El ex intendente de Monte Hermoso al enterarse que Dámaso Larraburu sería el elegido del massismo para ocupar un lugar en el Banco y -de esta manera- se destrababa la Ley de Leyes “se puso como loco”; así lo confío un legislador a este medio. El hombre del randazzismo quiso hablar con el propio Daniel Scioli para que intervenga. Sucede que Dámaso es su adversario político en la región sur de la Provincia. En el recinto, Dichiara recordó que el propio Dámaso había sido “hasta quince días antes del cierre de listas kirchnerista”; y que el ahora director del banco había dicho que “Scioli era el peor gobernador que tuvo la provincia”. Por ello él, junto a la senadora Silvia Pérez, también de la sexta sección electoral, decidieron votar el rechazo a la designación, porque la designación de Dámaso era “un sapo muy grande para tragarse”.
Pero lo que hizo “saltar la térmica” con las palabras del senador del FpV, fue cuando se dirigió hacia Diana Larraburu (prima hermana de Dámaso) y a Leonor Granados. Les enrostró su pase al massismo detallando que las bancas pertenecen al partido y no son personales; que ellas entraron por el FpV “juraron por Néstor y Cristina” y luego les entregaron la banca al proyecto de Sergio Massa. Pero ni Larraburu ni Granados, intercedieron en defensa propia; de hecho fueron Roberto Costa, Baldomero Cacho Alvarez y Jorge D’Onofrio quienes le contestaron a Dichiara. Costa dijo que “había ofendido al género”; mientras que Álvarez lo caracterizó de cobarde por “meterse con las mujeres”.
Finalmente la votación se llevó adelante y Dámaso se convirtió en uno de los nuevos presidentes del Banco Provincia cobrando un abultado sueldo. Pero los cruces del pago chico no quedaron ahí, la sesión terminó con intercambio de palabras propias de enemigos. Al salir del recinto, Diana Larraburu refunfuñaba “son unos cagones”; lo repetía una y otra vez. El presidente del bloque, del massismo Jorge D’Onofrio intentaba tranquilizarla y mientras ingresaban al sector de los despachos en el edificio del senado le decía “dejalos, todavía están calientes porque perdieron”. Cuando en los pasillos de la legislatura este medio quiso hablar con Diana Larraburu ni bien salió del recinto, la senadora con algo de bronca acumulada sólo atinó a decir “preguntale a Dichaiara”. En el hall central, Alejandro Dichiara hablaba con la prensa y repetía lo mismo que minutos antes había dicho en el recinto.
