Los argentinos conmemoran este jueves los 40 años del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976 bajo un gobierno que ha prometido respaldar la continuidad de los juicios por los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la dictadura iniciada aquel día, pero que, además de consentir la presencia en esta fecha del presidente de Estados Unidos, país que alentó y financió las tiranías latinoamericanas de los setentas y entrenó a sus torturadores, tiene a la cabeza de las políticas de justicia y derechos humanos a un jurista que proviene de un think tank de abogados fundado por un jerarca del Proceso de Reorganización Nacional para, precisamente, darle sostén argumental a la represión ilegal. No solo eso: cuando la dictadura agonizaba, esa organización la corrió por derecha y más tarde escribió un documento para desacreditar el informe de la Conadep.
El funcionario es Germán Garavano, el ministro de Justicia y Derechos Humanos que designó el presidente Mauricio Macri el 10 de diciembre pasado. La entidad de la que llegó a ser director académico (entre 1998 y 2000) es el Foro de Estudios para la Administración de Justicia (Fores), creada, entre otros, por el funcionario de la dictadura Jaime Smart. Y el plan que lanzó como eje de su gestión es el que escribió para esa organización –mantuvo incluso el nombre original del programa: Justicia 2020.
En una columna publicada por el diario Página 12 en su edición del 15 de marzo de 2009, cuando Garavano era procurador general de la Ciudad de Buenos Aires, el periodista Horacio Verbitsky hizo un pormenorizado retrato de Fores y del ahora ministro del gobierno PRO. A continuación, los pasajes centrales de ese artículo:
“Fores es una institución de lobby creada en octubre de 1976, según sus propias declaraciones para enfrentar la ‘campaña antiargentina’, en sintonía con ‘el espíritu que guía al Proceso de Reorganización Nacional’.”
“Uno de sus fundadores fue Jaime Lamont Smart, quien como ministro bonaerense de gobierno patrocinó las Conferencias sobre la Reforma Judicial que organizó Fores en 1977 y 1978, presididas por los generales Albano Harguindeguy, Manuel Ibérico Saint Jean y Oscar Alfredo Saint Jean y auspiciadas por Acindar y la embajada de los Estados Unidos.”
“’Se ha ganado una guerra y se está alcanzando la paz, a la que contribuimos’, sostuvo el presidente de Fores en las de 1978 (…). Explicó así la participación de Fores en la formulación del plan político de la Junta Militar: ‘Los hombres de derecho debemos hacer un imprescindible aporte a los hombres de armas’.”
“En 1979 Fores informó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que en la Argentina la justicia era ‘independiente como nunca antes’. En marzo de 2007, en cambio, sostuvo que el Poder Ejecutivo amenazaba y presionaba a los jueces y ponía en peligro la independencia judicial.”
“En 1983 el presidente de Fores Horacio M. Lynch, publicó en la revista del Colegio de Abogados un elogio de la justicia sudafricana del apartheid y de ‘la férrea posición anticomunista de su gobierno, jaqueado por vecinos entregados a la órbita soviética’.”
“A la derecha de la propia dictadura, en 1983 Fores cuestionó el Documento Final firmado por la última Junta Militar, porque no analizó ‘las razones de la renuncia a las vías legales para reprimir’.”
“Con toda coherencia reclamó la estabilidad de los jueces designados por las Fuerzas Armadas y llegó a sostener que ‘jamás los jueces actuaron con tanta libertad como durante el Proceso de Reorganización Nacional’.”
“En 1985, Fores publicó un libro reivindicativo de la represión ilegal titulado Definitivamente nunca más, la otra cara de la Conadep, en el que afirmó que ‘los maestros que envenenan la mente’ son los responsables cuando un grupo armado ‘arranca a un muchacho de su casa y lo acribilla a balazos’.”
“El informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas le pareció ideológico, incompleto y deficitario, porque no explica el fenómeno de la violencia subversiva y presenta a las víctimas como “personas inocentes”.
“El ex director académico de Fores e investigador senior de la Asociación Civil Unidos por la Justicia, Germán Garavano, es el Fiscal General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, propuesto por el bloque macrista.”
“Garavano ni siquiera se privó de participar en un seminario sobre ‘Áreas urbanas fuera de control: la experiencia de Río de Janeiro’ junto a Julio Alberto Cirino, el ex agente del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército que durante la dictadura fue enlace con la embajada de los Estados Unidos, reconvertido luego en conferencista sobre seguridad y terrorismo, hasta su detención en noviembre pasado para responder por los crímenes de lesa humanidad que para el Colegio de Abogados de la Calle Montevideo (nota del redactor: esta institución fue clave para nutrir de cuadros técnicos a Fores) constituyen ‘un concepto impreciso’.”
LA MONA Y LA SEDA. Garavano, que, además de ministro, es docente de la Universidad Austral (la casa de estudios superiores de la organización ultra radical católica Opus Dei), mostró la hilacha el 26 de enero pasado, cuando, en una entrevista en su programa de Radio Continental, María O’Donnell lo apuró para que opinara sobre lo que había dicho horas antes el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, quien, en el marco de una apasionada reivindicación de la teoría de los dos demonios, había negado la cifra de desaparecidos de la dictadura. “No hubo 30 mil”, había afirmado el ex vocero de Fernando De la Rúa.
“La verdad, desconozco el número”, se excusó Garavano ante la consulta de la periodista, y abundó: “Hay un montón de versiones y posibilidades en torno a eso”.
La fuerte controversia que estalló con las declaraciones de Lopérfido y la nafta que les echó encima Garavano empezó a colmar el vaso, según habrán evaluado los estrategas de la Casa Rosada. Por eso, dos días después, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, recibía en su despacho a referentes de los organismos de derechos humanos, con la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, como figura central. Garavano, que participó del encuentro, siguió sin ayudar: a la salida de la audiencia, volvió a salir por Continental para desmentir que el diálogo hubiese sido “áspero”, pero admitió que hubo “contrapuntos” y tensó más la cuerda.
El ministro aseguró, en esta nueva entrevista, que “el Gobierno está comprometido” con las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia, pero advirtió: “Eso no quiere decir que haya una injerencia y hasta cierta promiscuidad (con los organismos de derechos humanos) en lo que tiene que ver con la gestión administrativa de esa política por parte de los órganos del Estado". Y agregó que, a su juicio, durante los gobiernos kirchneristas "parecía que eran las ONG y los organismos los que llevaban adelante acciones que deberían ser más propias del Estado y un trabajo compartido”.
A partir de allí, el Gobierno extremó las prevenciones y fue más enfático en un discurso menos conflictivo. El mismo 28 de enero, por la tarde, salió a remar contra la correntada uno de los segundos de Garavano, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj: le dio, por primera vez desde la llegada de Macri al poder, la categoría de “política de Estado” al juzgamiento de los genocidas. Treinta y seis días después, el mismísimo Mauricio Macri recibía, en Olivos, al grupo encabezado por Carlotto.
No obstante, en las últimas horas, estas organizaciones decidieron no sumarse a ninguna actividad conmemorativa del golpe de la que participase Barack Obama, como la visita al Parque de la Memoria prevista para la mañana de este jueves, que es, en definitiva, la única que contará con la presencia del mandatario argentino.
Acaso sospechen que, como dice el refrán, la mona es mona aunque la vistan de seda.