Las represas y la ley petrolera, el sustento del pacto de conveniencia de Peralta y el Gobierno

Por Nicolás Fiorentino.- El kirchnerismo firmó la paz con el gobernador de Santa Cruz, temerosos de perder la provincia de Néstor Kirchner en manos de la UCR. El Ejecutivo le regaló la presentación de las obras al mandatario, quien ahora es férreo defensor de la ley petrolera.

La ausencia de candidatos de fuste y el temor concreto a perder la provincia que los catapultó al poder en manos del radicalismo obligó a la presidenta Cristina Fernández a dormir con el enemigo: tras largos años de tensiones y de idas y venidas, se consolidó un pacto de paz con el gobernador Daniel Peralta.

 

Aunque el acuerdo, impulsado por la necesidad más que por el convencimiento, no sólo no asegura la continuidad del peronismo al frente de la provincia, sino que podría transformarse en un riesgoso boomerang electoral.

 

Peralta ni se esfuerza en ocultar su renovado romance con el Gobierno nacional. Usa su cuenta de Twitter para sacarlo a la luz, llenándola de fotos con Cristina, el ministro de Economía, Axel Kicillof, o el CEO de YPF, Miguel Galuccio.

 

También durante la firma del plan de desendeudamiento de provincias al que, por ejemplo, no accedieron las cuatro provincias rebeldes en la discusión por la ley de hidrocarburos: Mendoza, Chubut, Neuquén y Río Negro. Y hasta con un mensaje a sus pares de esas provincias: “La Pcia. busca una Ley de Hidrocarburos que garantice la llegada de inversiones de la mano de YPF!” publicó el 8 de agosto.

 

De su cuenta de Twitter también se desprende un dato clave en la nueva relación con Olivos. “Gracias señora presidenta por defender con dignidad el sueño de miles y miles de Santacruceños” escribió el 19 de julio pasado. Ese día encabezó el acto oficial dondse se firmaron los convenios para la financiación de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. “Sueño hecho realidad”, agregó, acompañado de empresarios chinos y Electroingeniería, responsables de la magnánima obra. Lo curioso del evento es que el Gobierno nacional, gestor de todo el negocio, no arrimó siquiera un funcionario de segunda línea: le regaló la presentación a Peralta.

 

A cambio, consiguió que el gobernador santacruceño sea su punta de lanza dentro de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi). Algo que Peralta tampoco hace fuerza por solapar: hasta el portal de noticias oficial del Gobierno de Santa Cruz publicó el viernes pasado una nota con el título “La Provincia mantendrá su alineamiento con Nación”, que deja poco lugar a dudas.

 

Allí Peralta dispara contra su par chubutense y presidente de la Ofephi, Martín Buzzi (“es el mismo que abría sobres de licitaciones para Santa Cruz en Comodoro y quien llevó a la Presidenta en avión a Las Heras, haciendo alarde de un alineamiento incondicional con el Gobierno”, le apuntó) y contra ese organismo en particular, ya que es el sello que utilizan Buzzi, Jorge Sapag (Neuquén), Francisco “Paco” Pérez (Mendoza) y Alberto Weretilneck (Río Negro) para resistir la nueva ley petrolera.

 

 “No me siento representado por una OFEPHI que busca politizar y partidizar debates estratégicos para el desarrollo de nuestro país, y que olvida que en YPF, por primera vez, todas las provincias productoras somos socias, porque cuando la recuperó, la presidenta de la Nación nos dio el 25 por ciento de las acciones”, dijo hace días como el más feliz y comprometido de los kirchneristas.

 

Esto cierra un círculo importante del acuerdo entre Olivos y Peralta: la exclusividad de los laureles de las represas a cambio de erigirse como un valuarte de la defensa del proyecto Galuccio entre los distritos petroleros.

 

Segunda luna de miel

 

Fue allá por marzo, en la casa que Peralta tiene en Río Gallegos. Hasta ahí llegó un muy encumbrado funcionario, con despacho en Casa Rosada y con domicilio en esa ciudad patagónica. Pusieron sobre la mesa los resultados de las legislativas 2013. Con el PJ y el Frente para la Victoria (FPV) separados, le regalaron la victoria a Eduardo Costa, el millonario empresario y diputado nacional que juega con la UCR pero que en 2011 fue candidato a gobernador de cuatro aspirantes a la Presidencia: Ricardo Alfonsín, Hermes Binner, Elisa Carrió y Eduardo Duhalde. Lo que se dice un pragmático.

 

Esas cuentas señalaban que la boleta que llevó a Costa como primer candidato a diputado ganó con el 42,16% de los votos y se quedó con dos de las tres bancas en juego; con la tercera banca en disputa se quedó el FPV, alianza de La Cámpora con el Kolina de Alicia Kirchner, con el 24,7%; la boleta del PJ, que impulsó Peralta, quedó tercera y sin un solo escaño, con el 20% de los votos.

 

Hicieron los números: 24,7 más 20 puntos es más que el 42% de Costa. Aunque en la política dos más dos no siempre es cuatro. “Pensar que si van juntos, suman lo mismo es un error –graficó un operador del peronismo pingüino-. Más de la mitad de los votos que obtuvo Peralta no los repite si va con el kirchnerismo”. Además, afirman que el gobernador acumula una imagen negativa por encima del 45% en Santa Cruz.

 

“El Partido Justicialista quizás hoy no pueda ganar una elección, pero puede hacer perder una elección”. Esa polémica frase la enarboló Peralta apenas horas después de la derrota electoral de octubre pasado. “Discutimos esta elección con la maquinaria más formidable que ha dado la historia política de Santa Cruz, que es el FPV, y lo hicimos casi en igualdad de oportunidades”, agregó para justificar el cachetazo que el peronismo santacruceño se llevó de las urnas.

 

Este cachetazo fue el que llevó, meses después, a que el Gobierno nacional y Peralta sellaran un nuevo pacto de paz. Aunque el acuerdo es pragmática pura. La relación está quebrada desde hace tiempo y un hecho lo grafica con precisión: Peralta participa de todos los actos oficiales en que el Ejecutivo convoca a gobernadores y pone su mejor sonrisa en las primeras filas. Pero apenas termina se va, sin muchos saludos ni abrazos con funcionarios y legisladores, y se vuelve rápido para Río Gallegos. Como para dejar claro que su presencia no parte del deseo sino del compromiso.

 

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