“Hay cosas sobre las que no sabemos qué piensa el PRO”, apuró Julio Cobos antes de la Convención radical. “¿Cómo que no sabemos? Hemos votado nueve de cada diez leyes juntos”, le recordó Ernesto Sanz durante un debate televisivo. La respuesta del presidente del partido hizo ruido entre los correligionarios que se oponían al acuerdo entre la UCR y el macrismo. Hubo dudas, chequeos y hasta ciertos gestos de arrepentimiento entre los dirigentes que constataron la veracidad de los dichos de Sanz: los dos partidos coincidieron en las votaciones de la mayoría de las leyes clave enviadas por la Casa Rosada.
Las estatizaciones de las AFJP y Aerolíneas Argentinas resultan, tal vez, los ejemplos más paradigmáticos de una pretendida diferencia que en los hechos resultó no ser tal. En agosto de 2008 la Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto de ley por el cual el Estado recuperó su aerolínea de bandera. El resultado fue de 167 votos afirmativos y 79 negativos. Los diputados del PRO, el radicalismo, socialismo, la Coalición Cívica y demás opositores se unieron para votar en contra de la iniciativa oficialista.
Una votación casi idéntica se vivió tres meses después, con la discusión sobre la recuperación de los fondos de las AFJP. El 7 de noviembre, con 162 votos afirmativos y 75 negativos, se aprobó en Diputados el proyecto por el cual se eliminaba el sistema de jubilación privada. La oposición, con la UCR, el PRO y la Coalición Cívica a la cabeza, se opuso a la iniciativa. Aquella votación motivó el mea culpa de Gerardo Morales, durante la Convención de Gualeguaychú. “Me arrepiento de haber votado en contra. El partido que se opuso a la privatización del régimen previsional y al régimen de las AFJP fue la UCR. Hemos militado con los jubilados, con los trabajadores, casa por casa y en las esquinas para oponernos a los cambios de la década del ’90”, relató el senador durante su intervención en el cónclave radical.
Morales, que había proclamado las supuestas pocas coincidencias ideológicas entre el PRO y la UCR, relató en su discurso un encuentro con Mauricio Macri en el que discutieron sobre la reestatización de YPF. “Es mentira que quieren mantener YPF estatizada, se lo dije a Ernesto (Sanz) y a todos. Otra de las cosas que discutimos y me reprochaba, por qué nosotros votamos la reestatización de YPF. Es que no entiende, que nosotros somos YPF”, proclamó el senador.
Es que la nacionalización de YPF fue, tal vez, el mayor emblema de la división de los votos del radicalismo y el macrismo. El proyecto fue aprobado en Diputados el 3 de mayo de 2012, con 208 votos afirmativos, 32 negativos y cinco abstenciones. El bloque de la UCR acompañó en pleno al Frente para la Victoria, mientras que el PRO votó en contra, junto con la Coalición Cívica y el peronismo disidente. El único diputado radical que votó en contra de la estatización fue el correntino Lucio Aspiazu.
Sin embargo, Morales también trajo a colación el tema de las AFJP – lamento mediante – justificado por la necesidad de la oposición de hacer antikichnerismo militante, más allá de las convicciones. Ya sea por estrategia política, por la clásica suspicacia de que el oficialismo esconde segundas intenciones detrás de las iniciativas supuestamente nobles, o por la no coincidencia ideológica, lo cierto es que el radicalismo y el PRO quedaron emparentados en casi todas las votaciones del Congreso.
La Ley de Medios puso al PRO y a la UCR en la misma vereda el 17 de septiembre de 2009, cuando ambos bloques decidieron ausentarse durante la votación en el recinto. El Frente para la Victoria sacó el proyecto en Diputados con 147 votos afirmativos, que reunión gracias a la ayuda de la mayoría del Partido Socialista y algunos aliados provinciales. El Movimiento Popular Neuquino y una diputada socialista votaron en contra. Radicales y macristas evitaron pronunciarse.
Ese mismo año, la sanción de la ley de reforma política, que introdujo el sistema de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), también unificó al PRO y la UCR y al resto de la oposición. El proyecto fue votado casi en soledad por el kirchnerismo en noviembre de 2009 en Diputados. Se aprobó con 135 votos a favor, 99 en contra (pertenecientes al radicalismo, el FAP, el PRO, la Coalición Cívica, el Peronismo Federal), y una abstención.
En noviembre el Frente para la Victoria suspendió la aplicación de la Ley Cerrojo y permitió la reapertura del canje de la deuda, con el voto de 167 diputados, entre los que se contaron propios y curiosamente, más de una decena de radicales – entre ellos Oscar Aguad – y algunos representantes del PRO, como Paula Bertol y Federico Pinedo. El socialismo y la Coalición Cívica votaron en contra y 57 diputados se ausentaron.
La de matrimonio igualitario fue, sin dudas, la única ley que atravesó de manera transversal a todos los bloques políticos. En Diputados fue aprobada el 5 de mayo de 2010, con 126 votos afirmativos, 110 en contra y cuatro abstenciones. Tantos en el Frente para la Victoria como en la oposición los votos se repartieron entre positivos y negativos. El bloque del PRO se partió a la casi a la mitad, de la misma forma que la UCR. En el Senado, cinco senadores radicales votaron a favor – Gerardo Morales, Ernesto Sanz y Nito Artaza, entre ellos – y doce lo hicieron en contra. El PRO aun no tenía representación en la Cámara alta.
Otro proyecto emblemático del kirchnerismo fue la declaración “de interés público” la fabricación, comercialización y distribución de pasta de celulosa y de papel para diarios, que se votó en Diputados el 15 de diciembre de 2011. La ley salió pese a los 92 votos en contra de la oposición, que reunieron en sociedad el PRO, la UCR y el FAP. Solo Proyecto Sur, Unidad Popular y el Frente Cívico de Córdoba se abstuvieron. La votación se repitió en el Senado, una semana después.
El mismo día el oficialismo obtuvo media sanción para la ley antiterrorista, casi con la misma cantidad de votos: 134 a favor, 90 en contra y dos abstenciones. Los sufragios negativos corrieron por cuenta de todos los bloques opositores. El 21 de diciembre, el Senado convirtió el proyecto en ley.
El 24 de octubre de 2012 el Pro y el Frente para la Victoria resultaron socios en la votación de la reforma al régimen de riesgos de trabajo, que eliminaba la denominada “doble vía” de reclamo para los trabajadores. En Diputados fueron 140 votos afirmativos – la mayoría del Frente para la Victoria y 10 aportados por el Pro – , 83 negativos y una abstención.
Una semana después, con el voto de la mayoría kirchnerista, se convirtió en ley el voto a los 16 años. La votación finalizó con 130 votos afirmativos, dos negativos y una abstención. Lo curioso fue que tanto la UCR como el FAP y Proyecto Sur expresaron su apoyo a la iniciativa pero se retiraron antes de la votación. El PRO se pronunció en contra pero siguió el camino del radicalismo y también se ausentó del recinto.
A fines del año 2013 el PRO tuvo por primera vez representación en el Senado, a partir del ingreso de Gabriela Michetti, Diego Santilli y Alfredo de Angeli. Desde entonces, para lamento de quienes levantaron su bandera contra el acuerdo con el PRO, el macrismo y la UCR coincidieron en su estrategia legislativa: se opusieron al kirchnerismo en todos los proyectos, aun en los que a priori algunos dijeron estar de acuerdo, como ocurrió con el nuevo Código Procesal Penal.