En el marco de una economía que empieza lentamente a recuperarse, los empresarios empezaron a ponerle énfasis a un tema que les preocupa dentro de la estructura de los negocios. Hace tiempo trabajan en diferentes frentes con el Gobierno Nacional para lograr una baja en los impuestos y compensaciones que consideran trabas para la inversión y la creación de puestos de trabajo. Si bien hay lobby informal, también conviven propuestas más serias de algunas cámaras. Una de ellas es la que elevó la Cámara Argentina de Comercio (CAC) al Jefe de Gabinete, Marcos Peña, el hombre que entienden como la forma más ágil de posicionarse en el escritorio del presidente de la Nación.
Bajo la supervisión del presidente de la CAC, Jorge Di Fiori, un grupo de economistas de esa casa que aglutina a los empresarios del comercio elaboró un trabajo de 181 páginas que se titula “El Costo Argentino”. Sintéticamente, el informe selecciona algunos productos y muestra cómo impactan en el valor final de la cadena una serie de ítems como el costo laboral, los impuestos, la logística, los costos financieros y la productividad.
El PDF de la iniciativa, al que accedió Letra P, rescata a los Alimentos y Bebidas, seleccionando los productos Leche, Manzana y Vino. Farmacia con genéricos y medicamentos de venta libre; textiles con remeras de marca Premium; automotriz con coches de fabricación local y precio inferior al mínimo estipulado por ley. Además de electrodomésticos como lavarropas de carga frontal de gama media alta que se fabriquen en Argentina.
En el caso de los autos, apuntan que en impuestos la carga es alta, el costo logístico es medio, el laboral es alto, los costos financieros son bajos, y la productividad es alta.
En el caso de los lavarropas, los impuestos son medios, la logística alta, el costo laboral medio, los costos financieros altos y una productividad elevada.
La manzana, una de las industrias regionales que están en crisis, tiene la siguiente composición: carga media en impuestos, logística y costo laboral, bajos costos financieros y un esquema de alta productividad.
Hay otros dos muy simbólicos. El textil, que tiene impuestos y costos laborales altos, y cargas medias en productividad, costos financieros y logística. Mientras que en farmacia hay altos impuestos, cargas medias en infraestructura, y el resto normal. En lo textil, la CAC considera que los altos costos laborales atentan contra la competitividad y fomentan la informalidad en el empleo.
Naturalmente, detrás de estas posiciones hay intención de lograr algunas bajas en costos estratégicas: por un lado, impuestos como Ingresos Brutos, y luego generar el debate de una reforma laboral. Algo que el establishment está ávido de producir, incluso sabiendo que el modelo brasileño es inaplicable a nivel local.