Preocupado, el presidente de la Fundación Pro Tejer, Jorge Sorabilla, abrió el Congreso Argentina Textil con un diagnóstico de la crisis sectorial. Dijo ante un colmado auditorio del hotel Hilton de Puerto Madero que la actividad está cayendo 25% y que el panorama es más complejo aún por la suba de importaciones. El contexto era conocido por los presentes, pero sorprendió lo que vino a continuación. Invitada especialmente, la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, tomó el micrófono y realizó una extraña exposición de argumentos para salir del pozo. Aseguró que en su despacho tiene un proyecto que promueve el tejido con hilados de llama y vicuña para exportaciones sustentables de lujo que “son muy codiciados por el mundo”. Asimismo, la funcionaria agregó que así se les da trabajo “a las amas de casa y puede hacer un aporte a la economía de la familia”. En paralelo sugirió que hay que trabajar en la producción de artesanías textiles. Lógicamente, referentes del sindicato y el empresariado empezaron a mirarse sorprendidos, enojados, y sin saber qué hacer más que sonreír. “La verdad es que teníamos expectativas de medidas más concretas, sobre todo por la coyuntura en la que se encuentra la actividad”, explicó a Letra P Damián Regalini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Medias.
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