La elección de autoridades provinciales del domingo 25 de junio complican las tareas de armado de los presidenciables de Juntos por el Cambio (JxC). El candidato a gobernador de Córdoba, Luis Juez, analiza la conveniencia de invitar al acto de cierre de campaña del próximo jueves a las referencias de la Mesa Nacional de la coalición opositora. Se debate entre la provincialización de la estrategia o la continuidad del concepto amplio que debutó en ese palco donde Horacio Rodríguez besó a Patricia Bullrich, ante la mirada cómplice de Gerardo Morales.
Ocho horas antes de que las escuelas habiliten el ingreso de la gente al cuarto oscuro, las listas que se medirán en las PASO estarán cerradas. La dirigencia involucrada en la puja provincial intentará negar la existencia de esa rosca que los distrae del objetivo de vencer al cordobesismo. Pero ocurre y la vidriera de apoyos que tendrán las figuras del PRO empieza a develarse.
El jefe del bloque radical en Diputados, Mario Negri, tomó la decisión de migrar del palomar del jefe de gobierno porteño y el gobernador de Jujuy hacia el nido halcón. Junto a su núcleo, trabajará para la candidatura presidencial de Bullrich, según anticiparon a Letra P inobjetables fuentes de la mesa chica del entrerriano.
La confirmación era esperable porque una candidatura nacional de Negri no implica un reconocimiento anticipado de derrota de JxC el próximo domingo. Por ejemplo, es el problema que tiene el juecismo que tiene aspirantes en gateras, pero que por corrección política deben admitir que la prioridad es el potencial gabinete de su jefe.
Negri tiene el juego tercerizado en la provincia a través de Marcos Carasso, el titular de la UCR de Córdoba y compañero de fórmula de Juez. En otras palabras, no es candidato oficial y se daba por descontado que su apuesta sería la compulsa nacional con mira a una banca de las nueve que se ponen en juego o la fórmula presidencial.
Sin impedimentos para blanquear, la proximidad con Rodríguez Larreta ubicaba a Negri en la cabeza de la lista legislativa que enfrentaría a la de Bullrich, con el deloredista Luis Picat en la apertura.
Pasaron cosas. El porteño y el jujeño de JxC invitaron a Juan Schiaretti a formar parte de un armado antikirchnerista. Bullrich interpretó el convite como una maniobra abierta para perjudicarla en Córdoba. En la provincia mediterránea la exministra de Seguridad lidera las encuestas, detrás del gobernador y el libertario Javier Milei.
El factor Schiaretti generó el repudio generalizado de la dirigencia cambiemista autóctona. Bullrich aprovechó el descontento para obturar el ingreso del cordobés a la coalición y fidelizar los contactos con la dirigencia local. Como en la PASO de 2021, que enfrentó el “dedo” de Macri en la suerte de las boletas cordobesas, Bullrich se erigió como la madrina del proceso electoral provincial y del objetivo de Juntos de terminar con 25 años de peronismo en la provincia.
¿Schiaretti o las encuestas?
El negrismo plantea esta situación como la catalizadora de la decisión de salir de la órbita larretista. Sin embargo, desde el campamento que ahora integra señalaban que la desventaja estadística del jefe de gobierno porteño lo preocupaba. Con Milei y Schiaretti en la escena, JxC no tendrá cinco o seis bancas, como en oportunidades anteriores. Admiten que la sábana será muy corta y sitúan el objetivo de máxima en tres escaños.
Como sea, desde la mesa chica de Negri eliminan este tipo de especulaciones de “casta”. “Mario Negri siempre nos dijo que esperaría a la Convención Nacional de la UCR para tomar una definición sobre el candidato o candidata que apoyaría; también, sobre su futuro político”, introducen.
Estas condiciones previas se cumplieron y Negri empieza a mover. Sin embargo, las mismas fuentes niegan que esté negociando un lugar en la lista de Bullrich, el tercero, como señalaban las versiones que sonaron durante la tarde del feriado patrio. "Lo vemos enfocado en la pelea provincial, no tiene ánimos de ser candidato", toman los recaudos por si la jugada no sale.
¿Negri rechaza ir detrás de Picat? Responden que no es una cuestión de egos y que será responsabilidad de la presidenciable determinar el lugar que tendrá “uno de los dirigentes con altísimo nivel de conocimiento nacional y comprobado juego en el Congreso”. Los alfiles de Negri refuerzan sus condiciones hasta rozar lo obvio: el Congreso que se viene exigirá muñeca.