DE LA CARTA A LA REALIDAD

El acuerdo no será magia: CFK imagina una rosca larga liderada por el Presidente

No piensa en una mesa para la foto, sino en un proceso. Celebra las reuniones del Gobierno con el Círculo Rojo. "Los titulares" de hoy y de siempre.

Un proceso largo que puede durar “días, semanas o meses” liderado por el presidente Alberto Fernández, con discusiones profundas con los sectores político, empresarial, mediático y sindical y la economía bimonetaria en el centro de la mesa. Así imagina Cristina Fernández de Kirchner el acuerdo que pidió en la carta que dio a conocer el 26 de octubre, que sacudió el debate público.

 

Qué forma toma el acuerdo al que llamó Cristina es el primer punto sobre el cual indagar. ¿Las mesas sectoriales que impulsa el Gobierno están en línea con esa idea? ¿La reunión que tuvo Martín Guzmán con los miembros de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) son parte de la solución? ¿Los encuentros bilaterales que ya tuvo el Presidente con los empresarios de primera línea del país tienen el mismo espíritu? ¿Es necesario que, en algún momento, todos los actores presenten el acuerdo formalmente en sociedad?

 

Acuerdo, en idioma cristinista, no significa foto, anuncio pomposo y gacetilla. Las fotos, las mesas de diálogo, las grandes proclamas, pueden quedar en la nada si de esas conversaciones no surgen cambios concretos, avisa la vicepresidenta. “Cristina hizo un llamado real a discutir. Después se verá qué forma toma ese acuerdo; si lleva días, un mes o un año. Las negociaciones van a llevar tiempo, porque los acuerdos tienen que ser de largo plazo y sobre cuestiones que hay que resolver hace años. Nada de esto va a resolverse de un día para el otro”, apuntan en el entorno de la expresidenta.

 

En la misma línea lo interpretó, desde Juntos por el Cambio, el expresidente de la UCR Ernesto Sanz, que cree que el último gran acuerdo de la Argentina democrática fue en 2002, convocado por Eduardo Duhalde, que tuvo como protagonista radical a Raúl Alfonsín. El pacto de Olivos, entre Alfonsín y Carlos Menem, también se cita como ejemplo. Grandes acuerdos que apuntan a fijar reglas que puedan perdurar décadas.

 

“Está todo en la misma línea. Ya lo estamos haciendo y es previo a la carta”, le dijo a Letra P un ministro que participa de una de las mesas de acuerdos sectoriales que impulsa el Gobierno. Cristina las aprueba. También cree que las reuniones del Presidente con “los titulares”, como Paola Rocca, Javier Madanes Quintanilla, Roberto Urquía y Marcos Bulgheroni, por citar algún ejemplo, son “recontra positivas”, según sus voceros. 

 

 

 

Con Guzmán, la sintonía es total. La vicepresidenta tiene una excelente relación y contacto permanente con el ministro de Economía. Palabras más, palabras menos, fue lo que Guzmán intentó transmitirles a los empresarios a los que recibió el lunes en el Palacio de Hacienda, que adujeron que las supuestas internas del oficialismo traban los acuerdos. “El Frente de Todos está ordenado”, afirman desde el despacho de Cristina. El ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y el presidente del bloque del Frente de Todos en Diputados, Máximo Kirchner, también tienen línea subterránea con la primera línea del empresariado.  

 

“El Frente de Todos está ordenado”, afirman desde el despacho de Cristina. Con todo, la carta hizo ruido hacia adentro del Gobierno y cortó, al menos de forma transitoria, el diálogo diario que la vice mantenía con Fernández.

Con todo, la carta hizo ruido hacia adentro del Gobierno y cortó, al menos de forma transitoria, el diálogo permanente y diario que la vicepresidenta mantenía con Fernández. El factor sorpresa que usó Cristina para hacer público su pensamiento no cayó en gracia en la Casa Rosada. “Su capacidad de sorprender es positiva y la carta fue un respaldo claro a la jefatura de un presidente para solucionar los problemas”, apuntó un hombre de diálogo con CFK. Por ahora, la vice no volvió a verse con el Presidente, pero los acuerdos están en marcha.

 

¿Hay contradicción entre el planteo que hizo Cristina en su carta y el señalamiento público que hizo vía Twitter, después del acto por el 9 de Julio? En aquella ocasión, la vicepresidenta había recomendado una nota de Alfredo Zaiat publicada en Página 12, crítica de los sectores empresarios que forman parte del G-6, la Unión Industrial Argentina (UIA), la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Sociedad Rural Argentina (SRA).

 

“No, es un llamamiento a todos a cambiar la lógica”, afirman en el entorno de la titular del Senado. Los nombres son los que son y con ellos deberá dialogar el Gobierno. La vicepresidenta se sentó con ellos durante años, compartió anuncios e inauguró sus fábricas. Durante su presidencia, apuntan en el kirchnerismo, el balance siempre les dio positivo, pero la lógica del pensamiento en dólares nunca cambió. Las empresas venden en pesos a trabajadores que ganan en pesos, pero unos y otros corren detrás del billete verde. La inclinación por refugiarse en el dólar llevó incluso a algunas empresas a bajarse del plan de Asistencia a la Producción y el Trabajo (ATP) para comprar dólares. “La lógica de comprar dólares en vez de pagar sueldos que van a mover el consumo que después termina beneficiando a las empresas muestra que esto está mal”, apunta el cristinismo. El trabajo, de corto, mediano o largo plazo, está en cabeza del Presidente y su equipo.

 

Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires.
Pedro Dellarossa no descuida el pago chico rumbo a las elecciones en Marcos Juárez de 2026. 

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