José Luis Foulkes protagonizará una elección clave que anticipará el peso del Frente para la Victoria en Río Negro. Además de otras localidades con fuerza electoral como General Roca y Cipolletti –en manos del FpV– Viedma define buena parte de lo que se elegirá el 14 de junio, fecha que tiene oficializadas cinco fórmulas que disputarán el lugar que debería poseer Carlos Soria pero que hoy tiene Alberto Weretilneck.
En la capital, a diferencia de lo que le sucede en la mayoría de los distritos, Foulkes es el elegido por el radicalismo, el Frente Progresista de Magdalena Odarda, y es la apuesta de Weretilneck para que Miguel Ángel Pichetto no comience victorioso el período electoral. Necesitado de una señal, el Gobernador sabe que el Partido Justicialista no debe llevarse el triunfo si el Alto Valle le es esquivo.
Tranquilo, en una muestra que la campaña se vive de otra forma, Foulkes entiende que es la esperanza de un sector que no comulga para nada las ideas del kirchnerismo pero afirma una y otra vez que está parado en la Unión Cívica Radical (UCR), partido que supo analizar la posibilidad de acercarse a la estructura que hoy representa Juntos Somos Río Negro.
“La verdad que hacemos la campaña cuerpo a cuerpo. Por día no tenemos menos de 4, 5 o 6 recorridas en los barrios. Uno intenta llevar las cuestiones más globales”, cuenta siempre en la búsqueda de marcar diferencias con el justicialismo. “Ya no existe la costumbre de hacer grandes actos proselitistas”, insiste. Sus definiciones no esquivan lo que pasa porque su espacio llega con otra realidad a junio pero, como todos, intenta diferenciar los comicios. “La campaña provincial todavía no empezó”, vuelve a decir.
–¿Cuánto lo beneficia o lo perjudica la polarización con Juan Manuel Pichetto?
–Tiene dos caras. No es positiva porque tiene que haber una válvula de escape si alguien no está de acuerdo pero la creo algo favorable porque tengo dos listas locales. La verdad que pudimos consensuar una alianza con el Frente del ARI y el Socialismo, a diferencia de lo provincial.
–¿Le molesta en algo la campaña del justicialismo?
–Lo único que disiento es el tema de que parece más importante estar alineado al tener un proyecto propio. Ellos tienen una historia diferente, porque creen que se debe gobernar con una misma alineación política y yo creo que se debe gobernar preparado para cualquier cosa. Yo trabajé para traer obras con Pichetto y Weretilneck, porque en principio gobierno para todos.
–¿Y qué pasa con el radicalismo? Es muy complejo el escenario actual del partido ¿Cree que lo perjudica?
–Sí, a nivel provincial es muy complicado. A nivel local, no es un conflicto. Antes de la Convención (se oficializó ir con la lista 3) se determinó explorar el camino que transitamos en Viedma y realmente es mucho más sencillo generar acuerdos. Yo fui uno de los que militó para que se haga realidad (el Frente con Odarda) en todos los municipios porque las fuerzas que conformaríamos esa posible alianza son votos que se dispersan cuando estamos separados. Lo que sí hubo fueron decisiones personales de abrirse en caminos distintos. Los votos como lista 3 se desperdigarán en el futuro pero también observo el enojo de los radicales porque en junio no vamos a ganar y posiblemente pelearemos el tercer lugar.
–¿Por qué se llega a una situación así?
–Cuando se hace una alianza, y uno no es la locomotora, empiezan a quedar lugares relegados. Hay demasiados ismos y eso provoca situaciones que cuando se debe pensar por el partido primero transcurren los niveles personales y después los intereses generales.
–¿Lo dice por el distanciamiento entre Horacio Massaccesi y Bautista Mendioroz?
–A través de la historia se acumulan cuestiones personales, ahí es cuando aparecen los ismos. Es todo difícil así porque cuando te sentás a dialogar no lo hacés libremente. Lo que se viene para el 2019 es barajar y dar para armar de nuevo el partido. Sino trabajamos con el mensaje de la gente, va a ser complicado.
–¿Cuál es el papel que termina jugando Weretilneck en esta realidad partidaria?
–Orgánicamente se valoró la posibilidad de hacer algún tipo de alianza, pero (el Gobernador) quiso evaluar algunas figuras que podrían hacer sido aceptadas. Una preconvención determinó explorar esa posibilidad de jugar con Weretilneck, pero la única propuesta que llegó fue ir con la lista 3 y jugar en un Frente. Ganó el de la lista 3.
–¿Y cómo analiza su gestión?
–Lo veo como alguien que está en todos lados, tiene presencia. Se lo nota activo en los lugares pero ha tenido una de las peleas políticas más importantes de los últimos años con Pichetto. Le costó generar identidad y trabajo pero ha ganado credibilidad. Hoy en día es considerado como una verdadera opción.