“La confianza se ha dañado seriamente y hay que reconstruirla”, señaló la canciller alemana, luego del escándalo por espionaje. “Hemos enterrado juntos a nuestros soldados en Afganistán. No puede ser que nos tengamos que preocupar de que nuestros aliados nos espíen”, enfatizó.
Merkel no quiso dar detalles de la conversación que tuvo con Barack Obama, pero habló de la sensación con la que se había quedado tras hablar con el presidente. Tras mostrar su convencimiento de que a partir de ahora los servicios de inteligencia de los dos lados del Atlántico colaborarán en nuevo escenario, Merkel aseguró que cree que Obama comparte este punto de vista.
Alemania convocó al embajador estadounidense en Berlín, John B. Emerson, para pedirle explicaciones sobre el supuesto espionaje al teléfono móvil de la canciller alemana. Los servicios de seguridad alemanes sospechan que la vigilancia sobre Merkel se prolongó durante años.
Según el diario Die Welt, un número de teléfono antiguo de la canciller aparece en uno de los documentos filtrados por el ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense Edward Snowden. La canciller usó esa línea de comunicación entre 1999 y el pasado mes de julio. Berlín cree que los espías norteamericanos podrían haber intervenido tanto los mensajes de texto como las llamadas de la jefa del Gobierno alemán. La Fiscalía Federal, que se ocupa de delitos de terrorismo y amenazas a la seguridad de Alemania, abrió una investigación sobre el caso.
Merkel llamó a Obama para protestar por el presunto espionaje de su teléfono personal. Un portavoz de la Casa Blanca aseguró que Washington “ni vigila, ni vigilará” el móvil de Merkel. Pero no descartó que lo hiciera en el pasado.