El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este martes al anunciar a través de Twitter que el actual jefe de la CIA, Mike Pompeo, será el nuevo secretario de Estado en lugar de Rex Tillerson, y justificó su decisión al señalar que comparte "una forma de pensar similar" con el nuevo jefe de la diplomacia.
El mandatario republicano también informó a través de la red social que Gina Haspel, hasta ahora número dos de la Agencia Central de Inteligencia, será la primera mujer en quedar a cargo de la misma. La funcionaria tiene un historial de defensa de la tortura y de los "agujeros negros" de la CIA en el exterior, por lo que su nombre genera resistencias.
"Mike Pompeo, director de la CIA, se convertirá en nuestro nuevo secretario de Estado. ¡Hará un trabajo fantástico! ¡Gracias a Rex Tillerson por su servicio! Gina Haspel se convertirá en la nueva directora de la CIA, y la primera mujer elegida. ¡Felicitaciones a todos!", escribió el magnate.
Tillerson, ex CEO de la petrolera Exxon, tuvo roces con Trump desde su llegada al gabinete, al comienzo del gobierno republicano, y debió salir a desmentir en varias ocasiones rumores sobre una supuesta renuncia.
Según un comunicado del subsecretario de Estado, Steve Goldstein, su ex jefe " no sabe por qué fue destituido y estaba dispuesto a quedarse".
Esa revelación pone en foco los innumerables puntos de discrepancia entre el funcionario desplazado y el Presidente. Entre ellos se destacan la incomodidad que le generaba al canciller la improvisada diplomacia vía Twitter del mandatario, el recorte de casi un tercio del presupuesto del Departamento, la salida decidida por la Casa Blanca del Acuerdo de París sobre cambio climático, el traslado de la embajada en Israel a Jerusalén y la permanente embestida de Trump contra el acuerdo nuclear con Irán.
Más recientemente, Tillerson fue uno de los miembros del gabinete que le advirtió al presidente que la imposición de aranceles al acero y el aluminio afectaba innecesariamente a aliados valiosos de Estados Unidos en el mundo.
Las desavenencias fueron incluso públicas y agresivas. A Tillerson se le adjudicó haberles dicho a miembros de su equipo que el mandatario era “un estúpido”. Lo curioso es que el propio Trump se hizo eco de la versión. “Creo que esa información es falsa, pero si dijo eso, supongo que tendríamos que comparar nuestros coeficientes intelectuales… y puedo asegurar quién va a ganar”, replicó.
La defenestración de Tillerson coincide, irónicamente, con las primeras señales de éxito de su diplomacia de apaciguamiento hacia Corea del Norte, calificada en su momento por Trump como “una pérdida de tiempo”. El magnate ahora está dispuesto a ponerle fecha a una reunión con el dictador Kim Jong-un para tratar la posible desnuclearización de la península de Corea.
Pompeo es uno de los representantes de la línea más dura del Partido Republicano y fue uno de los líderes de la facción ultraconservadora del partido, conocida como Tea Party.
Los gobiernos de América Latina ya calculan el nuevo tenor de la relación con Estados Unidos, toda vez que Pompeo es considerado un halcón que en el pasado ha adoptado posturas a favor de un endurecimiento de la relación con Cuba, del repudio del pacto con Irán, del mantenimiento de la prisión de Guantánamo y de la aplicación de la pena de muerte a Edward Snowden, el consultor informático de la CIA y la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) que provocó un escándalo en 2013 con la difusión de un esquema global de espionaje.
"Pompeo continuará nuestro programa de restaurar el papel de Estados Unidos en el mundo, fortaleciendo nuestras alianzas, confrontando a nuestros adversarios y buscando la desnuclearización de la península de Corea", dijo la Casa Blanca en un comunicado oficial.