La jugada a favor de la nueva Policía Municipal por parte de algunos dirigentes massistas es casi una incógnita. La disputa en el Senado bonaerense por el tratamiento del proyecto que creaba la nueva fuerza de Seguridad, que terminó aprobándose gracias al decreto que firmó el Gobernador, demostró que nada iba a ser fácil para la provincia de Buenos Aires.
Desde ese momento, algunos de los políticos de peso en el gran Buenos Aires estamparon su firma de a uno para adherirse al modelo de Policía Local, que ideó Alejandro Granados e impulsó en cada recorrida por las ciudades más importantes.
Afines al sciolismo, o al kirchnerismo duro, dieron el visto bueno y convocan a los interesados de cada partido a formar parte de la misma para que el trabajo se inicie en poco tiempo. Ante esa situación, uno de los mandatarios que responden a Sergio Massa demostró respuestas.
Como explicara Letra P, el intendente de Hurlingham, Luis Acuña, fue de los primeros que estalló de bronca cuando el debate en la Cámara Alta provincial demostró que la aprobación en la Legislatura terminaría en la nada. “Esto es fundamental para que la gente pueda vivir tranquila”, le explicaba a este portal.
Por eso, con toda la impronta renovadora, el jefe comunal demostró que el Comando de Prevención Comunitaria (CPC) en su Municipio avanza con buen ritmo, justo cuando Daniel Scioli reclama “seriedad” a las comunas para que se apeguen a su proyecto de saturación policial.
Como informaron desde el Municipio de la Primera, esperan que en un período de 45 días comience a funcionar el CPC, uno de los prototipos que utilizó Granados en la previa de las discusiones entre oficialistas y renovadores. Con personal de la Policía Bonaerense, junto a la Dirección de Seguridad que tiene Hurlingham, se continuará en un proceso “clave”.
“La gente pide soluciones a los problemas que más la afecta. Apostamos a invertir y trabajar de esta manera, realizando obras que van a mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos”, agregó Acuña, que de a poco demuestra anticipo a la jugada que realizará el Frente Renovador, siempre opuesto a lo que el sciolismo propone.