Las tropas siguen desplegadas en los mismos lugares y atacan a la población civil, en oposición a las informaciones que el régimen había comenzado la retirada de sus efectivos de los centros urbanos.
La ciudad de Damasco, aseguró a Rusia que había empezado a aplicar el plan del mediador internacional, Kofi Annan, que incluye la retirada de tropas y armamento pesado de las ciudades, pero el Gobierno de Estados Unidos subrayó que no había indicios de que se cumpliera con este compromiso.
Los ataques se intensificaron en las ciudades donde todavía se manifiesta la oposición al régimen, y los bombardeos castigaron a Alepo (norte), Damasco, Deraa (sur), Homs (centro) y Deir el Zur (este), así como las poblaciones situadas en las inmediaciones de esas urbes.
Los ataques de las fuerzas gubernamentales causaron cerca de cincuenta muertos, entre ellos 21 en Homs, 15 en la periferia de Damasco y seis en Idleb (norte), de acuerdo a los datos de los opositores Comités de Coordinación Local (CCL).
En Homs, los bombardeos se centraron en la localidad de Zafaraneh, donde una mezquita y varios edificios de viviendas quedaron parcialmente destruidos.
Los bombardeos coinciden con las negociaciones en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, sobre el contenido de una declaración presidencial con la que se pretende apoyar el 10 de abril, como la fecha límite, la aplicación del plan de paz ideado para Siria.
Está previsto que un equipo de la ONU llegue a Siria en las próximas 24 horas para preparar el terreno ante el eventual despliegue de una misión de observadores.
Según la ONU, desde el inicio de las protestas contra Al Asad, hace poco más de un año, unas 9 mil personas perdieron la vida en Siria.