“Que la petición efectuada por los legisladores de la Provincia de Buenos Aires identificados en la presentación que antecede, no puede ser admitida en los términos en que fue formulada”, dice el texto de la Corte.
Más precisamente, el motivo exacto es la figura en la que fue presentado el pedido. “El amicus curiae es una figura en la que vos te presentás como tercero interesado en el proceso”, le explicaron a este portal especialistas en el tema, y agregaron tajantemente que “es imposible y no se conoce en la historia del derecho que prospere algo así”.
En ese sentido, LetraP pudo saber que a pesar del impacto que trataron de generar los legisladores yendo en conjunto a Capital Federal a brindar una conferencia de prensa en las mismísimas escalinatas de la Corte Suprema, el proyecto presentado era inviable desde el vamos.
Es más, hay quienes aseguran que apenas fue recibido el reclamo, prácticamente “hicieron un avioncito y lo tiraron por la ventana del cuarto piso”. “No hay representación, es una medida mediática, está agarrado de los pelos. Vos no podés representar a la Provincia, a menos que seas un ciudadano y digas que eso te perjudica en forma indirecta”, detallaron fuentes consultadas por este medio.
“Nos presentaremos bajo la figura de amigos del Tribunal en la causa que mantiene la provincia de Buenos Aires con el Estado nacional, por el 15% de retención de la coparticipación que le corresponde, que surge a partir del pacto fiscal. Aportando que el descuento este queda sin sentido luego de la nacionalización del sistema de AFJP”, le había explicado a este portal el titular del bloque de Diputados provinciales del FAP, Marcelo Díaz.
El escrito había sido redactado por los diputados Walter Martello (CC-ARI), Ricardo Lissalde (Alternativa Peronista) y Marcelo Díaz (FAP) junto a los senadores Ricardo Vázquez (FAP) y María Isabel Gainza (CC-ARI).
“Nosotros vamos a hacer en la Corte lo que el gobernador Daniel Scioli no hace”, indicaban los legisladores, en tono desafiante y a la vez optimista, a la espera de un resultado positivo, que –claro está- nunca llegaría.