Jorge Triaca es una de las figuras del Gobierno más buscadas por estos días. El ministro de Trabajo actúa como articulador supremo de uno de los temas más espinosos del momento: la reforma laboral y el blanqueo de trabajadores, ambas cuestiones cerradas con los empresarios y sindicatos, entrando a una etapa de puesta en marcha. Para Cambiemos, ya se superó la etapa de introducción social del tema, para pasar a la fase de puesta en marcha. Esa idea es la que quedó flotando tras la breve exposición de Triaca en el almuerzo que organiza todos los miércoles en Rotary Club en el Sheraton Libertador.
“Hay muchas cosas que deben ser revisadas, pero la única forma en que algo sea duradero es si sale por consenso. Ya he hablado del tema con la CGT y la Unión Industrial”, explicó el funcionario, consultado por el avance de la reforma laboral. Dio además la idea de progresividad, alejada de un cambio “a la brasileña”. El Gobierno se imagina hoy una especie de Pacto de la Moncloa que permita apagar, con política artesanal, los focos de conflicto ante una cuestión delicada como la reforma y actualización de contratos de trabajo. Un punto que buena parte de los gremios observan como un proceso de flexibilización en ciernes. De hecho, Triaca usó una figura llamativa para describir los pasos que el oficialismo seguirá para conseguir una reforma laboral: “a veces –dijo-, el elefante se come de a bocados”.
Triaca junto al presidente del Rotary Club, en el almuerzo en el Hotel Sheraton.
En la misma línea, se garantizó un tiro por elevación a aquellos sindicalistas que aún no se alinearon al Gobierno. Y abrió una grieta entre los que, según su parecer, comprenden la situación laboral actual y aquellos que aún siguen “atados al pasado”. “Yo dialogo con todos y observo que hay distintas miradas. Unos miran el futuro de la Argentina, entienden que hay que adecuar sistemas productivos. Hay un sindicalismo muy aggiornado y otros que siguen mirando el espejo retrovisor. No voy a hacer nombres, pero hay excepciones que están teñidas de una mirada política partidaria”. Y ejemplificó legalmente: “Hay convenios que son de la década del ´70, miran procesos de producción que ya no existen más”.
El Gobierno está convencido de que el rumbo de la reforma es el correcto, pero los nombres que Triaca no menciona van desde el titular de La Bancaria, Sergio Palazzo, hasta los Moyano, que en las últimas horas se ausentaron de la reunión plenaria de la CGT en un gesto que en Casa Rosada se observa con preocupación. Hoy, esos dos sectores, uno dentro y otro fuera de CGT, son los más combativos y aquellos que aún tienen capacidad de fuego.
La pelea se dará, además, en un contexto en el que el Gobierno -por la directiva especial del propio Mauricio Macri- tiene estudiados todos los focos laborales. Uno de ellos lo expresó Triaca, y es el de lo que el oficialismo considera “la mafia de los juicios laborales”. El ministro dio algunos datos que muestran que irá a fondo en una cuestión que es basal en la concepción de la CGT. Por caso, que en 2016 se hacían casi 4 demandas diarias por accidente, y que eso generó honorarios por U$S600 millones para los abogados. “No hay más impunidad para nadie en la Argentina”, concluyó sobre los juicios.