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¿En qué se invierten los $11.000 millones que recibe el Ministerio de Salud?

Por CM.- Un informe revela el estado de los hospitales porteños durante el último año. Los problemas edilicios y las escasas medidas de seguridad e higiene son los puntos en común de los más importantes.

Problemas de bioseguridad en laboratorios o salas de rayos, vertimiento de líquidos peligrosos en desagües pluviales, falta de delimitación entre las áreas limpias y sucias de los quirófanos, salidas de emergencia que no son funcionales y escasa garantía de las medidas de seguridad e higiene.

 

Son las conclusiones generales que reúne un detallado informe con la información relevada en los hospitales y centros de salud más importantes de la Ciudad de Buenos Aires.

 

Las falencias edilicias aparecen también como una de las problemáticas más severa del sistema de salud porteño, desde el Hospital Borda hasta los distintos Centros de Atención Primaria (Cesac) distribuidos en toda el área metropolitana.

 

El Ministerio de Salud de la Ciudad contó, el año pasado, con un presupuesto total de $8.000 millones que fue distribuido en 56 ítems, entre los que se encontraban hospitales, talleres protegidos de rehabilitación psiquiátrica, Centros de Salud Mental, institutos y equipamiento. Para este año la cartera tuvo a disposición$11.583.996.913.

 

En 2013 al Hospital Borda le fueron asignados poco más de $200.000.000 que apenas alcanzaron para cubrir sueldos y el mantenimiento mínimo del neuropsiquiátrico. Queda en el recuerdo la represión que ocurrió en marzo del año pasado o las semanas de crudo invierno sin gas ni calefacción que sufrieron los internos en 2011.

 

Pero el Borda tiene problemas de estructuras que quedaron al desnudo en el informe de la Auditoría General de la Ciudad y al que tuvo acceso Letra P. De acuerdo al documento que relevó todo el 2013 el equipamiento y mobiliario del lugar se encontraba en muy malas condiciones, sin un correcto sistema de prevención de incendios ni salidas de emergencia y las áreas exteriores con un alto grado de abandono respecto al mantenimiento y la limpieza.

 

El mobiliario del laboratorio, dice el documento, es obsoleto y “no cumple ninguna normativa de seguridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a sistema de extracción de gases, iluminación de emergencia, medidas de seguridad biológicas y equipo para derrame de líquidos”.

 

El informe revela que las paredes presentaban filtraciones y un avanzado estado de humedad y el agua caliente parecía ser un bien tan escaso como preciado. A pesar de todas las falencias en 2014 el Borda recibió sólo $26.000.000 más que el año anterior.

 

Con caños en estado crítico y una caldera de 60 años de antigüedad el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) contaba con problemas similares en el agua y la calefacción. Allí se alojan pacientes con discapacidades motoras, niños y adultos con lesiones cerebrales o medulares, amputaciones, enfermedades reumáticas y neuromusculares. El dato más llamativo es que no contaba hasta el año pasado con la habilitación municipal.

 

Ubicado en Echeverría 955, en Belgrano, el IREP tuvo varias refacciones que ayudaron a cambiarle el aspecto. En 2010 se construyó una nueva sala de espera, pero con evidente carencias de iluminación. Mientras que en 2011 se remodelaron los quirófanos aunque se mantuvo la falta de mantenimiento en desagües pluviales y aires acondicionado.

 

De ser considerado patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires por su valor arquitectónico, histórico y cultural a una infraestructura en estado de deterioro importante, con pabellones abandonados y desocupados, con riesgo de caída de mampostería. Así se lo definió al Hospital Rivadavia en el informe aprobado parcialmente por la Auditoría de la Ciudad y firmado por los auditores Cecilia Rattagan, Eduardo Epszteyn y Adriana Jaichenco.

 

Las conclusiones de los auditores fueron lapidarias. Por ejemplo cuando se refirieron al sector de guardia: “No hay salida de emergencia ni señalética, no funciona la calefacción y el mobiliario se encuentra en pésimas condiciones. Los quirófanos no garantizan la asepsia”. De la misma forma al opinar sobre la sala de espera: “Los pisos están rotos, las paredes con filtraciones y húmedas.

 

Iluminación artificial mala, artefactos rotos y tubos faltantes”. No es la sala del terror, es la sala de espera de un hospital que tuvo, en 2013, un presupuesto de $267.975.571 y en 2014, $413.752.615.

 

Quizás el hospital con menos problemas de los citados hasta aquí sea el Santojanni cuyo punto débil es que el sistema de extracción de gases que por momentos se encuentra clausurado. Se destaca el óptimo equipamiento que posee el laboratorio como así también la cantidad de personal y el buen estado de conservación y mantenimiento del área de terapia intensiva.

 

La sala de espera, la zona de clínica médica y los consultorios externos suelen tener problemas de limpieza. Para el año en curso recibió un presupuesto de $600.000.000, poco menos de $200.000.000 que en 2013.

 

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