Al cierre de la actividad judicial de este lunes, el Grupo Indalo ya acumulaba tres denuncias a partir de la revelación del diario La Nación en la que se detalla una deuda de 8.000 millones de pesos con el fisco por impuestos impagos de la petrolera Oil. Este mismo lunes, Fabián De Souza, el socio histórico de Cristóbal López en ese holding, tuvo una reunión de tres horas con los abogados del conglomerado empresario en las oficinas de la Avenida Córdoba al 700.
López y De Souza son conscientes del vendaval que les toca afrontar. La separación que ambos concretarán en los próximos días (depende de que el primero le transfiera al segundo parte del negocio del juego) no tiene vinculación con la deuda impositiva. Es una pelea de posicionamiento político: ambos detestan al presidente Mauricio Macri y a su amigo Nicolás Caputo –que hace de nexo con el grupo– pero la diferencia es que De Souza no quiere cortar su relación con el kirchnerismo mientras que Cristóbal solo piensa cómo perder menos dinero con la más política de sus inversiones, o sea, los medios.
Cristóbal nunca quiso entrar en los medios. Cuando le preguntan, dice que lo hizo “solo por protección”. Eligió a Francisco “Paco” Mármol como director de sus empresas informativas porque se llevaba bien con el ahora diputado Julio De Vido, pero demás por su estrecha amistad con macristas como el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que, contrario a lo que se dice, tiene una excelente relación con López. Y mejora cada vez que resuelven el canon que los casinos deben abonar en la Ciudad.
Desde diciembre, la división de medios del grupo no encuentra norte producto de la diferencia de criterios entre De Souza y Cristóbal. El primero fue responsable de restablecer a periodista Roberto Navarro en C5N, intentó contratar al relator Víctor Hugo Morales, le otorgó a la camporista Desiré Cano el control de CN23 (que será un canal del conurbano) y a Patricio Malagrino (apuntado por el macrismo) lo envió al diario gratuito El Argentino, que también tiene su futuro en el GBA. Ninguno de esos movimientos agradó a Mármol.
Semanas atrás, el directivo tuvo una reunión con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien no solo no le dio precisiones sobre cómo será la política de la pauta oficial sino que también le dijo que no espere grandes beneficios.
La preocupación en Indalo es económica y judicial. El grupo intenta congraciarse a como dé lugar con jueces, fiscales e incluso en la Corte Suprema de Justicia. Sus medios emiten noticias favorables sobre sus integrantes y hasta llegaron a pedirle a la vocera del tribunal, María Bourdín, que recomiende un periodista para manejar la cobertura judicial de todo el grupo, casi un interventor. Desde la Corte dijeron que preferían no tener nada que ver.