"Seguimos muy de cerca el tema, no descartamos ninguna hipótesis, pero hasta ahora la información que tenemos es que fue un suicido", le contestó un ministro del Gobierno a Letra P sobre la muerte del sacerdote tucumano Juan Viroche, que apareció muerto dentro de la capilla a su cargo el 5 de octubre por la mañana. Según la información inicial, el presbítero se habría quitado la vida. Pero los destrozos en el interior de la parroquia son tan grandes como las sospechas de los vecinos por la vinculación de la muerte con una venganza narco en represalia a las denuncias que había formulado.
Este sábado 15, cuando el presidente Mauricio Macri sea recibido por el papa Jorge Mario Bergoglio a las 10.30 de la mañana, se cumplirán diez días desde la muerte del cura y en la Casa Rosada no descartan que las sospechas que atraviesan el caso sean mencionadas con preocupación por el jefe argentino de la Santa Sede. Un funcionario de la Cancillería confió que "el encuentro será a agenda abierta, puede pasar cualquier cosa, depende del humor que tenga el Papa. Van a charlar un poco de todo. La charla puede incluir la muerte del sacerdote, pero la única expectativa es que salga bien".
Macri llegó este viernes a Roma para reunirse con los embajadores argentinos en los países de la Unión Europea y por la noche será recibido por el presidente Mateo Renzi en una cena de honor.
El sábado se concretará el plato fuerte: una audiencia privada previa a la canonización del cura Brochero. La mención del caso de Viroche en las expectativas oficiales tiene una explicación de peso: en la Casa Rosada están al tanto de toda la información que posee Bergoglio sobre cómo fue hallado el cuerpo sin vida y la cantidad de pedidos informales que hicieron distintos sacerdotes influyentes de la diócesis tucumana para evitar que la autopsia del cadáver fuera realizada en la provincia. Los datos que Macri recibió son los mismos que tiene el Vaticano y fueron provistos por funcionarios de la Rosada que además mantienen una estrecha relación con Bergoglio desde hace años.
ZECCA, EN EL OJO DE LA TORMENTA. Apenas se conoció la noticia de la muerte, el arzobispo tucumano difundió una carta para los fieles de la parroquia de Nuestra Señora del Valle de la Florida. "Como Pastor soy el primero que desea el pronto esclarecimiento de los hechos y, por lo mismo, estoy dispuesto a colaborar con ella en todo cuanto sea menester. Debemos orar por el eterno descanso del querido padre Juan. Espero que esta triste situación no de lugar a juicios apresurados o a declaraciones de personas que estén interesadas en utilizar políticamente estos hechos dolorosos", sostuvo el arzobispo y las críticas estallaron en su contra, especialmente porque, hasta ahora, la iglesia local nunca se presentó como querellante en la causa caratulada como "muerte dudosa". El expediente ya tendría pruebas que confirman el suicidio, pero los argumentos que ponen en duda esa hipótesis cada vez son mayores, especialmente desde que los investigadores confirmaron que el cura recibía amenazas de muerte en su celular. No es la única pista: en el caso también indagan la existencia de presuntas amantes del párroco.
"Atravesado aún por el dolor del asesinato de mi hermano, el padre Viroche, le escribo para pedirle, suplicarle, exigirle, que asuma, como arzobispo de Tucumán, el rol de querellante en la causa que investiga su muerte. Los oscuros intereses políticos, policiales y del negocio del narcotráfico y la prostitución infantil a los que el padre Juan enfrentó en soledad están tratando de provocar su segunda muerte manchando su vida ministerial con infamantes mentiras. Si Ud. se queda en la comodidad de su sillón episcopal estará manchando la memoria de su hijo sacerdote y desprotegiendo una vez más a la comunidad de La Florida por la que dio su vida", le contestó por escrito uno de los fieles de la parroquia tucumana.
