Una historia de desigualdad, un futuro de UNA Y UNO

Se dice que en la historia de los días hay horas que suenan a epopeyas. Siento que ésta es una de esas horas.

En este sentido, me veo reconocida en la mirada de muchas compañeras que están en lugares de representación pública, con responsabilidades en el poder, con las que hemos transitado, caminado y luchado juntas en este camino para lograr la igualdad. La lucha por la igualdad no empezó con esta ley. Esta es una escena de una película que empezó hace muchos años, allá por 1791, cuando una mujer, Olympe de Gouges, parafraseó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789 y redactó La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana convirtiéndose en uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación a los varones.

 

Luego vinieron muchísimas escenas de esta película en diferentes partes del mundo, donde mujeres (y muchos hombres también) dieron la lucha para acceder a derechos en pos de la igualdad.

 

En el año del Bicentenario de la Independencia lograremos la paridad de género en las listas electorales y en los partidos políticos.  Esto es solo una escena más de esta película. Que el Estado reconozca la paridad en las listas es un primer paso para alcanzar una igualdad de género real en el ámbito laboral, donde pese a diferentes tratados internacionales y leyes, aún sigue siendo difícil para una mujer ganar lo mismo que un hombre por una misma tarea. Este mercado del trabajo el mejor ejemplo que la igualdad escrita en un tratado o una ley no es una realidad. Aún falta. Es por esto que el Estado debe dar garantía de una paridad real para que los sectores de la sociedad en desventaja sean protegidos o amparados de alguna forma para garantizar la igualdad en otros ámbitos. Esta discriminación positiva está expresamente señalada por nuestra Constitución Nacional.

 

Hoy nos encontramos debatiendo la paridad en el poder legislativo, pero el poder no está centralizado exclusivamente en este ámbito.  El poder circula por otros lugares. Y también aspiramos a ocupar esos espacios de poder donde se deciden las grandes cosas de un país.

 

Me llena de orgullo y alegría tener, por primera vez en la provincia de Buenos Aires, una gobernadora mujer. Me llena de orgullo que la Gobernadora Vidal nos haya acompañado en este camino y que haya impulsado esto que hoy estamos discutiendo. La lucha continúa. Por eso quiero hacer un reconocimiento especial, absolutamente, a todas las mujeres que pensamos y emprendimos esta lucha hace mucho para poder hoy estar discutiendo estas cosas  a aquellos hombres que han tenido la grandeza de reconocer una historia de desigualdad y entender un futuro de UNA Y UNO. También quiero decirles y anticiparles que, esto no va a quedar acá, la lucha continúa.

 

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