“Claramente, yo no voy a trabajar con gente en la cual no confío”, advirtió el presidente electo, Mauricio Macri, y de esa forma volvió a confirmar que intentará sacar de sus cargos, para reemplazarlos por funcionarios afines, al presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli; a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y al titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella. Los tres tienen mandatos que trascienden la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, y ninguno ha manifestado su voluntad de retirarse con ella.
“Me he comprometido con los argentinos. Ellos (por los tres funcionarios) tienen que entender que son militantes. Si ellos se hubiesen declarado profesionales independientes era una cosa. Pero desde ese lugar hicieron política activa a favor de una idea”, dijo Macri en una entrevista con el periodista Luis Majul en el programa La Cornisa, del canal América.
El caso más urgente en la agenda del presidente electo es el del titular del Banco Central, por tratarse de un puesto clave para la aplicación de su modelo económico y, particularmente, para tomar decisiones que Macri anunció para el 11 de diciembre: el levantamiento del llamado cepo cambiario y la unificación del tipo de cambio.
Según informa este lunes el diario Clarín, que viene operando, junto a La Nación, como vocero del nuevo gobierno en la previa de su asunción, el mandatario electo “ha decidido utilizar la Carta Orgánica del Banco Central para obligarlo a renunciar”, a lo que se suma la denuncia presentada por el futuro ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, y el jefe de bloque de diputados de la UCR, Mario Negri, por incumplimiento de deberes de funcionario público a raíz de operaciones presuntamente irregulares con el dólar futuro, una denuncia a cargo del juez federal Claudio Bonadío, que viene llevando adelante las causas más emblemáticas contra el kirchnerismo.
Uno de los argumentos que usará el macrismo para tratar de remover a Vanoli y reemplazarlo por el economista Federico Sturzzenegger, es la “dilapidación” de las reservas, señala Clarín en su edición de papel. Y agrega que el artículo 14 de la Carta Orgánica de la entidad monetaria advierte, en su inciso q, que no pueden utilizarse indiscriminadamente: “El nivel de reservas de oro, divisas y otros activos externos necesarios para la ejecución de la política cambiaria debe manejarse tomando en consideración la evolución de las cuentas externas”.
No obstante, Macri no puede echar por sí solo a Vanoli. Así como la designación del presidente del Banco Central requiere acuerdo del Senado, lo mismo sucede con su destitución.
Independencia judicial
Macri también intentará remover a Sabbatella, que ya dijo que no tiene intenciones de dejar su puesto al frente de la Afsca, pero el mayor problema lo tiene con Gils Carbó. No solo porque necesitaría iniciarle juicio político y, para eso, encontrar razones que lo justifiquen, sino que una embestida contra esta funcionaria le valdrá una tormenta de cuestionamientos de la futura oposición –fundamentalmente del kirchnerismo- que acaso no quiera enfrentar en el inicio de su gestión, en la que pretende concentrarse en una agenda proactiva que lo muestre firme y dinámico.
Sucede que el mandato de la procuradora no tiene vencimiento pero, sobre todo, tiene absoluta autonomía del Poder Ejecutivo: el Ministerio Publico Fiscal no sólo no depende del Presidente, sino que es independiente incluso del Poder Judicial. Se lo considera un “extra poder”, o el verdadero cuarto poder.
En el equipo de Macri hay voces que señalan los riesgos de un embate franco contra Gils Carbo: le recuerdan que fue él quien encabezó la oposición que hizo del reclamo de independencia judicial una bandera y le advierten que no sería un buen negocio que le imputaran, en el arranque mismo de su gobierno, el pecado del doble estándar discursivo.