Marinos retirados recorrieron la semana pasada el lugar donde estudiaron, la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Allí se fotografiaron, cantaron el himno de la fuerza alrededor del mástil de la Plaza de Armas y celebraron en sus redes sociales que aquella visita era “un primer paso” hacia la “recuperación” de la “ESMA usurpada”. Casi todos son parte de la promoción 1978 de la institución: estudiaban allí mismo donde se cometían crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. Organismos de derechos humanos y sobrevivientes repudiaron el episodio y exigieron explicaciones al ministro de Defensa, Luis Petri, quien se mantiene en silencio. En la cartera castrense se desligaron del asunto sin darle más importancia: “No tenemos nada que ver, fueron todos civiles”.
“Hoy hicimos historia en la ESMA usurpada”, se autocelebraron vía redes sociales los marinos retirados que participaron de la intervención reivindicatoria de la fuerza en el predio que desde 2004 fue recuperado con fines de preservar la memoria sobre los crímenes de lesa humanidad que militares, policías y civiles cometieron contra víctimas de la última dictadura cívico militar entre 1976 y 1983.
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La ESMA "usurpada"
La visita de los marinos nostálgicos fue en el marco de la celebración por el Día de la Armada. “Buenos días camaradas señores ex alumnos el día 17 mayo 09:40 por nuestra cuenta nos reunimos en el ingreso al museo Malvinas dentro de la esma para recorrer unidos dicho museo y a posterior cantaremos la marcha de la ármada para honrar a todos los ex alumnos (SIC)”, convocó el marino Jorge Esteban Quisbert en el grupo de Facebook “Ex alumnos de la ESMA promoción del 78”.
Al igual que lo hicieron hace algunas semanas la referente negacionista Cecilia Pando o el carapintada Aldo Rico, los militares nostálgicos ingresaron a través del Museo Malvinas, dirigido a partir de la gestión de Javier Milei y Victoria Villarruel por el militar retirado y veterano de guerra Esteban Vilgré La Madrid. No se quedaron ahí.
Recorrieron varios edificios del predio. Algunos se acercaron al Museo Sitio de Memoria y de hecho comenzaron el recorrido, pero desistieron al llegar al sótano, escenario de torturas. Otros se sacaron fotos con el avión Skyvan utilizado en los vuelos de la muerte, uno de los métodos de exterminio utilizado para desaparecer a las víctimas de ese centro clandestino, uno de los más importantes del genocidio argentino más reciente.
En torno del mástil con la bandera argentina ubicado en el centro de la Plaza de Armas, entonaron la marcha de la Armada en la que se autoproclaman como la “valiente muchachada de la Armada” a la que “la furia de los vientos desatada no doblegará jamás a su corazón viril y audaz”.
Repudios contra el negacionismo
Sobrevivientes del centro clandestino que funcionó en el Casino de Oficiales de la ESMA denunciaron “la actitud provocativa” de los egresados y consideraron, sobre todo los cánticos reivindicativos de la Armada en la Plaza de Armas del Espacio de Memoria, como “acciones y discursos de negación” de los crímenes de lesa humanidad que allí sufrieron ellos y otras cerca de cinco mil personas que no sobrevivieron.
A través de un comunicado solicitaron a la Secretaría de Derechos Humanos “su oposición y desautorización de este tipo de actos en pos de la salud anímica y espiritual de nuestra sociedad”. Los sobrevivientes no se oponen a que los militares retirados visiten el predio. “Nosotros repudiamos cualquier acción que nos ataque a nosotros, a nuestra historia y a nuestras luchas por Memoria Verdad y Justicia”, apuntaron. “Bien le haría a nuestra historia reciente y a la Justicia que estos suboficiales o ayudantes aporten datos en las causas aún abiertas”, insistieron.
No es la primera vez que exalumnos de lo que fue la escuela de la fuerza armada visitan el predio, que es abierto a todo público. El foco de la preocupación de quienes sostinenen las actividades del Espacio no es el hecho de la visita en sí misma, sino lo que hicieron sus participantes durante aquella mañana. “Suelen venir. Nunca se animaron a tanto”, apuntaron en el Espacio.
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La arenga en Facebook de uno de los miembros del grupo de exalumnos de la ESMA.
“Lo que no puede suceder es que aquí se realicen expresiones negacionistas o se reivindiquen a las fuerzas que fueron responsables del horror. Acá, y mientras muchos de estas personas que reivindicaron a la Armada la semana pasada estudiaban, durante la dictadura se secuestró gente, se la mantuvo en cautiverio clandestinamente en condiciones inhumanas, se torturó, se robaron bebés, se abusó de mujeres, se asesinaron personas”, puntualizaron fuentes del Espacio.
En ese sentido, coincidieron con el colectivo de sobrevivientes sobre la necesidad de que, quienes convivieron en su formación con los años de crímenes de lesa humanidad sucedidos en la ESMA durante la última dictadura, sean convocados por la Justicia para que cuenten lo que saben.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) repudió de igual manera la intervención, a la que definieron como “un acto reivindicatorio de la dictadura en un lugar emblemático”. “Es un hecho muy grave y doloroso, el primero de este tipo y que contó con la autorización del Ministerio de Defensa”, confirmó el organismo de derechos humanos a través de un comunicado en el que consideró que el aval oficial a la intervención “habilita una canalización política de posiciones reivindicatorias minoritarias entre las Fuerzas Armadas y marca un precedente para que otras promociones puedan realizar actos similares”.
El silencio de Luis Petri
Además, contextualizaron el hecho con otras actitudes que tuvo la cartera a cargos de Luis Petri: el desmantelamiento de los equipos civiles de relevamiento y análisis de archivos de las Fuerzas Armadas; el silencio ante el homenaje en un predio militar al represor condenado a prisión perpetua Horacio Losito y la caracterización que el propio ministro Petri hizo del proceso de Memoria, Verdad y Justicia como una campaña de estigmatización contra las fuerzas.
Ante la consulta de Letra P, en el Ministerio de Defensa negaron conocer previamente la situación. “No tenemos nada que ver, estaban todos de civil y además, no rompieron nada, ¿no?”, aseguraron fuentes del área de prensa y comunicación de la cartera castrense, sin darle más importancia a un episodio inédito y que marca un precedente grave en términos de provocación negacionista en uno de los espacios de memoria más importantes del país.
A través de sus abogados querellantes, los sobrevivientes solicitaron al juez federal que tiene a su cargo la Megacausa ESMA, Ariel Lijo, que “con urgencia intime al Ministerio de Defensa con el objeto de que indique a los integrantes de las Fuerzas Armadas que en los sitios de Memoria tienen vedado ejercer todo tipo de actividad que no se corresponda con los propósitos” de la ley de Sitios de Memoria “o que tiendan a obstaculizar las investigaciones judiciales”.
