Argentina tiene la segunda mayor reserva de litio del mundo. Sin embargo, si un emprendedor quiere conseguir la materia prima necesaria para fabricar baterías en el país, tiene que recurrir a la importación del recurso que las empresas extranjeras extraen del NOA y venden a las fábricas gigantes de Asia, que proveen de baterías de litio al mundo. Así lo explica, con tono de denuncia, el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Marcos Actis.
Actis dirige el Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) que desde 2020 brinda asistencia técnica, capacitación y transferencia tecnológica para que la empresa de Transporte Nueve de Julio reemplace los motores diésel de propulsión convencional por motores eléctricos en algunas de sus líneas de colectivos. Por eso, conoce las dificultades para la producción local de baterías de litio. “Hay una pyme argentina -cuenta- que hoy está desarrollando celdas de litio para baterías de arranque de motos y tiene que importar el carbonato de litio porque las empresas chinas que están extrayendo litio se lo llevan y nosotros tenemos que importarlo. Haber entregado las minas de litio a las empresas privadas extranjeras fue lo peor que se pudo haber hecho”.
Además, Actis asegura que las trabas a las importaciones existentes, de partes y piezas de tecnología, retrasaron el trabajo que están haciendo con la empresa platense: después de presentar la primera unidad reconvertida, que quedó como prototipo del trabajo, el segundo colectivo, que se había anunciado para diciembre, quedó inconcluso por los problemas en la Aduana para ingresar partes y piezas que no se fabrican en el país. El dato resalta el debate que atraviesa Argentina: cómo industrializar y agregar valor al carbonato de litio, el más demandado por la industria de la electromovilidad.
-¿Es muy complejo instalar una fábrica de baterías de litio en el país?
-Si bien no es imposible, conseguir los elementos para desarrollarlo lo hace una tarea compleja. Las piezas son importadas, el acero es importado, el controlador es importado, el motor para una máquina también hay que traerlo de afuera. Una planta que fabrique celdas de baterías de litio para proveer a 50 colectivos al año significa una inversión de más 10 millones de dólares y eso hay que promoverlo y cuidarlo. Acá no protegemos la industria.
-¿Alcanza con un marco regulatorio nacional sobre electromovilidad para modificar estas cuestiones?
-Se debe fomentar la reconversión de los vehículos existentes. Eso nos va a dar expertise para hacer piezas acá. Es importante desarrollar el mercado de repuestos para la reconversión a electromovilidad y lograr que la disminución de motores a combustión interna llegue más rápido, que tenga impacto. Algo como lo que pasó con la tecnología del GNC que comenzó con la adaptación de vehículos convencionales.
-¿Cuál es el norte que tiene que tener una futura ley de electromovilidad?
-Tenemos que tener en cuenta que no contamos con infraestructura para recarga, que no tenemos redes o infraestructura eléctrica suficiente. Para que esto funcione sustentablemente deberíamos estar produciendo más energía renovable.
-No hay una matriz energética basada en la electricidad.
-Claro, nuestra matriz es más de combustibles fósiles que otra cosa.
-¿Cómo evalúa la ley que aprobó La Rioja sobre el tema litio?
-Como hizo Bolivia: que el litio no se vaya del país como litio, sino como batería. La potestad de la tierra la tienen las provincias, pero las provincias son muy vulnerables a las corporaciones.
-¿Y cómo pueden negociar las provincias?
-Deberían condicionar a las empresas, exigirles la instalación de una planta de baterías local. Aunque la verdad es que las mineras que están extrayendo en las provincias argentinas quizás no tengan una fábrica de baterías. Esas mineras son proveedores de las grandes empresas de baterías chinas. El gran jugador de baterías es China; esas fábricas no vienen a buscar el litio, se lo compran a las mineras que lo extraen.
-¿Hay peligro de que el litio termine funcionando como commodity, como la soja?
-Claro, así los chinos prefieren comprar los granos y no la harina de soja. Veo muy complicada la resolución de estos temas, peor aun en el contexto de división política que registra nuestro país... eso lo hace más difícil.
-¿A qué jugadores habría que promocionar el Estado para que se desarrollaran en este tema?
-Hay pymes que quieren fabricar acá. El Estado debería tomar la iniciativa. No crear una empresa litífera. YPF debería tener una intervención importante en todo esto, porque, cuando se termine el petróleo, ¿qué va a hacer? Un jugador interesante es YPF y algo está haciendo: Y-Tec está junto a la Universidad en el proyecto para la fábrica de baterías, a pequeña escala, un prototipo a escalar. Las máquinas de la fábrica son todas importadas, es una fábrica “llave en mano” que viene de China. También están tratando de armar la empresa YPF litio para explotar y obtener litio para después producirlo.
-¿La Facultad de Ingeniería está trabajando con la provincia de Jujuy?
-Estamos transfiriendo la experiencia de reconversión de vehículos a la empresa Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE), que también apuesta a eso. Jujuy tiene un arreglo con las mineras que indica que el 8.5% del litio que extraen es de propiedad de la provincia. Jujuy está tratando de fabricar baterías en el país a partir del carbonato de litio que le queda de la extracción, todo a largo plazo.