SAN PABLO (Enviado) El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó el segundo turno electoral con el 55,14% de los votos y se convirtió en presidente electo de Brasil, de acuerdo con el resultado oficial, escrutado más del 99% de las urnas.
El ex militar de 63 años, que venció este domingo al candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad (44,86%), asumirá el poder el próximo 1 de enero, dando inicio a una era política incierta, signada por sus promesas de limpiar el país de corrupción, de terminar con la influencia de la izquierda y de imponer un programa económico marcadamente liberal.
El electo buscó, en su primera reacción, enviar señales a los distintos sectores de la sociedad brasileña, tanto los preocupados por su emergencia como los que lo respaldaron. En ese sentido señaló, junto a su esposa, Michelle, y una encargada de llevar su mensaje a los hipoacúsicos, que su administración será “constitucional y democrática”.
Asimismo, le prometió a la comunidad de negocios que reducirá el tamaño del Gobierno Federal y que se comprometerá con la disciplina fiscal.
“Mi gobierno creará un ciclo virtuoso de menor déficit (fiscal), menor deuda pública y tasas de interés”, aseguró. “Buscaremos relaciones con los países más avanzados”, añadió.
El mandatario electo pidió "unión" y dijo que cumplirá “la misión de rescatar a nuestro país”, lejos del “extremismo de la izquierda”.
“Lo que más deseo, siguiendo las enseñanzas de Dios, junto a la Constitución y con buen asesoramiento técnico, exento de sesgos políticos, es empezar a hacer un gobierno que pueda realmente colocar a nuestro Brasil en un lugar destacado” en el mundo, aseveró. “Lo tenemos todo para ser una gran nación”, dijo en su mensaje televisado.
Bolsonaro aún se recupera del atentado con un cuchillo que sufrió antes de la primera vuelta y será operado por tercera vez, probablemente en enero, para revertir una colostomía y restablecer el funcionamiento normal de su intestino.
El anuncio del resultado provocó júbilo entre sus seguidores, que salieron masivamente a las calles de las principales ciudades brasileñas para festejar tanto la elección de su líder como la derrota de la izquierda.
En tanto, para amplios sectores que se volcaron por el hombre designado por Luiz Inácio Lula da Silva como su delfín, la democracia brasileña entra en zona de riesgo por el tono racista, misógino, homofóbico y celebratorio del gatillo fácil y de la tortura del ex capitán del Ejército.
Bolsonaro, apodado “Mito” por sus seguidores, votó a la mañana en una escuela de la Villa Militar del oeste de Río de Janeiro con un chaleco antibalas y junto a su tercera esposa, 25 años más joven.
Apareció fuertemente custodiado por policías estaduales y soldados, habida cuenta del atentado que sufrió antes de la primera vuelta, por parte de un hombre que lo apuñaló durante un acto en Minas Gerais.
Los ciudadanos que votaron en esa escuela fueron cacheados por personal de seguridad al ingresar.
“Lo que vi en las calles en los últimos meses fue nuestra victoria. Tenemos una fuerte tendencia al alza”, dijo Bolsonaro, candidato del Partido Social Liberal (PSL), en breves declaraciones a los periodistas. “Hay mucha militancia ciudadana, ciudadanos comunes yendo a las calles para defender a Brasil y la democracia”, agregó.
El ahora presidente electo aguardó los resultados en su residencia del elegante barrio carioca de Barra da Tijuca, donde fue informado minuto a minuto por su equipo sobre el desarrollo de la jornada.
En tanto, Haddad votó en una escuela del distrito de Indianápolis, barrio Moema, en la zona sur de San Pablo. Su llegada a ese centro coincidió con el inicio de un ruidoso cacerolazo que demostró la tendencia de los residentes de esa zona hacia el ex militar.
Alentado por las encuestas del fin de semana, que marcaron su acercamiento a Bolsonaro, Haddad dijo después de sufragar que confiaba en dar vuelta los pronósticos desfavorables.
“La nación está en riesgo, la democracia está en riesgo, las libertades individuales están en riesgo”, dijo.