- Es una decision personal de Ricardo, que tendrá sus razones seguramente, pero no involucra al radicalismo institucionalmente.
- Sin embargo, la declinación reavivó los interrogantes sobre el espacio que tiene el radicalismo dentro del Gabinete. ¿Cuál es su explicación?
- Yo siempre digo que los colaboradores del Ejecutivo, y especialmente desde nuestra Constitución y nuestra cultura política, los define el titular del Ejecutivo. Lo digo en general porque es lo que hago yo como intendente y lo que hacen los gobernadores y el presidente también. Por supuesto que en un gobierno de una fuerza de coalición como Cambiemos, está bueno que haya representación de todos los partidos, pero los equipos tienen que ser coherentes y coordinados y tiene que haber una decisión final que depende del Presidente. Hay muchos radicales en primeras, segundas y terceras líneas del Gobierno.
- ¿A quiénes se refiere?
- En algunos casos los ha propuesto el partido y en otros no. Algunos han sido elegidos porque formaban parte de los equipos técnicos de Cambiemos, o por vínculos de otro tipo, pero hay muchos radicales en el Gobierno. El radicalismo tiene un lugar propio también en sus responsabilidades de gobierno, con los gobernadores, los intendentes, en muchos legisladores que tenemos en ambas cámaras. Somos el bloque de senadores mas importante, lideramos los dos interbloques, es una responsablidad que asumimos y por supuesto que siempre se puede mejorar la relación entre los partidos de la coalición y ojalá que podamos hacer un aporte significativo, como lo venimos haciendo. Pero hoy no nos preocupa tener mas espacio dentro del Gabinete.
- Sin embargo, el ministerio que ocupaba un radical como Buryaile, ahora quedará en manos del titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere. ¿Cómo es vivido este cambio dentro de la UCR, que tuvo a un presidente como Raul Alfonsín que fue abucheado por esa misma sociedad?
- Yo escuché a algunos simpatizantes radicales decirnos que cómo puede ser que la sociedad rural que lo silbó a Alfonsín ahora ponga a un ministro. Y la respuesta es que es otro contexto historico, son otros los protagonistas. Han ocurrido en el país muchas cosas en estos años. Ocurrió la crisis del campo, ocurrió una revolución de los modos de producción en el campo y hay una agroindustria super vigorosa que tiene una gran capacidad de generar riqueza y de distribuirla, porque además el campo ha financiado durante todos estos años muchos programas que han permitido redistribuir. Y la verdad es que uno no puede mirar con prejuicio que venga la Sociedad Rural al Gobierno.
- ¿Cuál es su opinión sobre el perfil del nuevo ministro de Agroindustria?
- Etchevehere es un afiliado radical. No vino propuesto en este caso por el radicalismo, pero es un afiliado radical de muchos años, lo conozco desde su época de militante universitario, de mi misma facultad, y comparte los valores del radicalismo. Así es que hay cuestiones para conversar de la política agroindustrial, pero la orientación no va a cambiar porque cambie el ministro y, por el contrario, viene a hacer un aporte desde su experiencia en la actividad. Es más, la sociedad rural en muchas provincias, en la gran mayoria, es una entidad de pequeños y medianos productores, y no hay ningún motivo para tener prejuicios respecto a la orientacion de la política de agroindustria.
- En materia de políticas sociales usted se ha mostrado crítico con el Gobierno. ¿Cuales son las grandes deudas del Gobierno en esta materia? ¿Por qué critica a los movimientos sociales?
- El acierto mas claro que veo es el Plan Nacional de Hábitat, porque hay un gran esfuerzo de inversión en infraestructura social, que además esta bien hecho, porque tiene una mirada integral y una inversión extraordinaria. Cientos de barrios y villas de todo el país. Lo conozco por mi ciudad y por otras experiencias y está dando muy buenos resultados. Pero me parece que hay que conversar mucho el vínculo con los movimientos sociales, porque en el afán de contener la situación social y de interactuar con los movimientos, ha habido un vínculo con algunos que a nosotros nos parece que tienen que estar, pero no intermediando recursos del Estado, que tienen que ir directamente a los beneficiarios. Hay un debate abierto sobre el tema y yo creo que hay que mejorar las capacidades del propio estado para diseñar la política social, porque esta tercerización comenzó con el kirchnerismo, y antes incluso, de la política social a través de movimientos sociales. No nos parece el camino correcto en el largo plazo.
- Pero la sanción y aplicación de la ley de emergencia social fue a partir del reclamo de las organizaciones sociales, en un contexto donde la situación social sigue siendo crítica. ¿Cómo abordaría esa interlocución política sin la presencia de esos movimientos sociales?
