Merkel, que en la campaña impuso la imagen de una dirigente capaz de infundir confianza en el manejo de la crisis de la zona euro, condujo a su partido, la Unión Democrática Cristiana (CDU/CSU, conservador), a un triunfo que por primera vez en medio siglo lo dejó cerca de la mayoría absoluta.
Fiel a su estilo, Merkel, de 59 años, prometió usar “con responsabilidad” su nuevo mandato de cuatro años, ante partidarios que la aclamaban al grito de “¡Angie, Angie, Angie!”.
Las felicitaciones llegaron de toda Europa, en tanto que el euro se reforzaba ante las demás divisas, en una muestra de la satisfacción de los inversores ante la “continuidad” garantizada por los resultados electorales.
La CDU/CSU recabó un “superresultado”, como lo definió la propia Merkel, de 41,5% de votos, el más elevado desde la reunificación de Alemania en 1990.
Pero el empuje de Merkel barrió también a sus aliados liberales demócratas del FDP, que por primera vez en la historia de la República Federal Alemana se quedarán fuera del Bundestag (cámara baja del Parlamento federal) al no haber alcanzado el 5% de los votos requeridos (se quedaron en 4,8%).
Eso obligará a la canciller a buscar un nuevo socio de gobierno, probablemente con su principal adversario, el Partido Socialdemócrata (SPD), que obtuvo casi un 26% de los votos.
El presidente del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, expresó asimismo su confianza en que “Alemania, con su nuevo gobierno, proseguirá su compromiso y su contribución con y para la construcción de una Europa pacífica y próspera al servicio de todos sus ciudadanos”.