Zecca es uno de los sacerdotes con mando de tropa más resistidos por Bergoglio desde sus dos presidencias de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). Una inquina similar a la que el actual Papa le prodiga al arzobispo platense, Héctor Aguer. El caso Viroche, dicen en la sede de Suipacha, es la gota que podría rebasar el vaso y provocar la remoción del actual arzobispo tucumano. Una fuente eclesiástica del clero tucumano explicó que "el Papa habla mucho más con el cardenal y arzobispo emérito Luis Villalba que con Zecca". El diagnóstico del anciano purpurado sería el mismo que braman en el barrio donde Viroche apareció muerto: que es un asesinato disfrazado de suicidio.
DEL PADRE PEPE A LA MEXICANIZACIÓN. Los asesinatos de sacerdotes con el sello narco son una preocupación de Bergoglio desde mucho antes de llegar al papado. En la ciudad de Buenos Aires, cuando era arzobispo, tuvo que proteger varias veces al sacerdote de la Villa 21-24 de Barracas José María Di Paola luego de que le enviaran una bala de obsequio para advertirle que la siguiente se la iban a disparar. Bergoglio trató de mandar al padre Pepe a Alemania pero el rechazo de la curia teutona enfureció al entonces cardenal porteño y Di Paola fue enviado a la diócesis de Añatuya en Santiago del Estero, hasta que regresó hace pocos años al partido bonaerense de San Martín.
Esa experiencia fue clave para la gestión bergogliana del clero global y es uno de los temas que le desvelan de México. Tanto, que el 23 de febrero de 2015 desató un pequeño escándalo cuando el legislador porteño Gustavo Vera, de la Fundación La Alameda, difundió un breve mail, donde le decía: "Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror."
Vera es el mismo que la semana pasada viajó a Tucumán, junto con el abogado del nuncio apostólico Mario Baudry, para hablar con distintas autoridades provinciales y hacerse parte en el expediente. Ambos fueron destinatarios de la furia de Zecca que no los recibió. "Al solicitar las entrevistas se han presentado como enviados directos del Papa Francisco", aunque luego el "arzobispo tomó contacto telefónico inmediatamente con el Nuncio Apostólico, quien, a su vez, habló al Vaticano y se comunicó directamente con Su Santidad el Papa Francisco, el cual, en dicha comunicación, ha desmentido categóricamente que él haya enviado a éstas o a cualquier otra persona para presentarse en su nombre", difundió la jefatura de la curia tucumana.
TESTIMONIOS QUE LLEGARON A ROMA. Uno de los relatos que llegaron a la Santa Sede revelan el estupor posterior a la aparición del cadáver del cura. "Está todo mal, muy triste, esta mañana la señora que viene a hacer la limpieza encontró el cuerpo del cura adentro de la iglesia, todos los santos en el piso, rotos. Las puertas trabadas con los santos rotos, todo un desastre adentro de la iglesia y en la casa de él también. Viroche tenía su casita al lado de la parroquia y se ve que estaba durmiendo cuando lo han sacado. Tiene un tiro en la panza, tiene puntazos de arma blanca y estaba ahorcado, todo arañado el cuello porque se ve que se estaba sacando la cuerda con la que lo han ahorcado. Resulta que entró un fiscal y ya han determinado que era un suicidio. Casualidad que él estaba denunciando acá a los narcos del pueblo. La semana pasada hizo denuncias y dio muchos nombres. Hoy se tenía que trasladar ipor seguridad y el arzobispo ya estaba preparando su traslado por las amenazas de muerte contra él y su familia", contó una mujer cuando habían pasado pocas horas del hallazgo.
"El Papa me dijo que sigue con dolor lo que le pasó a Juan y me aseguró que reza por él y por todo el pueblo tucumano", contó el obispo de Añatuya, José Melitón Chávez, que estuvo esta semana en Roma. Sus palabras confirman que la muerte de Viroche y la polémica en torno a la investigación del caso se cruzaron en la cuenta regresiva de la segunda cita presidencial con el Papa y se pueden transformar en un nuevo obstáculo para una relación que no logra salir del freezer.