El presidente Mauricio Macri se metió de lleno en la interna del peronismo en favor de su aliado, Sergio Massa. En Davos, el jefe de Estado lanzó al líder del Frente Renovador como candidato a conducir el Partido Justicialista. "Tiene serias posibilidades", lo alentó.
En una conferencia con medios extranjeros en el marco del Foro Económico Mundial, el jefe de Estado coló, a la pasada, la politica doméstica. Destacó la participación de Massa, a quien presentó como "uno de los líderes más importantes de la oposición", en la comitiva oficial, y aseguró: "Tiene serias posibilidades de conducir el partido peronista en los próximos meses".
El gesto de Macri es una señal inequívoca de la alianza estratégica que sostiene con el ex intendente de Tigre, que ha colocado dirigentes de su partido en puestos de los gobiernos nacional, bonaerense y porteño, conduce la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires a través de Jorge Sarghini; completa con sus legisladores el número que necesita la gobernadora María Eugenia Vidal para alcanzar el quorum en votaciones para las que no se requieren mayorías especiales, fue el único líder "opositor" que viajó a Davos y, en esa condición, participó del reducido grupo de funcionarios argentinos que se reunió con el premier británico, David Cameron.
La sorpresiva postulación lanzada por el Presidente da cuenta, además, de que esa alianza estratégica institucional tiene correlato en la arena político partidaria, donde Macri y Massa tendrían un interés común: controlar el principal partido de la oposición para neutralizar a los sectores más combativos, encarnados en el kirchnerismo duro, o, en todo caso, empujarlo a una ruptura que licue su potencia política.
El pasado viernes 8 se produjo la primera foto que documenta el presunto plan. Massa se reunió en Pinamar con referentes del PJ críticos del kirchnerismo que promueven un resurgimiento de los sectores más ortodoxos del peronismo. Las figuras salientes de ese encuentro fueron, además del líder del Frente Renovador, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey -uno de los más claros presidenciables del justicialismo no K- y el diputado nacional Diego Bossio, que destila rencor con Cristina Fernández y La Cámpora por su fallida candidatira a la gobernación bonaerense, una historia con pliegues oscuros y versiones de carpetazos.
Expulsado del poder, y con la urgencia de redefinirse en su rol de oposición para atender la demanda de una base social ansiosa por plantarse con acciones claras frente al gobierno de Mauricio Macri, el peronismo entró en un tenso y revulsivo proceso interno de lucha por el poder, en el que los liderazgos han sido puestos en cuestión -como sucede siempre despuès de una derrota.
La batalla tiene escenarios subterràneos, como el Congreso de la Nación, pero también ha salido a la superficie, como en la crisis del bloque de diputados de la provincia, que terminó votando dividido el presupuesto con endeudamiento que propuso la gobernadora Vidal.
Este fin de semana, dos cumbres definitivamente políticas le darán institucionalidad a estas tensiones: gobernadores se reunirán en San Juan y los intendentes peronistas haràn lo mismo en Santa Teresita, aunque un grupo de alcaldes del kircherismo más duro amenazan con romper y celebrar una contracumbre la semana que viene.