- Me parece que en el largo plazo la solución es generar empleo genuino y la única manera para lograrlo es generando actividad económica que produzca un excedente y que eso permita dar más oportunidades y más distribución del ingreso. No hay otra manera de hacerlo, pero mientras tanto hay que aprovechar la experiencia en la militancia de los movimientos sociales, pero no reemplazando al Estado e intermediando. Nos parece que hay que ir al desarrollo de la capacidad estatal y aprovechar esa experiencia del tercer sector. Pero no nos parece que haya que sostener esta intermediación con los movimientos, porque transforma a los ciudadanos en clientes y son presos de organizaciones que terminan reproduciendo su propia "clientela".
- La oposición dice que el financiamiento del pacto fiscal, y del nuevo fondo del conurbano, será a costa del ANSeS y que reducirá los haberes para los jubilados. ¿Cuál es la posición del radicalismo?
- La reformas que se discutieron en estos días y que se están discutiendo en el parlamento las conversamos anticipadamente. Todos compartimos esta orientación general de ir bajando gradualmente el déficit fiscal sin afectar el gasto social. Nos parece que hay que ser muy cuidadosos con los fondos públicos para no caer ni en el endeudamiento ni en la inflación, porque eso lo terminan pagando los que menos tienen. La reforma laboral está orientada a generar nuevos empleos y a cuidar a las PyMes, porque son las que más sufren del abuso de la industria del juicio, con las indemnizaciones imposibles de pagar no son las grandes empresas, son las pymes que se funden y en muchos casos tienen que bajar la persiana y es lo que impide que haya mas trabajadores formales. Nuestro principal problema son los 4,5 millones de trabajadores en negro y las reformas están en la buena orientación. Es muy bueno que la CGT acompañe, más allá de que necesitamos mayorías parlamentarias que Cambiemos no tiene solo. Las reformas con más consenso duran más.
"No nos parece que haya que sostener esta intermediación con los movimientos, porque transforma a los ciudadanos en clientes y son presos de organizaciones que terminan reproduciendo su propia clientela."
- ¿Cómo será la nueva fórmula de movilidad jubilatoria?
- Como la cuenta de los jubilados es la cuenta mas grande del Estado hay que tener cuidado que se paguen incrementos que no sean sostenibles y ésa es la discusión. Estamos encontrando la fórmula adecuada para que los jubilados sean beneficiarios de acuerdo al crecimiento de la economía y creo que este último cambio es muy favorable. Habrá que seguir discutiendo en el parlamento.
- Frente a la reforma laboral, luego de las experiencias vividas en la época de la Alianza, ¿cuáles son los límites del radicalismo?
- Lo veremos caso por caso. De todas maneras, la orientación general la compartimos y es el temperamento con el que el radicalismo va a discutir a través de sus diputados y senadores cada uno de esos temas. El marco lo da el acuerdo del Presidente con los gobernadores, pero hay cosas que veremos en el debate parlamentario.
- Sin embargo hay grandes detalles, como en el plano previsional, respecto a la extensión de la edad jubilatoria. ¿Están de acuerdo con extenderla?
- En su momento conversamos que sean alternativas voluntarias de los propios beneficiarios. Hay que ver cómo se termina formulando también. Por supuesto que hay derechos adquiridos que no se pueden desconocer y, en todo caso, es el mal legado que tenemos de los gobiernos anteriores que llevaron a miles de jubilados a juicio.
- Para la UCR, ¿cuál es el nivel de endeudamiento que puede soportar la Argentina para los próximos años?
- En materia de endeudamiento tenemos un déficit primario de cuatro puntos y creemos que esa reducción debe ser gradual, para no afectar gastos sociales, y la única manera de hacerlo es tomar deuda, porque no queremos emitir para que la moneda se termine devaluando y tengan los asalariados deteriorado su ingreso por la inflaación. Ese gradualismo lo defendemos desde el primer día y tiene que ir achicando para que luego sea el crecimiento el que equilibre esto.
- Para el año postelectoral que viene se espera una merma en las obras públicas. Es una preocupación que ya mencionaron los gobernadores en la negociación con el Presidente. ¿La UCR acuerda con esta retracción?
- Vamos a discutir en el presupuesto la posibilidad de agrandar las partidas de infraestructura, sobre todo las que tienen que ver con lo social. La partida hábitat y vivienda tiene que ser más grande. Hay que buscar de dónde se puede rascar la olla para agregar una cantidad de recursos a ese programa que es virtuoso. El Presidente es un fanático de la obra pública, porque genera mejor calidad de vida y de los que menos tienen. Y además es un gran generador de mano de obra. Es mano de obra de sectores de baja calificación y parte de la recuperación de estos meses tiene un componente importante de inversión publica que hay que sostener y si fuera posible incrementar.
