El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, ya bajó los brazos y sabe que, por más que lo intente, no logrará ordenar a Gabriela Michetti y la senadora va a pelear por ser su sucesora.
Como adelantó Letra P, el líder del PRO veía al jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, como su real heredero y, junto a su mesa chica, decidió que lo apoyaría en su carrera electoral y que le bajaría el pulgar a su ex vicejefa.
Ese gesto no alcanzó para que Michetti se corra del escenario electoral y distintos actores del partido que gobierna la Ciudad desde 2007 comenzaron a ningunearla y a sabotear su candidatura. Precisamente, fue el propio Macri quien se adelantó a esa jugada y manifestó que el jefe de Gabinete es el que más conoce el distrito.
Rápidamente, el secretario de Gobierno porteño, Marcos Peña, respaldó a Rodríguez Larreta y admitió que lo votaría en la interna PRO. Fue una clara señal a Michetti que salió desde el riñón del jefe de Gobierno con el único objetivo de boicotear su intención de ser la titular del Ejecutivo.
Decidida a quedarse con el sillón de Bolívar 1, la senadora mantuvo a flote su candidatura y trató de ampliar su respaldo hacia dentro del PRO. Mientras continuaban las indirectas de un lado hacia otro, Macri desistió y fue por los otros dos precandidatos.
Cansado de menoscabar la candidatura de Michetti y no lograr que se baje, Macri y su círculo íntimo decidieron bajar los brazos y apuntar a lograr una primaria entre los dos candidatos más fuertes.
En ese esquema, el senador Diego Santilli y el vicepresidente 1° de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, corren con desventaja. Tanto Michetti como Rodríguez Larreta están varios puntos por encima de los otros dos aspirantes a suceder al líder del PRO.
Además, si se presentasen le sacarían puntos valiosos al jefe de Gabinete y a la senadora nacional. Por esa razón, y para evitar una interna furiosa, desde el Ejecutivo porteño presionan fuertemente para que el dirigente de Mataderos y ex ministro de Ambiente y Espacio Público declinen sus candidaturas.
Este panorama evidencia la línea de pensamiento del macrismo que apuntaba a evitar las internas porque “dañarían” la imagen del jefe de Gobierno y su aspiración presidencial. Como no pudieron controlar a Michetti, se aceptó que haya internas pero se quiere recortar la cantidad de anotados.
En el Gobierno porteño creen que Santilli y Ritondo desistirán y se bajarán de las PASO del 26 de abril. De suceder esto, en el larretismo creen que el senador apoyará a Rodríguez Larreta y los michettistas confían en que Ritondo se acercará a la ex vicejefa de Gobierno.