cámaras legislativas. Su nula incidencia en la última lista, lo llevó a quedarse en ambos recintos con una representación exigua. Mientras tanto, viene manteniendo diversos encuentros de "diálogo político" con el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Federico Salvai, en el marco del previsible vínculo con el actual Gobierno iniciado a comienzos de año.
“Si juntamos el bloque de Abarca (más cerca de acordar con La Cámpora que de cumplir los vaticinios del ex ministro) con el del Chino Navarro, somos imparables”, se ufanaba el ex ministro de Transporte meses atrás. Sin embargo, nada de esto pasó. Abarca permanece dubitativo en cuanto a los pasos futuros, mientras que el tándem Horacio González-Fernando Navarro despliega coqueteos con emisarios de Sergio Massa. En este contexto, el chivilcoyano busca en Diputados imponer su juego sin peso propio.