Además de aumentar la tarifa del subte, ¿qué hizo el Gobierno de la Ciudad por el subte?
En febrero se debatirá un incremento escalonado que llevaría el boleto a $4,50; desde enero pasado, cuando se traspasó el servicio, se inauguraron obras que habían sido gestionadas por otras administraciones.
Por Emilio Dheti/@EmilioDheti.- En 2013 se puso fin a una larga disputa entre el gobierno de la Ciudad y la Nación cuando se decretó el traspaso de la red de subterráneos a la administración porteña. La novela había empezado un año antes, pero el desenlace se concretó en enero pasado. Por entonces el boleto único era de $1,10, que se duplicó a lo largo del año y que podría triplicarse durante 2014 si avanza un proyecto que se tratará en una audiencia pública en febrero con el fin de aprobar un aumento escalonado en la tarifa.
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Sin embargo éste no sería el último incremento fuerte que se aplicaría ya que en el gobierno porteño estiman que el boleto debería costar entre $6 y $7, según lo que plantean Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Además de modificar la tarifa, ¿qué hizo la Ciudad por el subte? En rigor, mucho ruido y pocas nueces. Cierto es que se agregaron estaciones en la línea B, que se sumaron vagones nuevos en la línea A y que continúa la extensión de la línea E, pero en todas estas intervenciones estuvo involucrado el gobierno nacional o fueron gestionadas por otras administraciones. A cargo del gobierno porteño estuvo la compra de vagones chinos que comenzaron a ser puestos en servicio el año pasado.
También es real que, a un año de tomar la administración del subte el PRO no puede provozar una revolución en el transporte. Intenta darle forma por ejemplo, con un endeudamiento por 190 millones de dólares para adquirir 105 nuevos vagones. Pero ¿por qué aumentar el boleto antes de aplicar las mejoras? Según las previsiones de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) hasta fines de 2015 el servicio no será óptimo en su totalidad.
Ampliando la red de carriles exclusivos del sistema Metrobús y con la extensión del estacionamiento medido al 45% de la Cuidad, la gestión de Macri profundiza su política de desalentar el uso del automóvil. La estrategia es atacar el bolsillo de la gente para cambiar las costumbres. Pero a la vez el de los usuarios del transporte público.
El aumento
El 7 de febrero se realizará la audiencia pública para transformar la tarifa plana en un sistema escalonado con compensaciones y beneficios para pasajeros frecuentes. Para quien realice 44 viajes mensuales pagarán $4,50 por cada uno de los primeros 20 viajes, $3,60 para los siguientes diez, $3,15 para los otros diez y $2,70 para los restantes cuatro viajes. La tarifa promedio será de $3,83 por viaje. Así los descuentos serán del 20%, 30% o 40% según la cantidad de viajes.
En el debate el PRO querrá imponer un nuevo cuadro tarifario con los siguientes valores promedio: $3,69 para quienes realicen 50 viajes al mes; $3,83 para 44 viajes; $3,94 para 40 viajes; $4,20 para 30 viajes; $4,50 para 20 viajes o menos; $1,50 costará el premetro; $1,04 será la tarifa estudiantil y $2,27 el abono de docentes.
“La tarifa sugerida por una auditoría que mandó a hacer el gobierno era de $5,50; pero hicieron otra con una consultora privada y les dio un boleto superior a los $7. El servicio no está en condiciones de cobrar eso ni los $4,50 que quieren cobrar ahora”, sostuvo Roberto Pianelli, titular de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte (AGTSyP) y el Premetro, ante la consulta de Letra P. “Otra pregunta que nos debemos hacer: ¿dónde va la plata de los aumentos? En dos años el macrismo aumentó un 400% el boleto y las empresas continuaron recibiendo subsidios. Está claro que pretenden una política diferente de ‘no subsidios’, pero los siguen aplicando”, arremetió.
Pianelli y la AGTSyP representan una dura espina que se clavó hasta el hueso del macrismo durante 2013. Hace varios años los metrodelegados se están disputando el sector gremial con la Unión Tranviaria Automotor (UTA) y aprovechan cada situación para hacerse escuchar. En 2012 paralizaron el servicio durante diez días en medio de la negociación paritaria; y en 2013 pusieron en jaque el funcionamiento de la línea B al mismo tiempo que se inauguraron dos estaciones.
Las nuevas instalaciones se presentaron poco días antes de las elecciones de medio término y quedó en evidencia que fue una decisión apresurada porque no estaban en condiciones de utilizarse. Grietas y filtraciones en los túneles, cámaras con cables eléctricos inundadas y otras irregularidades fueron los fundamentos que usaron los metrodelegados para llevar el conflicto al Ministerio de Trabajo. Tras semanas de negociaciones llegó la solución, pero los problemas en la línea B continuaron.
Meses antes de la conflictiva inauguración en la línea B se reemplazaron los antiguos coches de madera de origen belga de la línea A por 105 modernas unidades chinas que habían sido compradas por el gobierno nacional con una inversión de 105 millones de dólares. El gobierno porteño, entonces, ejecutó una acción del Estado nacional. Los viejos vagones, protegidos por una ley que sancionó la Legislatura, reposan debajo de lonas en el taller de la calle Mariano Acosta. Sólo dos fueron refaccionados para presentarlos en los festejos por el centenario del subte en diciembre pasado.
El gobierno de la Ciudad sí tuvo participación directa en la compra de 36 unidades CAF al Metro de Madrid, cada uno con un valor promedio de 198.000 dólares. Fueron adquiridas entre 2011 y 2012, pero recién comenzaron a prestar servicio el año pasado en la línea B, donde también Macri construyó la cochera ubicada al final de las vías, luego de la estación Echeverría. El año pasado también se adquirieron 75 vagones CAF serie 6000 que serán utilizados en la B.
Desde que el macrismo gobierna la ciudad, y por cuestiones de doble jurisdicción, comenzaron o continuaron varias obras, como la extensión de la línea E –a cargo del gobierno nacional- y la expansión hacia el norte de la H –del PRO-. En octubre pasado el macrismo logró aprobar un endeudamiento por 190 millones de dólares para adquirir vagones que serán utilizados en la línea A. La iniciativa autoriza al Ejecutivo a contraer un empréstito con el Banco de Exportación e Importación de la República Popular de China con un plazo de amortización no menor a tres años y un año de gracia. Esa es la última y gran apuesta del macrismo.