El 38,41 por ciento que Daniel Scioli sacó en las PASO del 9 de agosto fue, con perfecta exactitud, el número anunciado por los asesores, puertas adentro del sciolismo. Hacía un mes que el gobernador medía lo mismo en las encuestas. Las primarias podían haber sorprendido con dos o tres puntos extra, pero el escrutinio se clavó en poco más de 38. “Si queremos crecer, hay que profundizar la sciolización de la campaña”, se escuchó esta semana en las oficinas del candidato del Frente para la Victoria.
Pocas horas antes, la Rosada le había enviado señales de malestar con su viaje a Italia, en plena crisis por las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. “No conocía de su viaje. No hablé con él ni antes ni después. No es mi responsabilidad hacer un juicio de valor al respecto”, dijo Aníbal Fernández en conferencia de prensa, flanqueado por Eduardo “Wado” de Pedro, en un explícito aval de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a las palabras del jefe de Gabinete. “El kircherismo cuando puede, te tira, ¿ves?”, le insistieron los asesores al gobernador, recién llegado de Roma. La demora en la carga de los votos de la provincia de Buenos Aires, la misma noche de la elección, también había generado suspicacias en el entorno del bonaerense. "Lo hacen salir a hablar con apenas cinco puntos de diferencia de Macri. Es raro", se quejó un bonaerense.
Casi sin pausa, Scioli convocó a una conferencia de prensa y aplicó su estilo para explicar su polémico viaje. “El enemigo es el cambio climático”, volanteó el gobernador. Anunció la salida del sol y casi en simultáneo, tendió puentes con José Manuel de la Sota, a quien le agradeció públicamente que haya ofrecido recursos cordobeses para paliar el drama de las inundaciones. Enseguida, se calzó ropa de fajina y salió a poner la cara a las localidades más afectadas. Se metió entre los vecinos, escuchó algunos insultos y cuestionamientos y respondió con su habitual tranquilidad: “Todo se puede recuperar”.
“Ahora Scioli tiene que trabajar sobre la clase media. Ahí están los votos que faltan. Para eso tiene que hacer más sciolismo y menos cristinismo”, analizan en las oficinas de campaña del gobernador. Por “más sciolismo”, en el comando naranja entienden “más gestos de independencia, aunque al kirchnerismo le moleste”. “Siempre que el kircherismo lo criticó, Daniel creció”, recuerdan desde las huestes bonaerenses.
Tras pegarse durante la primera parte de la campaña de las PASO a Carlos Zannini y al kirchnerismo duro, de la mano de la filosofía sciolista llegó, hacia el final de la campaña de las primarias, la entrevista con el diario Clarín y en los próximos días se definirá públicamente su participación en el debate del canal de noticias TN. Puertas adentro, el tema está cerrado.
“Ya en la última parte de la campaña se hizo así, fue largando algunas ideas. Se estaba tratando de crecer buscando el voto de la clase media pero quedó muy pegado en la campaña al kirchnerismo duro, por eso no subió de los 38 puntos. Ahora lo que queda por subir son los puntos que Mauricio Macri ya no sabe de dónde sacar”, dicen en el sciolismo. Otros operadores prefieren bajarle el tono a la idea. “Scioli siempre fue Scioli. Por eso nos criticaron tanto durante 12 años. No es una estrategia. Daniel va a seguir diciendo lo mismo. Siempre defendió a este gobierno. No vemos a la gente con ganas de hacer tanto cambio como para cambiar nosotros”, asegura otro vocero de campaña.
El acercamiento a De la Sota, enemigo declarado de la Rosada, no es casual. Scioli hizo una muy mala elección en Córdoba: sacó apenas el 14,66 por ciento, casi 280 mil votos. De la Sota, como era de esperarse, cosechó más del doble, casi 633 mil votos. Y aunque el cordobés jura que mantendrá su alianza con Sergio Massa, en el sciolismo creen que parte de los votos de De la Sota pueden ir a parar a sus arcas. “Daniel tiene una gran relación tanto con De la Sota como con Juan Schiaretti. Los votos de De la Sota no se trasladan todos a Massa. Son votos peronistas que tienen que pasar a Scioli”, confían los operadores.
Como en la primera parte de la campaña, Karina Rabolini será fundamental en la estrategia. “Daniel le pidió que repitiera exactamente lo que hizo para las PASO, pero sumando el agradecimiento a la gente que nos acompañó”, cuentan desde el sciolismo. Rabolini incorporará en su agenda un paso por La Pampa, Neuquén y Santa Cruz, las únicas tres provincias que no llegó a visitar en su anterior recorrida. La primera dama bonaerenses desembarca el lunes 17 en Tucumán y La Rioja. En Córdoba trabajará especialmente.
El sciolismo piensa en los puntos que aún le queda sumar para terminar de despegarse de Macri y evitar una segunda vuelta. El kirchnerismo patalea por lo bajo y tira algunos dardos pero no explota. Ya no tiene caudal electoral propio para aportarle. A Scioli le queda por delante pelear los votos de la clase media no kirchnerista. Sin cambios abruptos, con diferencias sutiles, la sciolización de la campaña ya dio sus primeros pasos.