Dentro de la Casa Rosada, el portazo que le pegó la diputada y líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió a la ley de reforma Ministerio Público Fiscal terminó de confirmar los peores temores del macrismo respecto a los riesgos de empecinarse con cumplir la directiva presidencial, vigente desde marzo, de sacar a la procuradora Alejandra Gils Carbó del cargo. El tema forma parte de la mesa de negociación del oficialismo con el PJ y con el FR desde el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso, y cosechar los apoyos necesarios llevó meses de enrosques. Dentro del Gabinete el principal opositor a la reforma de la Procuración fue el ministro de Justicia Germán Garavano, que le habría dicho personalmente sus reparos al proyecto original. Sin embargo, Carrió pudo más que el titular de la cartera de Justicia y doblegó una pulseada que, alrededor del jefe de Gabinete Marcos Peña, consideran propia de una aliada imprevisible que, junto con la UCR, ha comenzado a pasar factura dentro del Congreso por la poca ingerencia que tienen dentro de la alianza gobernante.
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