Cruje Cambiemos

Furia de la UCR por el rol de Massa en las decisiones del Gobierno

Llaman “Puerta de Hierro” a su casa en Tigre, donde el macrismo acude a cerrar acuerdos clave, como la coparticipación y el pago a buitres. Apuntan a Monzó por el lugar que le dan al líder del FR.

El rol del jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, en decisiones cruciales del Gobierno nacional hizo estallar la bronca en la UCR. La gota que rebasó el vaso se produjo este miércoles, cuando el diputado nacional Raúl Pérez (FR) se negó a firmar el dictamen para avalar, en la comisión bicameral que analiza los DNU, el decreto que modifica el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias y permitió, así, que el dictamen con más votos sea el del Frente para la Victoria (FPV), además de impedir un despacho de mayoría del oficialismo.

 

Esta nueva jugada para marcar la cancha que ensayó el ex jefe de Gabinete enrojeció de furia a los socios de PRO en Cambiemos, que empiezan a mirar de reojo al principal impulsor de la alianza estratégica con el massismo, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.

 

Este miércoles se reunió la bicameral de Trámite Legislativo para discutir el DNU 394/16, con el que el Gobierno de Mauricio Macri modificó el mínimo imponible a partir del cual se empieza a tributar el Impuesto a las Ganancias. Ese cuerpo tiene un escenario tácito de paridad: ocho miembros del FPV y seis de Cambiemos con dos aliados, el senador puntano Adolfo Rodríguez Saá y Pérez. Pero, al llegar al momento de la firma, el kirchnerismo consiguió rubricar su despacho de rechazo al DNU con sus ocho nombres y el dictamen oficialista se quedó sólo con siete. Pérez se abstuvo y reclamó la discusión del tema mediante una ley (ver nota aparte “Massa no avala el DNU…”).

 

No es la primera vez que la firma de Pérez en la bicameral la trae un dolor de cabeza al Gobierno. La anterior fue durante la discusión del decreto 73/16, con el que Macri derogaba la devolución inmediata y plena del 15% de coparticipación que la Anses retiene a las provincias. Esa vez, el massismo consiguió una doble postergación del debate hasta que el Presidente firmó un decreto simple convocando a los gobernadores a abrir una mesa de diálogo y conseguir un nuevo pacto fiscal entre la Nación y las provincias. Recién allí, luego de que Monzó negociara mano a mano con Massa la letra fina de ese decreto, el FR puso su firma al dictamen del oficialismo.

 

En esa oportunidad, Monzó y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se trasladaron hasta la casa de Massa en Tigre para negociar su apoyo en la bicameral y definir la redacción del decreto. Lo mismo hicieron ambos funcionarios, dos de los que se sientan en la mesa política más chica del Poder Ejecutivo, este lunes: fueron hasta el country de Rincón de Millberg para consensuar con el anfitrión cambios en el proyecto con las ofertas y el pago a los fondos buitre, los holdouts y los me too. Esos viajes sirvieron para que en algunos despachos radicales en el Congreso bautizaran la casa del ex intendente de Tigre como “la nueva Puerta de Hierro”, en referencia a la casa del exilio de Juan Perón en Madrid, durante la proscripción del peronismo.

 

Según fuentes parlamentarias, el massismo le había reclamado al oficialismo pasar para la próxima semana el debate. Así ganaba una semana para instalarse mediáticamente con uno de los caballitos de batalla discursivos de Massa: el Impuesto a las Ganancias. Por eso, justo antes de ir a la reunión de la bicameral en la que el oficialismo ya tenía claro que no iba a conseguir el dictamen de mayoría, se barajó postergar el debate. Hubo una reunión de los seis miembros de Cambiemos en ese cuerpo y se decidió ir. El objetivo: exponer al FR como el que se negó a subir el mínimo no imponible y dejar pegado al FpV.

 

“Sergio quería que volvieran a Tigre y ya nos cansamos de eso”, expresó a Letra P un diputado radical. “Hasta ahora, no le viene saliendo mal que el Gobierno vaya a cada rato a su casa como si fuera Puerta de Hierro”, continuó off the record el legislador, con una frase que más que apuntarle al líder de los renovadores es un palo hacia adentro. Puntualmente, a Monzó.

 

“¿Para qué íbamos a postergar la bicameral? ¿O acaso la semana que viene el FR sí nos iba a acompañar?”, se preguntó uno de los miembros de la bicameral de DNU, quien admitió que, más allá de no haber conseguido el despacho de mayoría, el decreto está vigente y así estará hasta que se discuta en las dos cámaras del Congreso y ambas lo rechacen. “Para voltearlo tienen que incorporarlo al temario y eso lo definimos nosotros”, agregó. Descuentan que nadie se animará a convocar una sesión especial para derogarlo. “Si llegan a llamar a una sesión para volver a poner el mínimo no imponible en 15 mil pesos, me quedo de afuera viendo cómo lo hacen”, respondió la fuente con una cuota de humor.

 

Puertas adentro del Congreso, además, trascendió que hubo una fuerte interna en el massismo acerca de qué hacer con el voto de Pérez en la bicameral. Según un vocero massista, la principal espada política, Graciela Camaño, y la principal voz en materia económica del bloque, Marco Lavagna, creen que no haber avalado el DNU del mínimo no imponible fue un error.

 

VOCES. “Es unánime la expresión política y ciudadana que el decreto del oficialismo fue escaso e injusto. Sobre todo a partir de la posición del Presidente en la apertura de sesiones el primero de marzo”, dijo Pérez tras su abstención en la bicameral. Y siguió: “Queremos tratar la ley a partir de la semana que viene, hay proyectos con estado parlamentario de todos los bloques”.

 

“Es inexplicable que no se trate la nueva ley -agregó-. No lo hicieron los que gobernaron hasta el 10 de diciembre con mayoría y no lo hacen los que gobiernan ahora. Proponemos que se trate una nueva ley con escalas y mínimos adecuados. El oficializado por el gobierno retrasa este compromiso y el FPV se justifica con el pasado que tampoco hizo nada. No se trata de quién tiene más razón, sino de la necesidad de tener una nueva ley que es la solución”.

 

El problema con el tratamiento de una ley que modifique las escalas, como pidió Macri en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, chocaría con un pesado rechazo: el de los gobernadores. El impuesto a las Ganancias es uno de los gravámenes coparticipables, por lo que cualquier caída en su recaudación impactaría directamente en la canilla que manda fondos a las arcas provinciales. Por eso también será importante el acuerdo al que llegue el Gobierno con los gobernadores en la ronda de reuniones que se iniciará este jueves. Recién allí se sabrá si el debate por modificar las escalas se incorpora a la agenda a resolver entre la Nación y las provincias, cuyo eje central corre por el reparto de coparticipación y la devolución del 15% de recursos que les retiene la Anses.

 

Las Más Leídas

También te puede interesar