Legislatura Porteña

Cansado de esperar a UNEN y a Ocaña, el PRO acudió a los vecinos para avanzar con la prohibición de trapitos

Letra P.- Los legisladores de la coalición de centroizquierda aún no definen si acompañarán al macrismo y el PRO activó otros mecanismos para investir de “legitimidad” a la prohibición total de la actividad de los “trapitos”. Ni Ocaña le garantiza los votos al oficialismo porteño.

 

En su batalla por desterrar a los limpiavidrios y cuidacoches que se mueven por la Ciudad de Buenos Aires, el macrismo soñaba con un virtual apoyo de un sector de UNEN y del bloque de Graciela Ocaña para aprobar una iniciativa que prohíbe totalmente esas prácticas en territorio porteño, pero ese respaldo jamás llegó.

 

A sabiendas de que el término “prohibición” no cuadra con la ideología kirchnerista, el PRO nunca intentó convencer a los legisladores del Frente para la Victoria para sumar su apoyo pero sí buscó respuestas por el lado de UNEN y el bloque de Graciela Ocaña, Confianza Pública.

 

Mientras el kirchnerismo y sus aliados trabajaban en proyectos para “regular” sendas actividades, los legisladores oficialistas intentaban, sin éxito, convencer a los radicales de SUMA +, a la Coalición Cívica y a Ocaña de “lo importante” de avanzar con ese tema.

 

Pese a los constantes intentos, el PRO jamás consiguió un apoyo explícito por parte de UNEN  y, contrariamente a lo que pensaban, el bloque de Ocaña tampoco se la jugó por la iniciativa de Ritondo y Quattromano, a pesar de los frecuentes guiños de la ex ministra de Salud al macrismo en las sesiones.

 

La fiebre por la prohibición de los “trapitos” se inició a fines de 2013 y tomó forma con dos proyectos impulsados por el oficialismo. Por un lado, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, elaboró una iniciativa para penalizar a los limpiavidrios y a los cuidacoches.

 

También, presentó un proyecto el vicepresidente 1° de la Legislatura, Cristian Ritondo, junto a su amigo y legislador del PRO, Roberto Quattromano. Ni siquiera el expediente de Ritondo prendió en los miembros de la oposición que, a veces más a veces menos, acompañan las iniciativas del bloque macrista.

 

A principios del 2014, cuando el oficialismo volvió a poner el tema en debate, algunos legisladores del PRO confiaban en el apoyo de los bloques de SUMA +, Coalición Cívica y Confianza Pública. Los radicales le hicieron saber a los macristas que estaban dispuestos, pero luego el tímido y tibio apoyo se desdibujó hasta desaparecer.

 

Hartos de los desaires de la oposición, el PRO buscó que la prohibición a “trapitos” tenga respaldo por parte de los vecinos. Primero, un grupo de porteños juntó cien mil firmas en el sitio web de www.change.org, un portal de peticiones online.

 

Desde luego, esto fue visto como un triunfo dentro de las filas macristas pero, en pos de dotar de mayor “legitimidad” a la iniciativa, el PRO apostó nuevamente a los mecanismos digitales. También, se realizaron debates con periodistas y especialistas para “poner en agenda” el tema.

 

Mientras avanzaban con esas ideas colaterales, el macrismo seguía apostando a un “posible” apoyo de los bloques de la oposición antes descriptos. Sin embargo, cuanto más aspiraba el PRO a conseguir un apoyo de UNEN, más proyectos sobre “trapitos” y limpiavidrios llegaban a la Legislatura. A mitad de año, ya se habían presentado cinco proyectos de ley distintos.

 

Ante la insistencia del kirchnerismo, sus aliados y la izquierda con “regular” ambas prácticas, el macrismo buscó suerte en los vecinos y avanzar con la tan deseada prohibición. Esta decisión no es casual. Muchos legisladores del PRO, en el marco de recorridas por las comunas, se han reunido durante el año con vecinos para escuchar sus propuestas. Uno de los temas principales y más repetidos por los porteños, según dejo trascender el macrismo, era la situación “incontrolable” de los cuidacoches.

 

Concretamente, la semana pasada Ritondo anunció la puesta en marcha de un sistema de participación online que permite a la ciudadanía votar una serie de proyectos que luego se podrían poner a consideración en el marco de una sesión. De los 16 expedientes, 3 llegaron a una especie de final y serán discutidos en la web hasta el viernes 21 de noviembre para luego de ese debate llegar al recinto y ser examinado por los legisladores.

 

Si bien el mecanismo no es vinculante, la idea, que lleva el nombre de DEMOS, que impulsó Ritondo con el Partido de la Red abre las puertas a los porteños para que expresen su posición sobre determinadas iniciativas presentadas en la Legislatura.

 

Entre los tres proyectos finalistas se encuentra el expediente de Ritondo referente a la prohibición de ambas prácticas. Con esto, el macrismo intenta avanzar en la “legitimidad” de la prohibición y aumentar las chances de encontrar apoyo en UNEN y en Confianza Pública que, hasta ahora, no han marcado su postura.

 

El bloque de Ocaña suele acompañar las iniciativas del PRO, incluso las más polémicas. No obstante, ante este tema “la hormiguita” siempre se mantuvo distante. En los pasillos de la Legislatura porteña sostienen que la ex ministra kirchnerista no quiere favorecer a Ritondo para no mermar su estrecha relación con el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta.

 

Así las cosas, el PRO busca que, a través del reclamo de los vecinos, los legisladores de UNEN y la propia Ocaña reconsideren su posición y colaboren con los votos. El proyecto de Ritondo requiere sólo 31 votos, pero, desde que se inició el debate, en el bloque oficialista repiten que la iniciativa debe “salir por consenso”. A priori, pareciese que el consenso de los vecinos está, falta aceitar el respaldo de los legisladores.

 

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