La crisis que desató el intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cambió el escenario de la cancha en que la Unión Industrial Argentina (UIA) iba a poner en juego las condiciones para las inversiones energéticas en Vaca Muerta, pero no logró desbaratar la batería de pedidos y propuestas que el sector planteará en el mediodía de este martes, 96 horas después de lo previsto, en una conferencia de prensa que encabezará el presidente de la entidad fabril, Daniel Funes de Rioja, junto con parte del Comité Ejecutivo y el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez.
El frustrado inusual festejo afuera de la región metropolitana bonaerense del viernes buscaba el objetivo de mostrar el potencial de Vaca Muerta, que es el reservorio de gas y petróleo que le permitirá al país achicar las importaciones de energía durante el invierno, si es que se concreta en tiempo y forma la puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner. Pero también sería la punta de un negocio que, inversiones privadas de por medio, podría generar ingreso de divisas por exportaciones por encima del peso que tiene el potente complejo sojero. La conferencia llegará ahora con el ministro de Economía, Sergio Massa, en su primera gira por los Estados Unidos, donde visitará las oficinas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El lobby de las petroleras se había activado, al punto de mostrar unidad empresarial como símbolo de fortaleza ante las necesidades del sector. Casi todas las compañías iban a estar en un conversatorio previo al evento central que fue suspendido ante el atentado contra la expresidenta, ya que tomó el carácter de acto de repudio. Como alternativa, se realizó una charla privada con los industriales que se realizó en la sede central que tiene el Grupo Techint en la capital neuquina.
Según pudo saber Letra P, el pedido principal versará por la "previsibilidad", a partir de "reglas de juego claras y constantes en el tiempo". Todo un clásico. Tiene un antecedente: el jueves pasado, IDEA, entidad que representa a los ejecutivos de las grandes empresas internacionales y nacionales, junto con el centro de estudios FUNDAR, propuso una serie de medidas para lograr las normas reclamadas por los petroleros y, de ese modo, generar inversiones, con el objetivo de convertir en exportadora de gas a la Argentina: que el marco regulatorio "se adapte a las características de un país exportador y que deje atrás un esquema normativo diseñado para garantizar el abastecimiento del mercado local".
"Se requieren condiciones regulatorias que blinden a la cadena de la volatilidad que experimentó la macroeconomía local a lo largo de las últimas décadas”, dice el trabajo presentado por Nicolás Arceo, titular de la consultora Economía y Energía; Daniel González, ex CEO de YPF y actual director ejecutivo de IDEA; y Guido Zack, director del área económica de Fundar. El paper agrega que es necesario “el implemento de mecanismos que garanticen la estabilidad fiscal, el pago de deuda, la remisión de utilidades y el acceso al mercado único y libre de cambios (MULC) para la adquisición de insumos y pago a proveedores”.
De hecho, el presidente y CEO de Techint, Paolo Rocca, había mantenido a principios de mayo una reunión privada con Alberto Fernández y el entonces ministro Martín Guzmán. Asistió a Olivos acompañado de Luis Betnaza, su hombre de mayor confianza y de gran peso en la UIA, y planteó una inversión millonaria en dólares para una planta de Gas Natural Licuado (GNL) en una ciudad costera. La obra iba a estar a cargo 100% en manos privadas y sería una insignia de futuras instalaciones para todo el sector, pero requería de una ley que blindara a las empresas.
Esa movida chocó contra la resistencia de CFK y el camporismo, controladores de la Secretaría de Energía, que creía que esos reclamos eran “exacerbados”. “Si hay una guerra, como sucede ahora, no podés no cobrar un impuesto por ganancias extraordinarias. Lo que querían era tener retenciones fijas, sin medir las necesidades del país”, le dijo a Letra P una fuente energética.
La contracara, porque no necesitó reglas especiales, fue la firma del acuerdo entre la estatal YPF con la empresa malaya Petronas que presentó Fernández y que fue festejado, vía redes sociales, por Cristina Kirchner, unas horas antes del ataque que sufrió en la noche del jueves pasado. La propia vicepresidenta había recibido a los representantes de ambas empresas en su despacho del Senado.
Lo cierto es que los empresarios se quedarán con las ganas de tener al Presidente en la misma mesa, y aclararon que el evento de este martes no será un reemplazo del Día de la Industria que se iba a hacer en tierras patagónicas. Pero sí mantendrán la agenda. Neuquén fue el segundo intento de festejar afuera de Buenos Aires, luego de la polémica ausencia de la plana principal del gobierno el año pasado, cuando la UIA había querido llevar el festejo a una empresa entrerriana, que estaba en litigio con el Estado nacional.
En ese entonces, a pesar del cambio de escenario por una de las plantas de la fábrica Alberdi, propietaria del tesorero de la entidad y jefe de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA), Martín Rappallini, la Casa Rosada sólo había enviado al entonces secretario de Industria, Ariel Schale, Por aquellos días preelectorales, los industriales se quejaban del triple cepo: suspender trabajadores, prohibir despidos y la doble indemnización, cuando todavía estaban vigentes restricciones por la pandemia.