La speaker coach Mónica Roman, especialista en contenidos y formación, propone una guía en siete pasos para quienes deben enfrentar el desafío de brindar una conferencia. Su método apunta a lograr una presentación clara, emotiva y efectiva, alineada con los intereses del público.
Estas siete etapas se pueden traducir en siete preguntas:
Identificar el mensaje central: el primer paso clave
Toda conferencia debe partir de una idea fuerza. Este concepto, que actúa como el corazón del mensaje, permite enfocar el contenido y alinearlo con las necesidades o aspiraciones del público. En lugar de volcar información sin dirección, es fundamental responder a una pregunta esencial: ¿qué aporta mi charla a quienes me escuchan?
Esta claridad de propósito no solo orienta la selección de los temas, sino también ayuda a evitar distracciones o desvíos irrelevantes durante la exposición.
Apoyarse en tres pilares para ordenar el contenido
Una estructura sólida se construye sobre tres ideas principales que funcionen como ejes argumentales. Este enfoque, además de facilitar la comprensión, permite que cada punto sea desarrollado con profundidad y con los recursos adecuados para mantener la atención del auditorio.
Mónica Roman recomienda evitar el exceso de datos o conceptos. En su lugar, sugiere priorizar la claridad y el impacto emocional.
Emoción y conexión: la importancia de conmover
Contar historias, recurrir a metáforas, utilizar preguntas desafiantes o compartir anécdotas son herramientas eficaces para movilizar a la audiencia. El contenido informativo debe complementarse con elementos narrativos que generen empatía y hagan que el mensaje sea recordado más allá de la charla.
El objetivo es lograr que el público no solo comprenda, sino que también sienta y actúe en consecuencia.
Cómo diseñar la apertura y el cierre de la charla
Un buen comienzo capta la atención y crea expectativas. La propuesta es iniciar la presentación desde el problema que se busca resolver, ubicándose del lado del público y ofreciendo una promesa concreta de lo que podrán lograr tras escuchar la exposición.
Del mismo modo, el cierre debe ser contundente. Volver a la idea central y concluir con una frase inspiradora o un llamado a la acción ayuda a dejar una huella perdurable.
La hoja de ruta: planificación visual y narrativa
Finalmente, se sugiere construir un storyboard que delimite los bloques de contenido, los recursos que se utilizarán y el tiempo estimado para cada parte. En lugar de diapositivas saturadas, es mejor usar imágenes grandes y frases breves que acompañen el discurso sin distraer.
La charla debe leerse como una historia, con un desarrollo claro y emocionalmente coherente, donde cada parte cumple un propósito específico.