- Después de las elecciones se conoció un discurso de Elisa Carrió en el que planteó el compromiso del oficialismo para revisar las condenas en juicios por violaciones de delitos de lesa humanidad. ¿Coincide?
- Los radicales estamos orgullosos del juicio a las Juntas y de la valentía de un presidente como Alfonsín, al que la sociedad no le exigía que los enjuiciara, en un contexto donde el peronismo aceptaba como pauta programática que la ley de auto amnistía no se podía revisar. Se enjuició a las Juntas, pero también a las cúpulas guerrilleras, y eso nos hace sentir orgullosos. El contexto político permitió años después continuar con otros juicios y con la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final, que nosotros apoyamos. No hay motivos para revisar, salvo aquellos que hayan tenido una irregularidad manifiesta que la justifique, pero hay que ver caso por caso lo que hay que juzgar de aquí en adelante, porque hay procesos en marcha. Ese difícil recorrido que transitó la justicia desde Alfonsin no está bueno que se lo apropie nadie, porque el kirchnerismo llevó a esta faccionalización de los derechos humanos y eso no es bueno para nadie.
- ¿Hay sectores del PRO que buscan frenar los juicios?
- No es un tema que esté en agenda. Nunca lo discutimos porque simplemente no estuvo en la agenda.
"Uno no niega la posibilidad de sumar peronistas a Cambiemos, como el caso de San luis y Salta, pero hay que fortalecer Cambiemos y no malversar ese compromiso con la ciudadanía."
- Después de la Convención de Gualguaychú, de marzo de 2015, ¿qué balance hace la UCR sobre su alianza con el PRO?
- Fue el inicio de esta experiencia de cambio que vive el país. Esa convención permitió formar Cambiemos y fue el instrumento que los argentinos usaron para dejar atrás al kirchnerismo, porque con sus luces y sus sombras era un proceso que estaba agotado desde un punto de vista económico, social y político. Por lo tanto estamos muy orgullosos de esa decisión. Creo que lo que empezó en la Convención se completó en esta elección, en la cual Cambiemos se consolidó como fuerza nacional, en una elección donde ya no había un presidente que disputar, sino conformar Cambiemos en todos los distritos y eso fue un trabajo político exitoso. Además, ahora esta coalición puede llenarse de otros contenidos. Superado este período de gravedad económica, ahora se pueden pensar estas reformas que están en la agenda del Presidente.
- ¿Cómo afrontará el conflicto con la UCR Capital y la expulsión de Facundo Suárez Lastra del partido?
- Vamos a buscar una salida política, que encuentre una solución las diferentes posiciones que se han tenido y que nos llevaron a estas expulsiones en el partido. Hay posibilidades de encontrar una mesa común para definir el futuro. Han habido avances importantes en el interbloque. Hemos hablado con Martín Lousteau y Carla Carrizo para que eso habilite otro diálogo.
- Luego del mapa nacional que dejaron las últimas elecciones y los pactos acordados esta semana que pasó, quedan otros vínculos del oficialismo con el peronismo. ¿La UCR está dispuesta a la llegada de aliados peronistas a Cambiemos?
- Hay que ver caso a caso. Hay un peronismo más institucional, crítico al kirchnerismo, pero el objetivo estratégico es consolidar Cambiemos. Uno no niega la posibilidad de sumar peronistas a Cambiemos, como el caso de San luis y Salta, pero hay que fortalecer Cambiemos y no malversar ese compromiso con la ciudadanía de que no somos parte del pasado.
- En Santa fe pudieron superar la necesidad electoral de Miguel Del Sel con una escudería de candidatos orgánicos pero poco conocidos. Le quedan dos años como intendente de Santa Fe. ¿Aspira a disputar la gobernación en 2019 con una hegemonía radical de Cambiemos en su provincia?
- Me siento protagonista, junto con muchos radicales e integrantes del PRO y la Coalición Cívica, de este triunfo contundente que tuvo Cambiemos en Santa Fe. Sacamos 13 puntos de diferencia sobre el segundo, entraron cinco legisladores, tres del PJ y uno sólo del socialismo. Eso nos obliga a formular propuestas y pensar que Cambiemos tiene que llevar su opción en la provincia de Santa Fe, pero no lo tengo en agenda todavía porque es un momento para gobernar.