¿Cómo surge la idea del libro?
¿Cómo surge la idea del libro?
Es una idea que está rondando desde hace 20 años, cuando escribí la primer nota sobre el caso. En aquel momento, trabajábamos en equipo con Cristian Alarcón, que estaba en la Facultad y tenía la doble condición de ser de la misma camada de Miguel Bru y a través de él nos llega la preocupación de la familia, que él no aparecía. Entonces empezamos a indagar para después meternos de cabeza en el caso.
Pudimos construir un poco siguiendo las declaraciones de sus amigos y la hipótesis de la intervención policial. Luego, tratamos de reconstruir la historia. Soy docente en Periodismo de la UNLP y en la UNQ y empecé a tener contactos con Rosa, la mamá de Miguel. A mí me parecía que era importante que Rosa tuviera un vínculo con los estudiantes de periodismo, lo mismo que había estudiado su hijo, y quería que ella les transmitiera su experiencia. En una de esas clases el año pasado en la Universidad de Quilmes, escuchándola a Rosa, saqué la cuenta que se cumplían los 20 años de su desaparición y cuando terminó la clase me acerqué y le dije “Rosa, hay que escribir el libro de Miguel y contribuir a la historia de este testimonio”. Así surgió el proyecto que en realidad me acompaña desde hace 20 años, porque en aquel momento –tengo la obsesión de guardar todas las cosas que tienen que ver con notas que cubro– empecé a guardar los folletos de ese momento que circulaban por la Facultad de Periodismo, las cartas que hacía la Comisión de Amigos y Familiares de Miguel reclamando a la justicia, casetes con entrevistas, anotadores, la cobertura. Eso fue quedando en una caja y quedó la idea de hacer el libro. Buscando entre todas las cosas, me encuentro con este tesoro que eran los documentos e incluso con algún escrito sobre el que había avanzado, y ahora 20 años después termino de completar.
¿Cuáles fueron las primeras repercusiones?
Fue todo muy emocionante porque uno se encuentra después de 20 años con personajes que han ido cambiando, como Rosa que se convirtió en una mujer referente indiscutido de la lucha por el abuso del poder institucional, que tiene predicamento a nivel nacional. Se ha convertido en una gran comunicadora. Se habla de Miguel y se habla de Rosa. Ella ha utilizado las herramientas que usaba su hijo en periodismo para develar el caso. Aprendió, por medio de los amigos de Miguel, a usar un reporter. Lo escondió adentro de una cartera y grabó el testimonio que dio un vuelco en el caso: el del hermano de uno de los detenidos que contó cómo su hermano le había referido la situación de Miguel. La llegada de este casete a la justicia derivó en una sucesión de testimonios de presos que le dio un vuelco a la investigación.
¿Cómo fue el proceso de investigación?
Lo que yo hice fue tratar de reencontrar a esos puentes que en aquel momento eran protagonistas de la historia. Hay dos miembros de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires que en ese momento eran funcionarios del Ejecutivo Bonaerense y en los primeros años ocuparon cargos en el Ministerio de Seguridad en el gobierno de Duhalde y hoy están en la Corte. Verlos hoy es fuerte, rastrear el destino de testimonios, largas entrevistas con Rosa y la familia de Miguel. Es muy importante el aporte de un archivo que empezó a hacer la propia Rosa que hoy es fundamental para facilitar la tarea de cualquiera que quiera investigar este caso, porque tiene todos los medios que se te puedan ocurrir reunidos en carpetas que demandarían, si no estuvieran, un trabajo de un año en una hemeroteca. Viendo qué medio publicó en qué fecha, eso ya está hecho, algo que hoy habría que digitalizar.
La Comisión por la Memoria tiene en su archivo un legajo en donde en su momento había un expediente que se llamaba “Caso Bru” donde la policía hacía inteligencia con seguimientos en Periodismo, en los medios, análisis de las asambleas. Ellos me cedieron ese material.
También, el aporte esencial para entender qué policía fue la que llevó adelante el crimen, es parte del diagnóstico que en su momento hizo León Arslanián cuando llegó a reformar a la policía del 98, eso me lo cedió gentilmente para incorporar al análisis. Además, un trabajo de diputado Marcelo Saín que analiza las huellas culturales que ha dejado la dictadura militar en la policía, ligados al abuso policial y el accionar impune, me fue de gran ayuda.
¿Cuál es el análisis que hacés de la desaparición forzada de personas en democracia?
El caso prácticamente mellizo es el de Luciano Arruga, donde claramente la policía de la provincia tiene intervención. En la actualidad, en la provincia de Buenos Aires, están sospechados por este caso de accionar muy parecido a la metodología que se usó en el caso de Miguel. La policía niega los hechos y luego, cuando se ven sobrepasados por las pruebas, quieren tapar el sol con las manos y hacen un corte. En tanta haya casos y respuestas sin responder, se pone en crisis el sistema democrático.
¿Qué esperás con este libro?
Espero contribuir a la memoria colectiva sobre este caso, sobre esta idea de que no es posible que en democracia existan desapariciones a manos de personal que trabaja para el estado, para propiciar seguridad. De alguna manera uno tiene la esperanza que contribuyó a la reflexión para develar un secreto. En la región tenemos el caso de Andrés Núñez (secuestrado y desaparecido por la Brigada de Investigaciones de La Plata) que fue desaparecido el 28 de septiembre de 1990 y pasados los años, algunos dicen porque necesitaba plata otros dicen porque le remordía la conciencia, uno de los policías que intervino reveló el lugar donde fue llevado y lograron rescatar algunos restos. Siempre queda la esperanza de que algo así pueda ocurrir.
En agosto de 1993, Miguel Bru había denunciado a efectivos de la Comisaría Novena por un allanamiento ilegal en su casa. A partir de ese momento, comenzó a ser amenazado y hostigado para que retirara la denuncia. Fue secuestrado cerca de Bavio el 17 de agosto de 1993. Las declaraciones de varios detenidos y las pericias en el libro de guardia, permitieron comprobar que fue ingresado en esa seccional platense, entre las 19 y las 20 de ese día, donde fue visto por última vez mientras era torturado. En 1999, en juicio oral y público se condenó a perpetua a los ex policías Walter Abrigo y Justo López, por su muerte y desaparición y por encubrimiento al ex comisario Domingo Ojeda y al ex oficial Ramón Ceressetto.
La familia de Miguel exige la aparición del cuerpo y la investigación penal al resto de los policías que estuvieron presentes en la Comisaría Novena la noche del crimen y al ex juez Amílcar Vara, cómplice de los policías asesinos destituido en un jury político en 1996, por encubrir a la policía en más de 27 casos.
“¿Dónde está Miguel? El caso Bru. Un desaparecido en democracia, llega a las librerías de todo el país, con distintas presentaciones de Pablo Morosi para acompañar su difusión.