Nada se elige, pero todo se juega

 

Este domingo en la Argentina se llevará a cabo una elección atípica: las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) pasarán de ser, solo una gran y única (en el mundo) encuesta nacional para definir internas partidarias, a definir el futuro político de un país en crisis. 

 

¿Quien hubiera arriesgado un solo peso en enero de 2019 a que la elección presidencial tendría grandes chances de definirse en primera vuelta? Absolutamente nadie.

 

A principio de año un sector del periodismo y algunas consultoras predecían un futuro en donde tres tercios se iban a disputar la Presidencia. Por un lado el gobierno nacional, con una candidatura de Mauricio Macri puesta en duda, debido a la brusca caída interanual de su imagen, golpeada principalmente por el desastre económico, la escalada del dólar y la inflación. En el otro extremo, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien se le atribuía un techo de 30 puntos, debido a su imagen deteriorada por causas de corrupción. En el centro, una tercera vía con dificultades para organizarse. Allí aparecía Roberto Lavagna, impulsado por el senador peronista Miguel Angel Pichetto.

 

 

 

Ese escenario era planteado por una gran parte de los comunicadores como un esquema de tres tercios, en el cual el gobierno nacional no sería capaz de superar a la ex presidenta en una primera vuelta y muchos menos de acercarse a los 45 puntos, pero en un eventual ballotage contra el kirchnerismo el triunfo estaba asegurado. Era tal el grado de convicción que hasta se afirmaba que el único con posibilidades reales de vencer mano a mano al presidente Mauricio Macri era Roberto Lavagna.

 

A horas de las PASO, podemos afirmar que es una elección donde no se elige nada pero se pone en juego todo. ¿Por qué afirmamos que se pone en juego todo? Porque es una elección que se adelantó a su propósito, ya que pasó de dirimir internas partidarias a ser la elección que prepara un escenario de definición en primera vuelta. Pero ¿puede definirse en octubre? No solo puede, sino que es muy probable. 

 

Desde la consultora Proyección M&C realizamos mediciones mensuales y llevamos adelante un observatorio de encuestas nacionales. En los primeros meses del año veíamos en nuestros sondeos un escenario electoral donde la figura de la ex presidenta era quien lideraba con una intención de voto cercana al 35, seguida por el presidente Macri (cercano a los 30 puntos), mientras que Roberto Lavagna no lograba superar los 15 y junto al resto de los candidatos de Alternativa Federal no llegaban a conformar un verdadero tercio. 

 

 

 

Hasta que todo cambió. La candidatura de Alberto Fernández tomó por sorpresa a propios y ajenos. Esa misma mañana del sábado 18 de mayo, a pesar de que algunos recomiendan dejar pasar “la espuma”, decidimos realizar una medición sobre el impacto de tamaño hecho político, que cerramos tres días después. Sorpresivamente la fórmula Fernández-Fernández se acercó a los 39 puntos, número que más allá de la “espuma” logró conservar con el pasar de los meses. 

 

Por su parte, como un castillo de naipes los candidatos del Peronismo Federal/Alternativo se fueron cayendo y el gobierno, en un primer momento no pudo o no supo cómo responder. Los tres tercios que nunca existieron ya no podían ni siquiera imaginarse. 

 

Entre mayo y junio fuimos visualizando como se acentuaba una polarización que anunciamos en cada uno de nuestros análisis. Por su parte, la incorporación de Pichetto a la fórmula presidencial no restó ni sumo en términos de intención de voto. Aunque entre otras cosas demostró que Macri había consolidado un electorado fiel, cuyo candidato preferido no era el Senador peronista, pero aún así seguiría eligiendo al oficialismo. 

 

En el último mes, ambas fuerzas crecieron gracias al efecto de la polarización y la reducción de los indecisos, pero nunca registramos un escenario de paridad, como sí mostraron otras consultoras. Esa diferencia se mantuvo hasta la primer semana de agosto (fecha de nuestras últimas encuestas), en donde el Frente de Todos se impondría a Juntos por el Cambio a nivel nacional por 7 puntos y en provincia de Buenos Aires en la categoría gobernador/a por 4 puntos. 

 

¿Entonces por qué es posible que pueda definirse en octubre? Si el frente de todos a nivel nacional logra superar por una distancia amplia y cruzar la barrera de los 40 puntos y en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof se impone por 4/5 puntos de distancia será muy difícil para el gobierno remontar el resultado, no solo por lo estrictamente electoral, sino que además mostrará dificultades para controlar la agenda y llegará golpeado a una contienda definitoria. Pero si la distancia es exigua, podrá instalar un sentimiento de remontada, la elección de Octubre quedará abierta y el efecto de polarización empujará a ambas fuerzas cerca de los 45 puntos. En este caso podríamos estar frente a un atípico “virtual” ballotage en primera vuelta, donde las terceras vías terminarían de desconfigurarse y quienes quieran elegir peronismo tendrán una única opción clara frente a la continuidad del oficialismo.

 

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