Luego del crecimiento del grupo radical en Siria e Irak, el jefe de Estado se dirigirá al país para intentar demostrar que una coalición internacional “puede y debe” derrotar al EI, al que presentará como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, evitará incurrir en lo que cree que fueron graves errores de la política exterior de la última década, e insistirá en que no enviará tropas convencionales a Irak para luchar contra el grupo extremista, que decapitó a dos periodistas estadounidenses en las últimas semanas.
El discurso tampoco comprenderá un cronograma definitivo de las operaciones. Varios altos funcionarios señalaron que la nueva batalla puede extenderse más allá de la presidencia de Obama, que concluye en enero de 2017.
“Puede que esto lleve un año, pueden ser dos, pueden ser tres”, reconoció durante la última cumbre de la OTAN el secretario de Estado, John Kerry.
El discurso se producirá en una fecha simbólica, la víspera del 13 aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el primer ataque de envergadura sufrido por Estados Unidos en su propio territorio de parte de extremistas islámicos, que desató a su vez una ofensiva “antiterrorista” de parte de Washington.